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Me removía en la cama con una sonrisa al sentir el cálido cuerpo junto a mi, Lisa tiró de mi cintura hasta pegarme completamente a ella girándose y dejándome sobre si. Enterré la cabeza en su cuello besando y lamiendo la línea del pulso, que ahora se encuentra acelerado; reí para mis adentros, amo la forma en que reacciona a mis caricias. Ubiqué las piernas al lado de sus caderas y me erguí observando como el rubor le cubría el rostro. Me incliné acunado sus mejillas y uniendo nuestros labios en un beso que rápidamente se tornó más intenso; sus manos traviesas se colaron debajo de la blusa de mi pillama acariciándome la espalda hasta llegar a la altura de los pechos y dedicarle toda su atención.

Jadeé contra su boca comenzando a mover las caderas en pequeños círculos, su tacto quemaba mi piel, la ropa estorba mucho más de lo que me permitiría admitir, nunca había experimentado este deseo por nadie,  ni siquiera por Sehun en todos los años que estuvimos juntos. Necesito más de ella, necesito sentir como nuestras pieles desnudas se funden en una sola. Un gemido ahogado escapó de su boca cuando me deslicé por su mandíbula hasta llegar al valle entre sus pechos; le quité el pulover acariciándola por encima del sujetador, mordí mi labio inferior cuando sentí una punzada en mi parte baja clamando por su atención.

En un movimiento desesperado quité su brasier llevando mi boca hasta sus botones envolviéndolos con mi lengua. Sus manos apretaron mi trasero acelerando los movimientos de mi cadera creando más fricción entre ambas; nuestras respiraciones agitadas y jadeos inundaron la habitación, el calor se extendió en todo mi ser, ansío sentirla con urgencia, sentirla dentro de mi, que me lleve al éxtasis con un simple roce, con un beso, hacerla temblar bajo mi cuerpo, pedir por más, hacerla estremecer hasta que su cuerpo caiga rendido sin fuerzas.

–¡Demonios!-maldijo cuando el timbre de su celular empezó a sonar–Solo ignóralo-se incorporó desaciéndose de mis prendas superiores llevando sus manos y labios a mis senos; tiré la cabeza hacia atrás respirando con pesadez al mismo tiempo que empujaba su rostro más cerca–¡Mierda!¡Comenzaré a odiarlos a todos!-gruñó exasperada y me levanté de sus piernas buscando nuestra ropa en el suelo, le extendí su prenda y yo me coloqué la mía.

–Voy a preparar el desayuno-susurré dejando un beso en su mejilla. Mentiría si dijera que no me molestó la interrupción, estoy malditamente caliente y mojada, siempre pasa algo y no podemos ir más allá, no podemos llegar a donde queremos. Me dirigí a la cocina rebuscado algo que pudiera cocinar, pero solo encontré leche, media caja de cereales, que aún se ven en buen estado, y algunas frutas. Los preparé lo mejor que puede y lo dejé todo sobre la encimera esperando a mi chica.

–Ni estando a kilómetros de distancia nos dejan tranquilas-Lisa me abrazó por la espalda descansando su mentón sobre mi hombro; asentí de acuerdo volteándome para encararlo, suspiré uniendo nuestros labios por unos escasos segundos–Buenos días mi amor-sonrió haciéndome sonreír «Buenos días cariño» contesté rodeando su cuello con mis brazos; «¿Qué fue lo que te dijeron, Lis?»–Nada importante, solo tengo que salir un par de horas dentro de un rato, hay algunas cosas que tengo que resolver con urgencia-contó cerrando los ojos por un momento, luce abatida y eso no me agrada para nada.

–No es nada peligroso ¿verdad?-inquirí clavando mis ojos en los suyos buscando la respuesta en ellos, mas apartó la mirada preocupándome aún más–¿Lisa?-advertí apretando la mandíbula–Prométeme que no harás algo que ponga en peligro tu seguridad-pedí con la voz en un hilo, no soportaría perderla, no para siempre esta vez; no sabría que hacer yo sola con los niños, ni siquiera estoy segura de que podría seguir en pie si la pierdo–¡Promételo!-exigí apretando su ropa entre mis manos, pude sentir las lágrimas al borde de mis ojos y un creciente nudo en mi garganta.

–Lo prometo, no te dejaré sola otra vez; pero también te prometo que pronto podremos regresar a nuestra vida normal, regresaremos a casa y seremos una familia otra vez-alegó rodeándome con sus brazos y yo la sujeté contra mi con miedo a dejarla ir–Comamos ese desayuno que muero de hambre-habló riendo apartándose de mi no sin antes besar mi frente, tomó asiento en una de las banquetas e hice lo mismo a su lado. Comimos en silencio, pero no uno incómodo, ni siquiera podía concentrarme en lo que ocurría a mi alrededor, la preocupación de que algo le ocurriera carcomía mi interior.

Han pasado unas cuantas horas desde que ella desapareció diciendo que volvería, un beso con sabor a despedida y sus oscuros orbes mirándome fueron lo último que me había mostrado, unos brillantes luceros cargados de miedo y culpa que ahora oprimen mi corazón. Mis manos temblaban de nerviosismo, la ansiedad se apoderó de mí desde hace ya un buen tiempo, no hago más que pasearme de un lado a otro mirando por la ventana a cada segundo con la esperanza de que aparezcan sana y salva. Chillé de frustración dejándome caer sobre el sofá del portal, no lo aguanto más, no lo aguanto; y como si el destino escuchara mis plegarias su auto se estacionó en la entrada, corrí a su encuentro nada más puso sus pies en el suelo.

–¡Por Dios Lisa, casi muero de la preocupación!-me abrazé a ella sin intención de soltarla, no puedo seguir viviendo está vida, ya no más, no puedo seguir con el miedo de que no regrese a casa, de que un día abra la puerta y alguien me diga que mi Lili no volvería, que no volvería a tocarla, a besarla, que nunca volvería a escuchar su voz llamarme con amor, que a partir de ese momento sería yo sola contra el mundo.

–Todo está listo, en un par de días regresaremos a casa, estaremos juntas sin ningún impedimento desde ahora y para siempre.

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Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora