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hola mis amores, ¿como están? siento haber estado tan perdida, pero estuve muy ocupada y probablemente siga muy ocupada hasta fin de año, so... no puedo prometer actualizaciones periodicas, pero en cuanto encuentre tiempo claro que me esforzaré por actualizar.

Salir a cazar con su esposo, no era algo que Eric hubiera creído posible. Ellos se habían cazado uno al otro con demasiada frecuencia, tenían cicatrices como prueba de ello, pero siempre habían estado en lados opuestos. Era extraño ver a Jesse y no ver al buen poli, Eric aún conservaba la esperanza de que seguía ahí.

Tenía que seguir ahí. Su Ángel no podía estar del todo corrompido.

Quizás tuvo que caer para caminar en tu infierno.

Quizás, era egoísta que Eric se sintiera emocionado por eso. Había soñado una vida al lado de Jesse, aún era difícil convencerse a sí mismo de que había esperanzas de que Jesse, Ángel caído o no, está vez quisiera estar a su lado. Ellos podían ser felices juntos, solo tenían que eliminar la molesta mancha coreana de sus vidas.

Eric observó a la calle esperando como un gato agazapado. Había una ligera punzada de duda en el fondo de su estómago. Jesse había vuelto a entrar en el territorio de sus enemigos, este era el momento de la verdad. La prueba de fuego. Jesse podía venderlo ahora mismo y por muy duro que fuera, Eric no estaría del todo sorprendido si decidía traicionarlo. Eric tenía un par de sus hombres apostados alrededor, hombres que Jesse no conocía su ubicación, porque sí, Eric aún no confiaba en su Esposo para exponerse a una posible trampa de forma tan descuidada.

Los minutos pasaron y Eric comenzaba a impacientarse viendo la calle.

-Por favor, Jess, por favor.-Rezó para nadie en particular. Jesse tenía que volver, solo tenía que esperar un poco más. Eric no podía dejarse engañar otra vez por él ¿O podía?si lo hacía iba a transformarse en una verdadera vergüenza para todo su linaje familiar. Vamos, no quería llegar a la humillante situación de tener que enviar a otro hombre a matar a su esposo. Eric era consciente de su incapacidad para hacerlo por sí mismo. Quizás contratara a uno de los chicos de Hale, sería discreto y rápido, Oliver lo disfrutaría demasiado si se lo encargaba y Fiodor no era una opción, la mera idea de que pusiera sus manos sobre su esposo le revolvía el estómago. La idea de que cualquier hombre pusiera sus manos sobre Jesse lo hacía.

-Por favor mi angel, no me hagas esto, por favor.-Eric rogó en un murmullo bajo temiendo lo peor. Se conocía a si mismo lo suficiente como para ser consciente de que ningún hombre le parecería el correcto para enviar a quitarle la vida a su esposo. no lo había sido antes, y con el tiempo tampoco había cambiado, tendría que ser él, no quería ser él. No recordaba una espera más larga en su vida, por un culpable momento Eric deseó que Jesse hubiera muerto de verdad, sí, había sido duro, pero en ese momento en el que comenzaba a sentirse seguro de que lo había vuelto a traicionar era como si todas sus heridas volvieran a sangrar.

Jesse había vuelto para joderlo una vez más en el momento en el que su vida había comenzado a enderezarse. definitivamente había fantasmas que era mejor no desenterrar.

Eric aspiró una bocanada profunda de aire obligándola a moverse en sus pulmones. Sentía frío, algo de odio y dolor, el dolor de la maldita traición, una y otra vez ¿cuantas veces más iba a tener que vivir aquello?

no más... rugió esa parte de él, la que era dominada por la ira, la bestia que quería romper, matar, causar dolor. Matar al infame Jesse Roger. Matar, morder, dañar, a veces Eric se sentía como si tuviera un animal primitivo en su interior. Eric apretó los dientes conteniendo las serias ganas que tenía de prender fuego toda la jodida ciudad, esta vez con su traidor esposo adentro.

El legado de Cain (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora