Capítulo 25

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Confundida, así estaba.

¿Por qué no quiso dormir conmigo? ¿Fue por todo el escándalo que armé? ¿Porque se dio cuenta que en realidad no quería dormir a mi lado? ¿Que no soy su tipo? ¿Que no soy lo suficientemente bonita para él?

No lo entendía. O tal vez sí, pero necesitaba tener una respuesta clara, porque cuando quedan algunos pequeños puntos dando vueltas por ahí, yo no hacía más que unirlos hasta formar un nuevo circuito que me haría estallar la cabeza en cualquier momento.

Pero no sabía cómo preguntárselo. Ni siquiera sabía cómo actuar delante de él después de eso, había tomado una actitud defensiva que sabía que no era correcta. Aunque Draco seguía igual que siempre, él y su armario seguían ahí, cada día provocando que mi cabeza quisiera doler.

-¡Maldito armario de mierda! -gruñó, dándole una patada.

-Sí, seguro que así se arregla -musité, rodando los ojos.

-¿Y qué otro plan tienes, Astrid? -preguntó, enojado, casi en un grito.

Yo fruncí el ceño de inmediato. Es que cuando sentía que él me tenía débil, era cuando más me enojaban sus tratos.

-No me subas la voz, Draco, porque te juro que mi humor hoy es peor que el tuyo -le dije, cerrando mi libro de golpe.

Él se giró y le dio otra patada al armario.

-¿Sabes? Así no me puedo concentrar. Nos vemos en la tarde.

Tomé mis cosas y sin esperar nada de él, salí de la sala de los Menesteres. Y hice lo que estaba haciendo para distraerme, seguir a Harry Potter, pero esta vez con un plan. Lo vi a la mitad del pasillo junto a su amiga la sangre sucia. Me estremecí al verla, tanto que tuve que guardar mi varita para no pensar en atacarla.

Era inevitable, cada vez que veía a un sangre sucia era inevitable no querer atentar contra su vida. Es que jamás en la vida me habían puesto a alguien de su nivel al frente sin tener la posibilidad de torturar o matarla, o al menos ver cómo lo hacían, jamás. Hasta que conocí a Hermione, ella fue la primera que pudo estar en la misma habitación que yo y salir invicta.

Pero juré por Merlín que eso iba a cambiar en algún momento.

La clase de herbología comenzó y ellos entraron, minutos después también entraron Daphne y Pansy, de ellas me iba a fiar.

-Hola -les dije antes de entrar.

-Astrid, qué alegría, ¿vienes a salvarnos de este infierno? -preguntó Pansy.

-No -negué, frunciendo el ceño -Vine porque necesito un favor.

-Oh... -me miró con sus ojos entornados y dio un par de pasos hacia mí-¿Qué quieres y por qué?

-Quiero que distraigas a Harry Potter.

-¿Qué? -emitió, Daphne y ella me miraban confundidas.

-Sí, distráelo, dile lo que siempre le dices cuando pasas por su lado.

-Bueno, no es trabajo para mí, más bien placer -suelta en una pequeña risa -dalo por hecho.

Me puse afuera de la sala, casi escondida para que nadie me observara. Aunque todos estaban muy concentrados observando a la profesora. Hasta que se pararon a trabajar, a ensuciar sus manos en otro lado, alejándose de sus mochilas.

Pansy caminó hasta quedar al lado de Harry, y pude ver de inmediato el rostro de este tensarse. Ese era mi momento. Entré a la sala y fui directo a su mochila. Lo saqué sin problema, él tenía tres cosas ahí; su manta, un pedazo de pergamino y el libro.

Donde termina la oscuridad [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora