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No lo pude evitar y caí al suelo con la espalda contra la pared, está bien, está viva, mi Lili está viva y yo podría estar poniéndola en peligro. Esa noche lloré hasta secarme, lloré con tanta intensidad que sentí como mi corazón se agrietaba hasta desaparecer como algo efímero, como un alma perdida en el inmenso éter. En algún momento caminé hasta la cama acurrucándome bajo las mantas, solo quiero morir, morir y dejarles vivir o despertar y librarme de esta herrenda pesadilla.

El olor al café recién hecho y las tortitas de plátano hizo a mi estómago rugir despertándome en el proceso. Enterré el rostro en la almohada permitiéndole a mis lágrimas salir con libertad empapando la tela. Tenía la esperanza de que todo hubiera sido un sueño, que ese olor proveniera de la cocina de Chaerin, que tuviera que despertarme temprano para dar mi paseo matutino, ver a Lisa llegar de su carrera y que me saludara con un beso y un buenos días acompañado de esa sonrisa altanera que tanto amo, levantar a los niños para que no lleguen tarde a la escuela y despedirme de ellos prometiéndoles ir por un helado cuando regresen; todo eso se ha ido, me fue arrebatado de la peor forma.

–Rosé, hija-el llamado del otro lado de la madera hizo a mis entrañas revolverse, apreté la sábana entre mis manos para no gritarle y reclamarle por mis desgracias otra vez–el desayuno está listo, te espero en el comedor en veinte minutos-ordenó pero su metal de voz se quedó bajo, suave y aterciopelado, podría engañar a cualquier con su actuación del padre perfecto, pero a mí no, lo conozco, al menos lo que necesito conocer, que es un maldito mafioso, que asesinó a los padres de la mujer que amo, a la que por muchos años fue mi familia, un secuestrador que me separó de mi actual familia teniéndome en esta casa contra mi voluntad alegando que es por mi bien.

Sus pasos alejándose me hicieron bufar, no importa cuánto intente que  yo lo acepte o acepte lo que me cuenta, nunca lo haré. Me levanté dirigiéndome al baño, tomé una larga ducha y salí envuelta en la toalla; registré el clóset encontrando varias cosas de niña y bebé, que creo recordar, no estoy muy segura, y otras cosas de mi talla y mi estilo. Me vestí con unos jeans azules y una blusa negra de hilo con los hombros descubiertos; encontré unas pantuflas rosadas de conejito como las que tenía cuando era pequeña y no me pude resistir. Luego de acomodar mi cabello bajé hasta el comedor donde Kim ya me estaba esperando sentado en la cabecera de la mesa, yo cogí mi desayuno del lugar a su lado y lo dejé en el otro extremo sentándome y comenzando a desayunar sin cruzar siquiera una palabra con él.

Lo escuché bufar arrastrando la silla, el sonido de una gaveta profanó el profundo silencio que reina en la mansión, si me dijeran que las personas que trabajan en esta casa son fantasmas, lo creería sin dudar. Una cajita de madera apareció frente a mí cuando aparté los platos ya vacíos; seguí la mano que la sostenía hasta encontrarme con eso ojos cafés oscuros que tanto odio, pero que son tan parecidos a los míos que duele, duele porque sé que es real, que su ADN corre por mis venas y aunque me lo quiera negar millones de veces eso no va a cambiar.

La dejó frente a mi permitiéndome apreciarla, C y C, pasé mis dedos sobre la inscripción en oro acariciando las letras, mamá siempre le colocaba eso a todos sus regalos para mi, siempre con ese molde antiguo y en dorado, «como las princesas» decía «para tu princesa» le contestaba yo con una sonrisa que siempre me devolvía.

–¿Qué es esto?-inquirí quitándole el seguro a la caja temerosa de lo que puede contener.

–Clare y yo lo hicimos para ti poco después de que nos enteráramos de que estaba embarazada, queríamos atesorar cada momento importante de tu vida y aunque ella no lo pudo hacer yo quise continuarlo-sonrió apretando mi hombro antes de alejarse–A mi me gusta Roseanne, pero tu madre siempre prefirió Chaeyoung, decía que era porque mostraba las raíces de la familia-contó respecto a las letras y volvió a su lugar sin pronunciar otra palabra. La abrí con cuidado quedándome sorprendida, lo primero que hay es un ultrasonido con una fecha de hace 26 años por detrás, luego muchos otros acompañados de sus fechas y fotos de mamá embarazada, en la mayoría está acompañada de Richard, lucían felices, ella lucía feliz. Más adelante fotos mías de bebé, en el parque, en una habitación que no reconocía pero que en aquel entonces me parecía bastante familiar. Las lágrimas volvieron a bajar por mis mejillas, he perdido la cuenta de cuantas veces he llorado en estos últimos dos días, mas sigue doliendo como si fuera la primera. Cumpleaños y momentos, que parentemente fueron felices, que no recuerdo; me detuve en la última foto, fue poco antes del accidente de mamá, estamos los tres, yo en medio siendo abrazada como un sándwich por ambos y ellos besándose sobre mi cabeza, una enorme sonrisa se muestra en sus rostros y lo que parece ser una risa en el mío, no la había visto así en mi vida, se veía radiante, más hermosa que un ángel–Sé que no me crees, pero esas imágenes muestran que es real lo que te digo, Clare me amaba, y yo la sigo amando, tú eres lo más valioso que queda de nuestro amor.

–Si soy tan valiosa para ti como dices ¿Por qué me haces daño?¿Por qué me separas de las personas que amo y que me aman?¡Dime! Porque más parece que me odiaras-escupí con resentimiento, nada de lo que me diga, ni nada de lo que me muestre me va a hacer aceptar que mi madre lo amó, quizás él le mostró algo que no era o le escondió en lo que trabaja, porque Clare Hyung nunca podría amar a alguien como Richard Kim.

Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora