Capítulo 18

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Segunda parte del plan.

Draco no me había vuelto a hablar, es que apenas lo veía, lo que me hacía generar muchas dudas, pero al menos no me miraba como si me quisiera matar. Al parecer el pastel de zanahoria había sido una excelente idea.

Ahora debía de ser astuta, acercarme a él de manera definitiva, pero no podía hacerlo sola, ya que mi experiencia con chicos era nula en todo el sentido de la palabra.

-¿Nos vas a decir quién es? -preguntó Pansy.

-No -negué de inmediato -solo dime, por favor.

-Ay, Astrid, yo te cuento con todos los chicos que he estado.

-Yo también -se sumó Daphne.

-Pues yo no -les respondí -además, me quiero acercar a él, no he estado con él.

-Bueno -soltó un bufido -todo depende del chico.

-Sí -dijo Daphne -si solo te quiere para el rato, coquetearle con pequeñas insinuaciones es una buena opción. Si quiere algo más serio, debes ser... -se quedó en silencio unos segundos -debes ser sincera.

-¿Sincera? -inquirí, ¿ese era el gran misterio?

-Sí -dijo Pansy -debes ser sincera, pero también atenta y hacerle notar que realmente estás comprometida con la situación.

-Entiendo -asentí lentamente -¿Y cómo sé si me quiere para algo serio?

Claro, no había averiguado esa parte. Tal vez Draco sólo me quería para que nos besáramos de vez en cuando como lo hacía con Pansy, o tal vez me quería para algo más formal.

-Eso se nota a simple vista -dijo Daphne -cuando el chico es descarado como Blaise, te quiere para el rato.

Yo estaba tomando apuntes mentales, es que ya debía de dar el segundo paso.

-Está bien -finalicé mientras caminaba a mi cama -gracias por la información. Ahora me iré a dormir. Buenas noches.

Me acosté bajo las sábanas y cerré los ojos, pero seguía sintiendo el peso de los ojos de las chicas encima de mí.

-¿No nos vas a contar de quién se trata? -preguntó Pansy.

-Buenas noches -volví a repetir.

Escuché sus quejas, pero no me preocupé. Me concentré en dormir, aunque los nervios por lo que iba a hacer eran inevitables. Me iba a acercar a Draco de manera distinta, con otras intenciones. Jamás había hecho eso, así que sentía una extraña sensación en el estómago.

Al día siguiente todos estaban medios locos por la noticia de las clases de Aparición, yo no me inscribí, me parecía ridícula practicar algo que ya sabía hacer, y mucho más sacar una licencia. ¿Un mortífago necesitará una licencia para aparecerse? No.

Draco no desayunó, lo que no me pareció para nada raro, últimamente no aparecía por el Gran Comedor. Decidí buscarlo en su habitación, y como si fuera mi día de suerte, ahí lo encontré. Después de dos golpes a la puerta me abrió, me dio la impresión que iba a salir.

-Hola... -murmuré.

-Hola -repuso él en un tono cortante.

Me quedó observando por largos segundos mientras yo le sonreía con timidez, no lo podía evitar, es que estaba nerviosa.

-¿Podemos hablar? -pregunté.

Draco, para mi gran sorpresa, asintió. Pensé que iba a tener que batallar dos siglos para lograr eso. Me quedé observando el desorden que había y también inhalando el rico olor a su perfume.

Donde termina la oscuridad [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora