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Oh no otra vez ese cuarto. Eric miró a los lados reconociendo hasta la ultima veta de madera en el piso manchado de sangre. El había estado allí demasiadas veces los últimos meses. Alzó la vista y entonces lo vio.

Jesse. Su bonito poli tonto, con su estúpido uniforme de policía. Eric dio un paso en su dirección ansioso por alcanzarlo. Por advertirle, pero entonces Jesse se giró y su pecho brilló con 3 puntos rojos.

No. No. No. Bajó la vista hasta su mano pesada y vio la Glock de su abuelo. El familiar peso caliente luego de la detonación. Eric la dejó caer.

-Tu no eres real. Yo no estaba allí. Estas muerto Jesse, pero yo no te maté-Le dijo dando un paso atrás. Asustado. Sus manos temblando. la sensación resultaba casi desconocida, pero si los signos de su cuerpo era un indicio claro. Él estaba malditamente aterrado en ese momento.

Jesse se levantó y sonrió.

-Claro que no Eric. Soy una manifestación de tus conflictos emocionales porque es menos dañino para el ego que procesar el objeto en el consiente. Por eso estoy aquí. ¿Dime cuando supo Jesse de Freud?

-esto es un sueño.-se dio cuenta.

Claro los fantasmas solo existen en sueños. En pesadillas. ¿Cómo peleas con los fantasmas de tus pesadillas?

-tu sueñas todas las noches conmigo.

-cállate

-¿cómo puedes soportar mirarte a la cara después de lo que me hiciste?

-yo no te maté, jesse. Tú nos arrastraste a esto. No fue mi culpa.

-¿eso es lo que te dices? ¿Realmente te convences de eso? ¡te mientes Eric! ¿Cómo puedes? ¡¿cómo puedes seguir allí cuando yo no?!

-¡Basta!

-yo no quería morir ¡Yo tenía miedo! Estaba aterrado-Jesse empezó a tararear de pronto twinkle twinkle little star. La canción que le había confesado en algún momento lo ayudaba a combatir sus pesadillas de niño. Ahora se había convertido en un activo de las pesadillas de Eric.

-no, cállate, tu no existes. Tu eres yo. Eres mi ira, y mi miedo. Tu no eres él ¡basta! Jesse nunca...

Eric se detuvo, ya no estaba seguro de que era o no era capaz de hacerle Jesse.

Jesse lo había destrozado.

-Eres un cobarde Eric, tu me hiciste esto.-las heridas de Jesse volvieron a sangrar y su pecho se llenó de manchas rojas, todo el suelo bajo sus pies se transformó en sangre oscura y espesa.

Su propia sangre mezclándose con la de su esposo muerto.

Eric bajó la vista hasta la herida a su costado izquierdo, otra vez sangraba.

-¡tu lo hiciste!-el grito del jesse onírico lo obligó a levantar la vista y de un segundo a otro pasó de estar a metros a otra vez estar sobre él apuñalándolo. Él recuerdo del dolor sordo a su costado hizo que despertara sin una sola gota de aire en sus pulmones.

-¡no!-Eric se levantó de un salto. La cama empapada de sudor. El reloj que monitorear sus pulsaciones por encima de 180.

Maldita, sea.

Eric se llevó las manos al cabello y lo masajeó. Se estaba volviendo loco.

Malditamente loco.

Se puso de pie y anduvo hasta el solitario escritorio del desértico cuarto que había alquilado en Sicilia. El olor al Mediterráneo entrando por sus fosas nasales. Tomó la botella a medio vaciar y le dio un trago antes de apoyar sus manos en la madera para mantenerse de pie

-yo no te maté Jess, tu lo hiciste.-Susurró al cuarto vacío.-tu me traicionaste. Tú no confiaste en mi.

Bajó la vista a su abdomen al dolor fantasma que lo perseguía desde el final de la pesadilla.

Delineó la cicatriz a su costado. El Jesse real claramente jamás le hablaría del psiquismo como lo hizo el reflejo onírico de su inconsciente pero sin duda sabía cómo apuñalar a un hombre.

Él nos traicionó. Se lo merecía, se dijo acariciando los bordes sobre elevados de la cicatriz.

《Él lo merecía, pero no nos importaba, nunca hubiéramos dejado que se lo lleven, nos lo quitaron》 susurró la voz de su conciencia.

Últimamente sonaba más templada que nunca, más humana, menos irritada. Más al mando. Oh cielos. Ese era el maldito problema. Él había dejado de pelear con ella en algún momento. Él la había necesitado para seguir en los días posteriores a...

Eric tragó saliva. Se enderezó y tras pasarse un abrigo por los hombros salió a las viejas callejuelas italianas de camino a una de las capillas más significativas de la zona.

***

-Jess...-Estoy seguro de que cualquiera de las camisas que acabas de ponerte impresionará a mamá-Dijo Eric con una sonrisa amable viendo a su esposo hurgar en el pequeño armario del cuarto.

-¡Porque son todas iguales, Eric!

Y todas lo eran. Todas del mismo lino blanco como el resto de todas las prendas en el retiro con algún que otro bordado en hilos de perla blanco, nada que destacara, todo allí era tan relajante. Soporífero, aunque parecía tener el efecto contrario en su pequeño poli inquieto. De hecho, desde que su cabeza no dolía tanto, Jess se veía alterado, como si en ve de encontrarse en un paraíso tropical se encontrara encerrado en una ruinosa celda. Jesse estaba ansioso y explosivo y algo caprichoso, Eric podía entenderlo, el chico había pasado por mucho, estaba aislado, pero su comportamiento mezquino no estaba ayudando a sobrellevar la situación.

-Porque son todas iguales.-Concedió Eric, se acercó por la espalda de su esposo y lo abrazó. tomó la barbilla de Jesse con su mano izquierda y lo obligó a apuntar hacia el frente al espejo.-Te veras impresionante con cualquier cosa que lleves puesta, mi angel.-Besó su mejilla.-Eres la criatura más impresionante que conocí en mi vida, mamá no tardará en notarlo. Lo prometo. Saldremos, nos divertiremos, la pasarás bien Jesse.

Jesse soltó un bufido pero se inclinó en el toque de su esposo.-Odio el blanco, odio este sitio.

-El blanco es una cosa hermosa, Jess, siempre tienes la posibilidad de transformarlo en otra cosa, igual que este sitio Jess, podría ser nuestro hogar...

-¡¿Qué?! Tu no estás hablando en serio o si? ¡Yo no quiero quedarme aquí Eric!

-De acuerdo, pero solo un tiempo más, se paciente mi ángel, volveremos a casa, pero no hoy. ¿sí?-Jesse hizo un mohín con los labios que Eric besó.

-Promete que me llevarás a casa.-Le pidió Jesse con esa mirada de cordero que a Eric lo destrozaba.

-Te llevaré a donde sea que tu quieras, mi estrella, ¿confías en mi?

Jesse bajó la vista antes de asentir. Jesse no confiaba. Eric suspiró, odiaba ver a Jesse triste y odiaba más que le mintiera tan descaradamente.

-Lo solucionaré, Jess, te lo prometo.

Jesse miró de nuevo al suelo antes de volver a alzar la vista.-¿Qué es lo que tienes que solucionar Eric? Dime la verdad ¿de que estamos huyendo?

Eric lo observó, dudando. Claramente Jesse no era un chico estúpido. Ambos lo sabían, ambos llevaban tiempo sabiéndolo. Eric mordió su lengua antes de continuar, entonces lo dijo:

-De mi familia, Jess. Hay personas peligrosas en mi familia. Tú lo sabes. yo sé que tú lo sabes.

chan chan chan, un cap corto, pero hace rato no me paso por aquí, esta historia se está poniendo un poco creep jajaja

El legado de Cain (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora