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Pasado

Jesse sintió el sudor correr por su frente, llevaba un rato con su pulso acelerado, algo estaba mal. Algo iba muy mal en ese operativo, si sus compañeros podían sentirlo en sus huesos no lo demostraban. Habían planificado desmantelar aquella casa hacía semanas. Había sido demasiado fácil. Jesse tendía a desconfiar de las cosas fáciles.

Dio un paso en dirección al pasillo destartalado, se dirigían al patio interior de aquella vieja casa del barrio negro señalada como punto de encuentro. Los datos que lo habían llevado allí decía que ahí se manejaba un cartel nada modesto, habían encontrado un par de panes de coca y de los polvos que parecían estar muy de moda en esos días, la casa parecía vacía pero no era como si alguien hubiera agarrado sus cosas y hubiera salido corriendo, más bien jesse juraría que era como si lo estuvieran esperando. Jesse tragó saliva aferrando su arma, el equipo pesaba y era caliente, estaba entrenado para correr cargando todo el uniforme de seguridad pero la ansiedad no hacía las cosas más sencillas.

—Despejado—Oyó por el auricular a sus compañeros en el lado sur, ellos entraban de a grupos de a dos agentes. Jesse dio un paso adelante, el chico que iba a su lado alzó su mano para tocar el intercomunicador de su casco, estaba a punto de hablar, para confirmar que este lado también estaba despejado.

Jesse lo detuvo agarrando su mano y la bajó con un gesto de silencio, algo iba muy, muy,  mal. El muchacho era joven, impulsivo y había dejado claro que no quería ir con el esposo de un maldito asesino narco. No confiaba en él, Jesse no podía juzgarlo, no era el único. Jesse muchas veces no confiaba en si mismo, pero en situaciones donde tu seguridad dependía del tipo que cubría tu espalda las cosas podían ponerse jodidamete difíciles.

—No hay nadie aquí.—Se quejó el muchacho quitándose el casco. El sudor chorreaba por el rostro del muchacho, su cabello castaño pegado sobre su frente.

—cúbrete.

—De qué? no hay nada aquí, que fue esto? tu amorcito y tu o planearon  esto para distraernos?

Cállate—Susurró Jesse mirado a la izquierda, algo se había movido en las sombras.

—Sabía que no se podía confiar en ti.—Dijo el chico pero antes de que jesse pudiera repetirle que cerrara su maldita  boca ,el silbido de una bala silenciada cruzó el aire.

Segundos después un agujero rojo decoró la frente del muchacho. Sangre fresca salpicó el casco de Jesse y antes de que pudiera moverse, el frío metal de un cañón besó su nuca entre su cuello y la abertura de su casco protector. La respiración se atoró en su garganta, esperando la detonación final que acabaría con él, "lo siento, mamá" murmuró cerrando sus ojos, pero el disparo no llegó.

Jesse esperó, ante la falta de acción, alzó las manos a los costados de su cuerpo en señal de rendición. La figura a su espalda le quitó el arma y la dejó en el suelo silenciosamente antes de patearla. un pequeño golpe en el protector de su cabeza le indicó que se lo sacara. El tipo parado detrás de él repitió el proceso de patearlo lejos, había algo familiar en sus movimientos. Él hombre llevó su mano a su propio hombro para activar un viejo radio, antes de soltar un murmullo en ruso.

Los vellos de la nuca de jesse se erizaron como un gato enojado al reconocer esa voz.

—Eric.

—Me complace que me reconozcas con tanta facilidad, mi ángel, pero tu y yo tenemos que tomar otra dirección—Dijo con esa voz suave y ligeramente melosa que indicaba peligro viniendo de Eric y en tono duro añadió un —camina.

Empujó ligeramente con el cañón en la nuca de Jesse obligándolo a volver sobre sus pasos, pero en vez de llegar por donde Jesse había llegado dieron un giro hasta una habitación lateral.

El legado de Cain (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora