Capítulo 39

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Cuando abrí los ojos me topé con Draco. Estaba dormido a mi lado, con sus ojos cerrados y sus labios rosados entreabiertos. Sonreí y un cosquilleo intenso se posó en mi tripa. Fue más fuerte de los que me dan comúnmente, fue una mezcla de todo, de un sin fin de emociones que no sabía que existían.

No acepté de inmediato dormir con él, tenía mis dudas, muchas en realidad. Pero llegué a la conclusión de que todos los peros que le quería dar, tenían que ver con mi abuelo. Con lo que él me enseñó y con lo que pensaría si me hubiera visto en mi habitación durmiendo con un chico, cuando él mismo fue quien me dijo que las habitaciones eran privadas. ¿Qué hubiera pensado si me hubiera visto dormir sobre su pecho. respirando su perfume, sintiendo su corazón, y pensando en que jamás pasé noche más placentera que esa?

Creo que me hubiera volado la cabeza de una bofetada y hubiera llenado mi cuerpo de maldiciones en forma de castigo.

Pero él ya no estaba. Y por primera vez sentí que su ausencia no me afectaba. Que en realidad, ya no estaba sola en la vida, que jamás volvería a sentirme desprotegida y sin ningún soporte. Porque tenía a Draco, y pensaba conservarlo a mi lado hasta que su amor se acabara.

Tal vez, todos esos pensamientos me estaban haciendo perder mis prioridades, porque esa noche no me hubiera quedado tonteando con Draco hasta tarde, hubiera dormido, y hubiera despertado a pasear apenas saliera el sol, además aprovechado mi tiempo estudiando de algún libro.

Pero lo único que me interesaba era estar junto a él el tiempo que fuera posible, y limitarme a hacer mis tareas básicas como premio anual.

Draco entreabrió los ojos mientras se removía en la cama. Su mano acarició mi cuerpo y lo afirmó, atrayéndome hacia él.

-¿Qué hora es?

-No lo sé... -murmuré -Pero creo que ya es hora de levantarse.

Él hizo una mueca y se acomodó, como si tuviera la intención de seguir durmiendo.

-Vamos, debemos levantarnos.

-Astrid, por favor, solo 5 minutos más -contestó en un quejido.

-Debes ir a tu habitación y alistarte para ir a clases, Draco.

-¿Hoy no es sábado?

-Es viernes...

-Mmh, podríamos fingir que es sábado.

Solté una pequeña risa y me acomodé, para quedar a la misma altura de él. Draco me observaba con sus ojos pequeños, esos ojos que me decían que querían dormir al menos tres horas más. Mi estómago volvió a revolverse cuando fui de nuevo consciente de que amanecí con Draco.

-Me gustó dormir contigo... -murmuré.

Tenía la necesidad de ser sincera con él, de contarle todo lo que pasaba por mi cabeza. Tal vez, porque quería que él sintiera el deber de contestarme con la misma sinceridad, de saber lo que pasaba por su mente cuando su boca estaba cerrada. Porque a Draco le costaba un poco más, y yo tenía que tirar de ese hilo para que él no volviera a cerrarse.

-A mí también.

-Es primera vez que duermo con alguien, Draco... Y... pensé que iba a ser un poco más incómodo.

Él soltó una risa ronca, se notaba todavía adormilado, pero sus bellos ojos grises no se despegaban de mí.

-¿Qué? -le dije y no pude evitar fruncir mi ceño- En serio, creí que te ibas a mover un montón e ibas a desordenar todas las sábanas. O que la cama se nos haría pequeña y no podría pegar un ojo en toda la noche.

Donde termina la oscuridad [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora