Cerré mis ojos con fuerza. No era posible que no lograra conciliar el sueño. Debía de estar descansada al día siguiente, pero no. No podía sumirme en un sueño profundo cuando mi cabeza no paraba de pensar en Draco Malfoy.
No en él específicamente, más bien en sus palabras.
¿Cómo era capaz de pensar eso? Yo no le di ninguna señal, yo ni siquiera... Ni siquiera sabía cómo eso se hacía.
Yo sólo quería conocer su jardín para poder pasear todos los días. Era gigante, me perdería si iba sola, pero no entendía cómo por su mente pasaba tan horrenda idea de que él me gustaba. Es que no había manera que sintiera atracción por él.
Además, no era sólo lo que dijo, sino que también el rostro de seguridad y arrogancia que me daba.
¡Ridículo!
La mañana siguiente me levanté temprano aunque mi cuerpo me pedía seguir en la cama. Me di una ducha y ordené mi cuarto, no me gustaba que los elfos lo hicieran, mi abuelo siempre me enseñó que lo debía de hacer yo, para que así nadie tuviera contacto con mis pertenencias.
Después de eso salí a caminar por los jardines. No era como esperaba, se supone que lo debía de estar disfrutando, pero no podía por el simple hecho de que recordaba las palabras de Draco. Cuando fui consciente que en vez de relajarme, conectarme con la naturaleza y conmigo misma, estaba dando grandes zancadas enojada y sólo pensando en él, decidí volver a la mansión.
No sé qué era peor. Si verlo a él o tener que convivir con todos los mortífagos en la misma mesa. Draco se veía un poco ojeroso, se notaba que no había dormido bien, pero de todas maneras cuando nuestras miradas conectaron, sonrió divertido. Yo simplemente lo ignoré. No iba a seguirle su estúpido juego para así después ser parte de sus burlas.
Me senté en la mesa y tomé desayuno tranquila. O eso era lo que quería. Es que no podía, sentía sus ojos encima de mí en todo momento, estaba segura que se estaba riendo, podía percibirlo. Me estaba ahogando, entre la cantidad de personas y Draco riéndose de mí hacía que la incomodidad empezara a carcomerme los huesos.
Hice mi asiento para atrás en un acto rápido, llamando la atención de muchos. Solté una gran cantidad de aire que estaba aguantando hace rato y salí tan rápido como pude del comedor. Es que no me acostumbraba a las personas, sobre todo a las personas que tenían toda la atención en mí.
Mi intención era irme a mi habitación, pero apenas vi las escaleras para subir, la voz de Bellatrix me hizo detener.
-¿Qué ocurre? -preguntó.
Me quedé quieta e intenté tranquilizar un poco mi respiración, aún dándole la espalda. Cuando ya había recuperado la compostura, me giré con una pequeña sonrisa de boca cerrada, que se desvaneció rápidamente al ver a Draco al lado de Bellatrix.
Intenté que no notara la tensión de mi rostro al ver a su sobrino, pero es que fue imposible, porque los ojos de Bellatrix agudizaron su mirada y se alternaron entre Draco y yo.
-¿Me puedes explicar lo que ocurre? -me volvió a preguntar.
-No ocurre nada, es sólo que no estoy acostumbrada aún a compartir la mesa con tantas personas -le expliqué con tranquilidad.
Bellatrix asintió aunque el recelo cuando me miraba se le notaba.
-¿Me necesitas para algo? -pregunté.
-Sí -afirmó -el señor Tenebroso requiere tu presencia, Astrid.
No pude evitar despejar mi mente de todo lo que había pasado y concentrarme en lo que me acababa de decir Bellatrix. Voldemort requería de mi presencia, eso significaba que ya iba a comenzar a darme misiones, aunque aún no tenía la marca. Pero eso daba lo mismo, porque sólo faltaban dos días para que la tuviera.
ESTÁS LEYENDO
Donde termina la oscuridad [Draco Malfoy]
FanfictionDraco Malfoy, un miedoso que ni siquiera puede matar a un sangre sucia. ¿Alguien me puede explicar por qué es un mortífago?