El legado de Cain (Parte II)

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Presente (continuación de cap 8, por si quieren releer la última parte ) 

Paolo soltó una carcajada antes de indicarle la puerta lateral de la iglesia con un gesto de invitación. Eric lo dudó un momento. 

—Llegaste solo a mis tierras ruso, si te quisiera muerto ya lo estarías.

—Matarme no tiene sentido para ti—Dijo Eric con confianza aceptando la invitación del otro hombre. 

 Caminaron hasta un patio donde había varios niños jugando y unos cuantos hombres, armados, suponía Eric. Claramente estaban en un orfanato católico. Nadie desconfiaba de un orfanato y menos de un padre, Eric le daba puntos por eso.—al menos 3 personas me vieron en el aeropuerto al bajar. Ha Neul ya debe estar al corriente. Tu aceptarás hacer tratos conmigo si sabes lo que te conviene.

—¿me estás amenazando, cucciolo? —Paolo mantenía la sonrisa en un gesto tenso. 

—no. Estoy informandote  que sé que ella está en tu tierra, y que vendré a buscarla. Puedes ponerte en mi camino y entonces tendré que ir contra ti o puedes hacerte a un lado y esto quedará entre ella y yo. Pero si te ayuda  a decidir, escuché rumores de que está paranoica. No verá muy bien que tú te reúnas conmigo.

Paolo soltó una carcajada sin  gracia— y por eso te encargaste de que tu visita fuera todo menos discreta, increible.

Eric se limitó a asentir con una ligera mueca de comisuras elevadas en sus labios. 

—Te equivocas conmigo, yo no me arriesgo por causas perdidas.

—Entonces harás bien con olvidar tus alianzas con los coreanos. No quedará nada a lo que unirte cuando termine con ellos. Puedo darte mercados, dinero y alianzas fijas de comercio en América.

—América— Paolo resopló — Todos los americanos creen que el mundo empieza y termina en su tierra dorada.—Tus mercados americanos para mi son nada ruso. 

—También tengo una ruta de mercados que va por Austria, República Checa, Polonia, y Rusia. Distribuyo por todo asia, europa y América, puedes confiar en que no te faltarán clientes. No soy solo un chico americano.  Mi familia ya sabes que comercializamos con coca, pero mis hermanos cubren los otros rubros, seguro encuentras tu hueco para sacar una considerable tajada.

—¿A cambio de que? Por que estas tan obstinado con esto, tanta sangre y energía cuando podrias vivir en paz. 

—¿importa si eso te beneficia?

—Entender los motivos de mis enemigos es casi tan importante como comprender los de mis amigos. 

—Nono,  nono—Una pequeña morena de ojos rasgados  interrumpió su conversación corriendo hasta plantarse de pie frente a su abuelo. Paolo se tensó notablemente en cuanto Eric puso los ojos en ella. Debía tener unos siete u ocho años.
Oh Eric no esperaba encontrarse con tan grata sorpresa.

—Torna a Casa, Bianca.—La interrumpió Paolo. La niña se detuvo viendo a su abuelo con sorpresa por la dureza con la que se dirigió a ella. 

—Nono…—Le reclamó su nieta de forma caprichosa. Claramente era una niñita consentida por su abuelo. Eric se agachó apoyando las palmas de su mano en sus muslos y se inclinó para ponerse a su altura.

—Jugaremos luego, lo prometo. Ve a hacerle caso a tu nono—Eric le hizo un guiño consiguiendo que una ligera risita cómplice escapara de la garganta de la niña antes de salir corriendo en la dirección contraria.

Apenas consiguió erguirse Paolo hizo un gesto a los guardias que andaban rondando en el patio alrededor de los niños y todos comenzaron a desaparecer quedando solo ellos y el sol mediterraneo. Paolo lo tomó por la solapas del traje.—No vuelvas a mirar a mi nieta, Ruso. 

Esta vez Paolo había perdido todo sus ire benevolente. Apretaba los dientes soplando como un animal alerta. Eric ignoró su tensión  y le sonrió dejando a la vista su centenar de hoyuelos.

—Vaya, recuerdo que también tenías una hija muy bonita ¿Donde está ella ahora? ¿Beatrice, cierto?

—Alejate de mi familia. 

Eric asintió.

—Sabes oí una vez que enemigo sin nada que perder es peligroso, pero se equivocan, uno con motivos para luchar lo es más. Soy un enemigo peligroso, uno muy peligroso ¿ dime tu que no estarías dispuesto a hacer por esa pequeñita? Yo mataría hasta el último niño, hombre y mujer de esta tierra por los mios. Vine hasta aquí por el respeto, porque un hombre sabe respetar la tierra de otro pero no tengo planes de volver sin cumplir mis objetivos. Tal como lo veo, te estoy dando  la oportunidad de elegir tu precio y acabar en paz y con beneficios para ambas partes,  o puedes negarte, todo hombre tiene derecho a elegir como morir y enterrar a los suyos.

Paolo lo soltó una maldición cargadaĺ de rabia y dio un paso atrás mirando en otra dirección mientras masajeaba su pecho inconscientemente.

—¿Problemas cardiacos?

—Callate. vienes hasta mi casa y me amenazas. Tu no tienes derecho a hablarme.

—Corrección: vengo a tu casa y te pido colaboración pacífica. Solo digo, No tienes yerno, deduzco que Ha Neul mató a Bea frente a ti antes de ofrecerte amablemente conservar lo que te quedaba de familia 

—¿C-cómo lo sabes?

— llevo más de una hora aquí y no la he visto, nunca has sido un hombre que se aleje de sus mujeres y deduzco que si tienes solo algo de sangre en venas tu quieres lo mismo que yo.
Ha Neul  hizo lo mismo conmigo—Admitió Eric no dispuesto a dar más detalles. Paolo lo comprendió—te quita algo para demostrar su punto y amenaza al resto.  Una jugada extraordinaria si se aplica al hombre correcto.

—No soy cobarde, se lo que piensas, pero  prefiero conservar vivo a los vivos y ovidar a los muertos, mi familia no es un juego de vengaza

—ni la mía.

—¿Entonces qué quieres? ¿Sangre por sangre?  

—Cuidar a mi familia. Soy padre. Sé lo que sientes. Quiero lo mismo que tu. Pero a diferencia tuya, yo puedo y tengo los recursos, dejame quitar la mugre de tus zapatos. Solo hazte a un lado Paolo y déjamelo a mí. Entiendo que no quieras ensusciarte las manos, pero yo no le temo a jugar con sangre.

Oh no, el amaba jugar con sangre y pronto esperaba tener la de sus enemigos manchando sus dedos.