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El viaje en auto se hizo silencioso después de la mención de Alice, a Lisa no le agradaba mientras que a mi aún me resonaban en la mente las palabras que me había gritado en su último encuentro, solo espero que las cosas no salgan tan mal luego de darle la noticia de mi relación con la pelinegra, y que mi padre haga al menos el mínimo esfuerzo por entenderlo y aceptarlo. Llegamos a nuestro destino y si no fuera por un tenue destello de luz que se divisaba desde el segundo piso habría pensado que estaba vacía, nos bajamos y ella se me quedó mirando pidiéndome indicaciones.

–Será mejor que esperes aquí hasta que te avise de que puedes entrar, mi familia es un poco difícil y más ahora que se trata de ti, no quiero que por no manejar bien las cosas todo se arruine, de verdad quiero que nos apoyen porque aún después de lo que pasó son lo que me gueda-me acerqué a ella coon una pequeña sonrisa, me agarró de la cintura y sujeté sus brazos.

–No hay ningún problema, tómate todo el tiempo que necesites, todo saldrá bien y si no haremos que lo hagan, ¿te parece si luego preparamos una noche de películas con los niños? podemos mudas colchonetas a la sala de video, preparar algunos bocadillos y dormir ahí todos juntos-propuso acercando su rostro al mío.

–Me parece perfecto y a los pequeños les va a encantar-terminé de juntar nuestros labios en un corto beso antes de alejarme por completo de ella, reí por su cara y toqué la puerta, fueron una, dos, tres, cuatro y cinco veces pero nadie atendía, me volteé mirando a mi contraria encogiéndose de hombros, me agaché y saqué una llave de repuesto de una de las macetas de la entrada, me abrí paso dentro de la casa sin cerrar la puerta completamente–¡Papá ¿donde estás?¿Alice?¿Alguien me escucha?!-revisé la cocina, el cuarto de lavado, el comedor y nada, todo se encontraba vacío, como si no lo hubieran usado en días, subí las escaleras, pasé por el cuarto de mi hermana primero encontrándolo desordenado, ella nunca lo dejaría así–¡Papá, Alice ¿podría alguno contestarme?-llegué al mío encontrándolo igual que la última vez que lo vi, una capa de polvo cubría todas las cosas, no lo habían tocado desde hace meses, realmente me habían sacado de sus vidas, tal vez por eso ni siquiera quieren contestar. Me dispuse a bajar cuando escuché voces provenir desde el cuarto de mi padre y vi la luz colarse por debajo de la rendija de la puerta, la toqué pero igual nadie atendió–Voy a entrar-informé en voz baja y tomé aire mas cuando mis ojos vieron lo que había dentro olvidé completamente como respirar, mi papá colgaba del ventilador de techo, todo se congeló a mi alrededor, una presión casi insoportable se instaló en mi pecho y ahí fue cuando escuché su voz salir de las vocinas del televisor, en el video que se estaba reproduciendo pude reconocer su rostro, no era alguien fácil de olvidar pero no creí volver a verlo tan pronto y mucho menos en esta situación.

–¿Cómo te sientes Park al saber que tu familia se fue a la mierda por tu maldita adicción a las apuestas?-rió estruendosamente–Primero mi querida Clare, cuando al fin se decidió por dejarte y hacer oficial nuestra relación tuvo ese maldito accidente del que estoy seguro fuiste partícipe, y todo ¿por qué?, porque ella estaba enamorada de mi e íbamos a tener la familia que nunca le pudiste dar, con tu hija y la nuestra, que por cierto nunca te voy a perdonar que la hayas apostado con Manoban, mi hija es una princesa, una princesa de la mafia y debe ser tratada como tal, no como un simple objeto. Por eso-se acercó a dos chicas que estaban a sus espaldas y les sacó la capucha que cubría sus rostros mostrando a Joy y a Alice–cargarás en tu conciencia con la muerte de estas chicas, empezaré por la menor, es increíble como nadie se dió cuenta de que es tu hija, no puedo creer que hayas engañado a una mujer como Clare tan pura y especial-apuntó en arma a la cabeza de Joy y sin pensarlo dos veces disparó–ahora pondré punto final a tu decendencia, no creo que tus asquerosos genes deban difundirse en este mundo-caminó hasta la mayor y presionó la pistola contra su cien haciéndola cerrar los ojos por el miedo–Despídete de tu niña, pues será la última vez que la verás-con una sonrisa arrogante jaló el gatillo poniéndole fin a lo que alguna vez fue mi familia.

El estallido ensordeció mis oidos repitiéndose una y otra vez, caí de rodillas al suelo sujetando mi pecho, pues este dolía como nunca, incluso más que cuando perdí a mamá, esta vez la había perdido de nuevo, mis recuerdos, mi familia, incluyendo mi identidad porque mi padre ni siquiera es mi padre y el que me trajo al mundo es el que nos había intentado matar hacía solo unos días, Richard Kim. Unos brazos me sujetaron por la espalda permitiéndome llorar aún más fuerte, reconocí su olor y agradecía que estuviera a mi lado,  que me sostuviera cuando estoy cayendo.

Salgamos de aquí, no te hará ningún bien seguir viendo todo esto-no hace falta que lo vea para recordarlo, tengo cada una de las imágenes tatuadas a fuego en mi mente, el miedo en los ojos de mi hermana y mi mejor amiga justo antes de morir, su llanto resuena en mi cabeza atormentándome, quiero gritar pero mi voz se queda atascada en mi garganta, perdí la fuerza de las piernas llegando al auto, Lisa me ayudó a subirme y entró del otro lado. Las lágrimas salieron como cascadas oprimiendo mi pecho aún más, toda mi vida fue una mentira y ahora ni siquiera esa mentira tengo.

Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora