Capítulo 11

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Y cuando pensaba que las cosas no podían ir peor, resultó ser que en Hogwarts se compartían habitaciones.

Cada vez la idea de ir a un colegio era peor. Después de mi lectura nocturna, me metí a la cama intentando dormir, pero Pansy y Daphne no paraban de chismosear, haciendo imposible que pudiera siquiera cerrar un ojo. Fue horrible.

Se quedaron dormidas a las tantas horas y yo me sentía completamente estresada, primero porque no pude poner mi esencia de gardenias, ya que Pansy me dijo que era alérgica, no le creí realmente, supuse que sólo le desagradaba, algo ridículo. Segundo, porque mientras leía ellas conversaban a viva voz. Ya cuando las dos al fin se quedaron dormidas, yo parecía un pájaro nocturnos, con unos enormes ojos azules abiertos, observando a mi alrededor.

Logré dormirme, no sé en qué momento.

Desperté temprano, antes que las chicas. Esperaba que se despertaran conmigo, para que así me enseñaran un poco más el castillo y no perderme. Pero no fue posible.

Me arreglé con mi horrible uniforme y mis botas. No iba a dejar de usarlas, es que el resto de los zapatos no me estilizaban. Salí de la sala común, intentando recordar los pasillos por los que anduve el día anterior. Apenas vi la primera salida, me dirigí a los terrenos de Hogwarts.

Estaba completamente vacío, es que el sol recién había salido. Así que caminé tranquila por los terrenos, intentando siempre visualizar por donde debía volver. Era muy bonito, la verdad. Mi abuelo no me habló mucho del castillo, ni de los profesores. Aunque seguramente mencionó a más de alguno, pero no debió ser relevante porque mi memoria no los contuvo. No como Dumbledore, que lo mencionó unas quinientas veces.

Después de apreciar el paisaje y lo que podía ver de naturaleza, volví al castillo. Había una que otra persona paseando por ahí, y como estúpida, las seguí. Es que supuse que iban a desayunar, y para ser sincera, no recordaba con lucidez el camino correcto hacia al Gran comedor.

Resultó ser todo un éxito.

La mesa de Slytherin estaba ocupada por no más de 10 personas. No me molestaba tomar desayuno sola, pero ya que estaba Theodore sentado ahí, supuse que debía sentarme con él y hacernos compañía mutua.

-¿Eres madrugadora? -preguntó, cuando me senté al frente de él.

-Sí -reconocí -aunque no te miento, hoy estoy que me muero del sueño.

-¿Nervios por el primer día?

Negué.

-Pansy y Daphne resultaron ser bastante habladoras. Se quedaron hasta casi las dos de la mañana conversando -me quejé.

Theodore rio por lo bajo y le dio un sorbo a su café.

-¿No hay manera de que yo pueda tener una habitación sola? -pregunté, aunque ya sabía la respuesta, ya que le había preguntado a las chicas, pero aún así tenía una pizca de esperanza.

Theodore negó.

-Sólo los prefectos tienen dormitorios individuales.

-¿Me estás diciendo que Draco tiene un cuarto individual? -asintió -genial, al parecer él tiene todo lo que no se merece.

Theodore volvió a reír, aunque yo estaba segura que no entendió mi referencia de que Draco tiene la marca en el brazo, cuando ni siquiera pudo pasar las pruebas para ser mortífago.

-¿Tú y Draco no se llevan bien?

-Se nota demasiado.

-Bueno, él suele tratar mal a las personas, pero eres su prima, creo que se le pasa la mano contigo -comentó algo incómodo -Me sorprende que no lo pongas en su lugar.

Donde termina la oscuridad [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora