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CAPITULO 2



—Suelta el cuchillo y Largate.—Eric no alzó la vista, el chico a su espalda se tensó. Era un niño. Eric ya lo había oido llegar hacía 20 minutos. El chico era ruidoso, su antiguo yo lo hubiera dejado ir. Eric le estaba dando una oportunidad en ese momento.

El chico dudó, y volvió a aferrar su arma, no debía pasar los 17, era delgado, pequeño. los ojos rasgados y un pequeño tic nervioso en su labio inferior, tenía miedo en su rostro. Eric acababa de matar a su padre. La sangre del hombre aun corría por sus manos.

Se giró y guardó las manos en los bolsillos, la mujer de Bae Su-ji estaba convulsionando a un par de metros. Eric le había dado la misma posibilidad que al hijo, había tomado una mala decisión. Eric le había cortado las gargantas a ambos.

Eric no se arrepentía de eso.

Se giró. El niño con los ojos oscuros y rasgados aun lo apuntaba con su única arma.

—Sal, dile ha Neul que voy por ella y tal vez te deje vivir hasta que te salgan pelos en las bolas.—Eric le sonrió, sus dientes estaban manchados de sangre por el golpe que le había dado Bae su-ji intentando defenderse. Eric se había metido buscando a Ha Neul. la perra lo había engañado, otra vez, no por mucho tiempo. Eric estaba agotando su paciencia.

Esperaba que los Bae al menos le importaran lo suficiente para salir de su escondite.

Eric iba por ella, iba a atraparla así fuera lo último que hiciera. Ella lo había jodido, él se encargaría de que fuera lo último que hiciera.

Sí...

Ella creó al monstruo. Ahora el monstruo quería sangre.

La sangre de los que lo habían arrastrado al infierno, él sabía vivir en él. él los esperaría con los brazos abiertos. Eric siempre había sido el mejor saliendo a cazar, solo tenía que seguir el rastro de sangre, el olor de la muerte, recuperar el tiempo perdido. Pasó los últimos meses luego de la explosión, entrenando su cuerpo, recuperando su temperamento, volviéndose el hombre que nunca debió dejar de ser. El que estaba destinado a ser para proteger a los suyos, a su legado, a su familia... 

 Las cartas por fin estaban  sobre la mesa  y Eric estaba dispuesto a jugarse todo para obtener su venganza.  El estaba roto de cualquier modo, a las personas rotas no hay mucho que le importe.

Eric sonrió.

El chico de los Bae dudó dando un paso titubeante hacia atrás. No había emoción alguna en los ojos del hombre frente a él, estaba vacío como un cascaron, nada más peligroso que un hombre sin nada que perder. Su padre le habló del perro eslavo, el legendario asesino que se había pasado un tiempo en la sombra antes de resurgir de las cenizas.

La marca de caín, la marca de la muerte. El niño tembló con el cuchillo aún levantado, no iba a rendirse, una mirada le bastó para descubrir a sus padres muertos a unos metros y su pulso se desestabilizó por el miedo y el dolor.

Vete.—Repitió, esta vez el hombre mayor, se lo dije en coreano para asegurarse que lo entiende.—Te mataré si no lo haces.

—No. yo lo haré primero.—EL chico se lanzó con la pasión de la juventud y el miedo avivado de venganza, Eric lo esperó con la tranquilidad que dan los años, la experiencia y la muerte.

Eric no se molestó en sacar las manos de los bolsillos.

él, le dió una oportunidad, el chico tomó su decisión, se dijo, cada quien toma sus decisión. Eric no siente culpa. Su pierna se adelanta para recibirlo con una patada en el pecho que lo tumba. Eric es demasiado rápido para un chico inexperto, una pena, en pocos movimientos el chico está en el suelo. No tiene idea de su nombre, no le importa tampoco, pero es un Bae, es su enemigo, su pie presiona la garganta del crio hasta sentir el Crack de la tráquea, el miedo se vuelve tan vivido en el muchachito en ese momento que casi se huele en el aire. sus ojos abiertos, su mano intentando asestarle con su cuchilla, Eric no le da tiempo a presionar, su peso destrozando cartílagos, ligamentos y músculos hasta que el chico deja de retorcerse.

Un enemigo menos.

Los coreanos nunca se caracterizaron por ser piadosos, el nuevo Eric tampoco lo es. Por primera vez en meses ellos están jugando como iguales.

El nuevo Eric es un monstruo y se encargará de que sus enemigos ardan hasta sus cimientos. 

Abre su traje, saca una rosa que lleva preparada del interior de la chaqueta y la deja sobre la mesa de la cocina familiar, tan bonitamente decorada que  resulta hogareña, una pena que ya nadie vaya a vivir ahi.

Su reloj marca las 9 pm. 

Aun le queda trabajo por hacer. 

Hola mis amores, como están, estos primeros Caps son un poco cortitos creo que extenderlos más no quedaría bien para la trama, pero les prometo que los próximos irán siendo más larguitos. de Momento esto es todo. 

¿qué opinan del nuevo Eric?

El legado de Cain (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora