Capítulo 29

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-Oye, ¿cómo se encuentra Draco?

Theodore me alcanzó en el pasillo mientras salía de la sala común.

-Bien, salió esta mañana de la enfermería -le respondí.

-¿Ya salió? -preguntó, extrañado.

-Sí.

-Pero no ha vuelto a su habitación. Fui a verlo para saber de él pero no lo encontré.

-Pues... -me quedé pensativa y me detuve a observar a Theodore. No había visto a Draco ese día, pero estaba segura que si no había estado en la habitación era porque estaba en la sala de los Menesteres -está ocupado.

-¿Con qué?

-Con algo.

Theodore ladeó su cabeza.

-Theodore -pronuncié con detenimiento -algo pasará hoy, y creo que deberías saberlo para que estés atento, y si es necesario para que cooperes. Seguro tu padre estaría orgulloso -le dije y le di una palmada en el hombro -¿Quién sabe? Hasta podrías conseguir la marca con facilidad.

Theodore no dijo nada, se quedó pasmado en su lugar, y yo no entendí la razón, pero tampoco me detuve a averiguarla. Era el día perfecto y lo debíamos aprovechar, Harry Potter y Dumbledore se habían ido, así que podíamos con facilidad infiltrar a los mortífagos en Hogwarts y, cuando el viejo llegara, todos estarían lo suficientemente ocupados para ayudarlo a competir contra Draco.

Un plan perfecto.

Seguí mi camino hacia la sala de los Menesteres, al entrar vi a Draco, sentado en el piso con la espalda apoyada en el sillón mientras observaba detenidamente el armario. Yo entré y me senté a su lado, pero en el sillón, no en el duro piso.

-Hoy será el día, ¿verdad?

Yo asentí.

-No hay otra oportunidad, es el día perfecto, Draco, créeme.

-Confío en ti, Astrid.

Sus palabras cálidas llegaron hasta mis huesos. Mi mano fue a su hombro y la dejé ahí apoyada.

-¿Y qué pasará?

-¿Con qué?

-Con todo -respondió con una clara incertidumbre -¿Qué pasará cuando mate a Dumbledore?

Mi dedo pulgar hizo una caricia en su hombro.

-El señor Tenebroso al fin tomará el poder -le respondí -Dumbledore es el obstáculo, y tú, Draco, eres quien lo va a sacar del camino.

Él apoyó su cabeza en el sillón parar mirarme.

-Solo imagínate -le dije con un pequeño tono entusiasta, quería que se animara -solo imagina como tu nombre y apellido resonaran cuando lo mates. Ni siquiera tu tía va a tener tanto poder sobre los mortífagos, ni siquiera Snape...

-¿Seré la mano derecha de el señor Tenebroso?

-¿Quién sabe? Tal vez sí.

Él dibujó una pequeña sonrisa en su rostro.

-¿Y qué más pasará? -inquirió con un tono suave.

-Pues... -quedé pensando, no sabía qué otra palabra decirle. Bueno, sí, pero algo que lo ayudara, no que lo hiciera arrepentirse -No lo sé...

-Yo sí... Tú tendrás la marca.

Le sonreí.

-¿La marca que me quitaste? -le inquirí, ceñuda.

Donde termina la oscuridad [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora