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Un año había pasado desde que estaban los tres junto y realmente fue el mejor año de sus vidas, las celebraciones familiares por fin fueron algo más que dos personas, Chaerin se quedaba con ellos en las cenas y preparaba los regalos de los menores, no necesitaban a nadie más, les bastaba con ser solo ellos, una familia pequeña y para nada convencional.

–Nini, gatito apúrense que el doctor nos espera-exclamó subiendo a los niños al auto.

–Pero no estamos enfermos ¿por qué tenemos que ir?-reclamó el rubio cruzándose de brazos una vez que se había colocado el cinturón de seguridad–no me gusta ir al hospital, hay muchas personas llorando-se encogió en su asiento y ambas chicas besaron sus mejillas comprendiendo su aflixión.

–Es solo para análisis de rutina, para saber si todo se encuentra bien en sus cuerpecitos-apretó su nariz y subio al lado del conductor emprendiendo su camino, el chequeo terminó y el buen cuidado de Lisa hacia ellos salió a la luz, se encontraban en perfecto estado de salud, los dejó en el auto pero antes de marcharse se dió cuenta de que había olvidado su teléfono en la consulta. Ya iba de regreso al estacionamiento cuando un llanto desesperando llamó su atención, un bebé de a penas unos días de nacido era el causante del escándalo, gritos desgarradores salían de su garganta encogiéndole el corazón a la pelinegra–¿Qué le ocurre?-le preguntó a la enfermera que la estaba cuidando, esta suspiró antes de contestar su pregunta.

–Nació hace dos días, fue prematura y sus padres al enterarse de las pocas posibilidades que tiene de sobrevivir simplemente la abandonaron, intentamos darle la mayor atención posible pero no tiene dinero y lo más probable es que cancelen el tratamiento dejándola morir-contó con pezades y un nudo en la garganta, era realmente injusto, Lisa la observó a través del cristal y un sentimiento de familiaridad la invadió.

–Yo me haré cargo de los gastos, hagan todo lo que esté a su alcanze para salvarla-pidió ganándose la atención de la muchacha. Llamó a sus padres de camino al auto y prácticamente les exigió adoptar a la bebé, poco después la pequeña pelinegra logró superar la muerte asombrando a todos con su fortaleza.

–¿Cómo les gustaría que se llamase?-le preguntó a sus hermanos mostrándole a la niña que ya llevaba el apellido Manoban, pero aún le faltaba un nombre.

–Irene, Irene Manoban-aseguró Jennie y Felix asintió, ya llevaban un tiempo trabajando juntos en esa elección.

–Es perfecto.

(...)

–Lisa, ya es hora de que tú.y tus hermanos comienzen a familiarizarse con el negocio-habló Marcos sentado tras su escritorio.

–No lo voy a permitir padre, deja a los niños fuera de esto, yo haré todo lo que quieras y cuando mandes tomaré las riendas de nuestro legado-aseguró apretando sus puños en su regazo.

–Lo aceptaré, pero recuerda que si nos ocurriera algo tú quedas a cargo de todo-advirtió y la menor asintió.

(...)

–¿Lista para el cuento princesa?-inquirió acariciando el rostro de la pequeña.

–¡Siempre!-levantó los brazos emocionada, las historia son su debilidad al igual que la comida.

–Bien-se recostó refugiándola en sus brazos–La bestia al ver a la princesa sintió algo raro en su interior, sintió miedo por primera vez pero sus ganas de protegerla fueron aún mayor. La dejó quedarse en el castillo mas la ignoraba por completo por su propio bien, se sentía vulnerable cuando la muchacha estaba presente y era algo que no le gusta sentir. Los días fueron pasando y la doncella se afianzaba aún más al corazón de la bestia sin siquiera darse cuenta, un pequeño y cálido sentimiento estaba creciendo entre ellas siendo opacado por la arrogancia y frialdad de la princesa-observó a su hermanita quedarse dormida, sonrió besando su frente pero fue rápidamente borrada al escuchar ruidos provenientes de la planta baja, cargó a Irene despertándola y la dejó al cuidado de Jennie encerrándolas en su habitación y dejándoles muy claro que no le abrieran a nadie excepto a ella. Corrió con el único objetivo de encontran a Felix, sus hermanos son su prioridad en cualquier circunstancia, bajó la velocidad de sus pasos al escuchar voces provenir de la habitación del menor «El jefe Kim tenía razón y lo dejó muy claro» abrió lentamente sin bajar su arma viendo al rubio temblar sobre su cama mientras el hombre le apuntaba con una pistola «hay que eliminar a las escorias y a sus engendros tambien» quitó el seguro dispuesto a disparar pero la mayor fue más rápido–Estoy de acuerdo con eso-ganó su atención y ¡Pum! una bala entre ceja y ceja haciéndolo caer sin vida en el suelo. Cogió a Felix «que aún seguía en shock» en sus brazos y lo llevó con Jennie también, tres disparos más resonaron en toda la casa haciéndolos temblar, repiró profundo bajando las escaleras encontrándose a mitad de camino con uno de los matones queriendo escapar, no dudó ni un segundo y le disparó a muerte, siguió su camino al despacho encontrándose con tres cuerpos tendidos en el suelo, un tercer matón y los de sus padres.

(...)

–Estamos listos para dar inicio a la lectura del testamento-informó el notario a los cuatro presentes en la sala–Nosotros Marcos y Chittipp Manoban en pleno uso de todas nuestras facultades mentales dejamos a nuestra hija Lalisa a cargo del negocio familiar y con la custodia total de sus hermanos, los menores Jennie, Felix e Irene Manoban. El resto de nuestros bienes y propiedades serán repartidos de forma equitativa entre nuestros cuatro hijos según vayan cumpliendo la mayoría de edad. Lisa, firma la autorización para la cremación, ellos ya tienen instrucciones de lo que deben hacer; y múdate con los niños a la dirección que te entregará el notario, ahí estarán seguros-concluyó entregándole un papel con la dirección y otro con la autorización que debía firmar, luego de terminar todo el papeleo se dirigieron a su nuevo hogar.

«Los mantendré a salvo así tenga que alejarlos de mi también, este será un nuevo comienzo, serán felices, lo prometo».

Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora