El legado de Cain (Parte II)

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Eric respiró, contó hasta 5 y luego de ordenarle a Jesse que se vistiera salió detrás de Jed. Necesitaba hablar con el rubio, de todas las maneras en las que podía terminar más de 30 años de amistad, esa, con mucho, era la peor. Eric necesitaba explicarse, disculparse al menos.

Entendía que Jed no quisiera volver a hablarle, había abierto una herida demasiado reciente para el hombre, dios, la había cagado tan malditamente tanto. Pero era Jesse, cuando se trataba de Jesse todo parecía caer en un maldito segundo plano en su cabeza, incluso ahora, después de todo lo que había pasado entre ellos. No era como que Eric esperara que todo se resolviera y jugaran a la casita por el resto de sus vidas, tampoco era que no lo esperara, lo hacía, pero había demasiadas cosas que resolver por el camino antes de que tuvieran sus felices para siempre.

Cuando llegó al cuarto que los últimos meses había compartido con Jed lo encontró armando su bolso, supo que lo oyó llegar por la manera en la que se tensó pero ni siquiera se molestó en mirarlo. Abrió otro de los cajones y se apresuró a cargar su contenido en su bolsa de mano.

-Jed...

-Callate Eric. Ni siquiera me hables.

-Jed por favor, a donde irás? al menos dime eso.

Jed se detuvo en su trabajo y se giró a verlo con su rostro contraído entre el dolor y la pura indignación.-Perdiste el jodido derecho de preguntar desde el momento en que decidiste meterme los cuernos! Salte de mi camino.-Jed avanzó en dirección a la puerta e intentó chocarlo por el camino. Eric lo detuvo por el brazo.

-Jed, no seas impulsivo. Espera.

-Hiciste suficiente, Eric. más que suficiente. Suéltame de una maldita vez o voy a darte un puñetazo en la cara.

Ambos sabían que en una pelea cuerpo a cuerpo Jed saldría perdiendo, incluso si Eric solo intentara evitar que lo golpee, pero Jed era lo suficientemente estupido para intentarlo. Eric lo soltó agarrando su propio cabello y tirando de él.

-No lo entiendes.Es Jesse.

Jed no lo entendió.

-Él está malditamente muerto y a partir de hoy yo también lo estoy para ti. -le dijo haciendo su recorrido hasta las escaleras de la planta baja. Los gritos claramente habían alterado a los niños que empezaron a llorar anunciándose en el monitor de la mesita de noche. Eric se debatió entre seguir persiguiendo a Jed para explicarse o ir a calmarlos. La nana no llegaba sino hasta las nueve, vamos, a Eric no le gustaba dejar a desconocidos durmiendo bajo su techo, ni siquiera el personal se quedaba en su casa por la noche, por lo que Jed y él se habían turnado durante la crianza de los niños. Jed claramente no iba a ir ahora a calmarlos. Eric tenía que hacerse cargo.

-Supongo que ese fue el strike 2, no?

Eric alzó la vista a Jesse, se había cambiado colocado la misma ropa que le había visto anoche, ahora con más claridad vio que se trataba de una sudadera y chanclas grises. Eric no pudo evitar preguntarse si no llevaba algún micrófono oculto con él y si todo esto solo era otros de sus engaños?. Eric había descubierto por las malas, que en realidad sí podía vivir sin Jesse. Eric no quería, la parte más romántica y soñadora de Eric, esa que creaba toda una película de la nada quería creer en él, pero ya lo había hecho una vez ¿de acuerdo? Tenía sus razones para desconfiar.

Un segundo grito del monitor de bebés lo obligó a moverse, de acuerdo. Ya solucionaría el asunto con Jesse y Jed. Que maldito desastre.

En el cuarto de los niños Taurus y Caleum, estaban imposibles de calmar, era como si supieran que algo iba mal, Hydra había comenzado a llorar como un gesto de compañerismo con sus hermanos. Eric alzó a la niña en sus brazos susurrandole palabras tranquilizadoras mientras con su otra mano intentaba calmar a los varones. Eric tomó el chupete de Taurus y se lo puso en la boca para callarlo. intentó hacer lo mismo con el otro niño, pero este lo rechazó decidido a hacer un espectaculo de su gran capacidad pulmonar.