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La oscuridad invadía la habitación al mismo tiempo que las horas del día iban caducando. El cosquilleo en mis extremidades se acrecentaba indicándome que el efecto del tranquilizante estaba pasando de a poco; me giré en la cama hasta quedar en el borde, me senté e intenté hacer pequeños movimientos antes de ponerme de pie por miedo a caerme. Me sujeté de la mesita y luego de la pared llegando a la puerta, caminé por el pasillo hasta llegar a la escalera y me senté en el suelo bajando escalón por escalón. Solté un suspiro cuando estuve en la primera planta y continué gateando cuando estuve segura de que no había nadie que en impidiera salir; logré salir al jardín y empezé a correr en dirección al muro a todo lo que mis piernas me permitieron.

Me caí un par de veces, mas con la misma energía me levanté y seguí corriendo, no quiero estar en esta casa ni un minuto más. No sé cómo está Lisa, no sé cómo están los niños, ni mis amigos, no sé si el maldito de Kim les hizo daño; algunas lágrimas nublaron mi visión pero me obligué a contenerlas, no es momento de llorar, primero tengo que salir de aquí. Golpeé y acaricié el muro intentando encontrar un lugar por donde escapar, es demaciado grande para trepar y no tengo el tiempo para cavar. Lo recorrí con rapidez hasta la parte delantera donde me escondí detrás de un árbol cuidando de que no me vieran los guardias; hay cuatro de ellos, dos dentro y dos fuera, sin contar el que se encarga de gestionar las puertas. Tengo que pensar rápido, tengo los minutos contados hasta que se den cuenta de que no estoy y comiencen a buscarme.

Miré a mi alrededor, necesito un plan, uno que los distraiga lo suficientemente como para que los cinco salgan de mi camino; no tengo ningún tipo de arma, incluso las tijeras se las llevaron cuando me cedaron; no encuentro piedras, ni palos, nada, ahora mismo estoy odiando al jardinero que mantiene esto tan limpio. Bufé cerrando los ojos durante unos segundos, no puedo salir gritando, su atención se centraría en mi, tampoco puedo hacer saltar las alarmas de la casa porque no tengo ni idea de donde están, ¡todo es un maldito desastre!

Antes de que pudiera siquiera reaccionar dos personas me tomaron de los brazos jalándome hacia atrás. Grité, forcejeé y pataleé tan fuerte como la adrenalina me lo permitió; no podía haber llegado tan lejos por nada ¿cómo se habían dado cuenta?¿cómo me habían encontrado?

Mis preguntas fueron respondidas cuando pude divisar una parpadeante luz roja de entre los árboles. ¡MIERDA, LAS CÁMARAS DE SEGURIDAD! Me golpeé mentalmente, cómo había sido tan estúpida, las vi desde el primer momento en que desperté y ahora me comportaba como una inútil. Esta vez al llegar a la habitación cerraron la puerta con llave dejándome como prisionera de esta, como si ya no me sintiera lo suficientemente encerrada en esta enorme casa. Me tiré en la cama intentando pensar, no me rendiría tan fácil, encontraré la forma de salir de aquí así tenga que saltar por la ventana. Unos golpes en la puerta llamaron mi atención poniéndome en alerta.

–¿Rosé, hija?-la voz de ese señor se escuchó amortiguada por la gran puerta de roble–Sé qué estás despierta, mira, mi intención no es mantenerte encerrada en tu habitación porque esta es tu casa. Quiero que la conozcas y te sientas parte de ella porque sé que extrañas a Clare tanto como yo y aquí hay algo suyo en cada rincón-la sola mención de mi madre hizo a mi pecho estrujarse y que las lágrimas comenzaran a mojar mis mejillas, él no tiene ningún derecho a hablar de ella con su sucia boca–Ella la decoró para los cuatro, ansiaba con todo su corazón que fuéramos una familia e hizo todo lo posible para lograrlo, pero esa escoria de Park lo arruinó todo y me quitó a los dos amores de mi vida-cada frase rompía un poco más mi corazón, no puedo aceptar que mi madre se haya enamorado de un hombre como este, no puedo permitir que su imagen se manche junto a la de este señor.

–Nada de lo que estás diciendo es cierto, mi mamá nunca se enamoraría de un criminal, y dudo mucho que yo sea tu hija-«aunque ser hija de Yang tampoco me hace muy feliz»–No te creo cuando dices que ella te amaba, no te creo cuando dices que quieres que sienta esta casa como mía, no creo que quieras lo mejor para mí porque lo mejor para mí es Lisa y me has separado de ella, ¡no creo en ninguna de tus malditas palabras!-golpeé la puerta lo más fuerte que pude, no quiero seguir escuchándolo, no quiero seguir escuchando sus mentiras.

No sé cuántas horas pasaron, quizás ya es de madrugada y aún no puedo dormir. Sí vueltas por la habitación, me senté en el suelo, tomé un baño larguísimos y después me acosté intentando descansar; necesitaré toda mi energía para mañana, intentaré escapar otra vez. Un gran jaleo en el exterior de la mansión me puso los pelos de punto.

–¡Kim, devuélveme a Rosé de una puta vez!-¿Lisa? Me puse de pie rápidamente acercándome a la ventana, y ahí estaba ella, tan hermosa como siempre, lucía enojada, su seño se mantenía fruncido mientras las palabras brotaban como cascadas de veneno de su boca–¡Devuélveme a mi mujer en este instante o soy capaz de prenderle fuego a esta casa!¡Soy capaz de cualquier maldita cosa por ella!-sonreí de lado cuando nuestras miradas se cruzaron y me sonrió también. Junto a ella se encuentran Namjeon y Jungkook evitando que los guardias se acercaran mi novia. Más de diez hombres los rodearon apuntándole a con sus armas y absolutamente todos mis músculos se tensaron por el terror, podían matarlos en cualquier momento, Kim los odia.

–¡Lisa vete!¡Vete!-sus ojos inundados en lágrimas me obligaron a apretar mis puños sobre el marco de la ventana–¡Lili no quiero que te hagan daño!¡Por favor mi amor, vete!-supliqué con el alma en un hilo y mi corazón terminó de hacerse pedazos cuando sus ojos dejaron los míos y la perdí de vista.

Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora