Capítulo 27

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-Supongo que se te acabó la tinta, ¿verdad?

La voz de Theodore me sacó de mis pensamientos de manera abrupta, casi provocando que diera un salto en mi asiento.

-¿Estás bien...? Pareces algo en enferma y distraída.

-Sí -le contesté, apenas reaccionando -Estoy bien, yo... solo intento hacer esta tarea.

Theodore asintió con lentitud y miró mi tarea.

-Cinco líneas y un gran charco de tinta. Qué bien.

Miré mi redacción y comprobé lo que decía.

-Draco, ¿verdad?

-¿Qué?

-Que Draco te tiene así.

Me quedé en silencio, no porque no le quería responder, más bien porque no sabía la respuesta. Sí, una parte era por Draco, por mis sentimientos hacia él y por ese algo que él sentía por mí. Y la otra parte estaba en lo que hablamos.

Cuando lo vuelves a pensar con una mirada más sabia, pega distinto. Habían muchas cosas que no sabía a los 12 años, y casualmente seguía sin saberlas a los 16. Todas ellas eran cosas de la vida, como la amistad y el amor. Yo no sabía nada de eso, nada.

¿Tuve dudas alguna vez? Sí, tal vez cuando mi abuelo me hablaba sobre lo que hicieron mis padres, ahí me daban ganas de preguntarle la razón por la que estaban juntos, la razón por la que se casaron. Pero mis dudas se iban rápidamente, porque él siempre se concentraba en que yo me llenara de conocimiento. Y así lo hice.

Fue tanto que cuando recibí mi primer beso yo no sabía lo que estaba haciendo. Mi abuelo había besado mi frente contadas veces, sabía que era un gesto de cariño, pero nada más. Cuando los labios de él fueron a mi boca supe que era algo más íntimo, no porque lo supiera sino porque lo sentí. Sentí que era más profundo e invasivo.

Y por eso supe que estaba mal. Además de el rostro de él cuando mi abuelo abrió la puerta. Pensé que las personas no se debían besar en los labios y luego pensé que era porque él dijo que era hermosa. Y mis pensamientos así fueron avanzando, juntando piezas pero no llegaba a nada exacto. Después de años, llegando a Hogwarts, supe que estuvo mal porque su edad era superior a la mía.

Nada de lo que sabía estaba 100% claro, todo era a base se suposiciones con lo que observaba y escuchaba. Así que ahí estaba, pensando que solo me gustaba Draco, con esos sentimientos extraños, pero llegando a una conclusión. En cambio él, con experiencia y con la información, no podía definir lo que le pasaba conmigo.

Y eso, todo eso junto me tenía abrumada, estresada y cansada.

-Sí, es Draco y... y un montón de cosas más.

Theodore asintió y se inclinó un poco más hacia mí.

-¿Te puedo ayudar con alguna?

Yo le sonreí desganada y negué.

-Creo que es difícil que me puedas ayudar...

-¿Por qué?

-Porque... porque no sé lo que estoy haciendo con... con todo esto -le dije, abrumada -con lo que siento, con lo que pasa, con lo que debo hacer. No lo sé... y... tampoco sé qué quiero, además de que todo acabe.

Mi mano temblaba, estaba temblando por la presión en el pecho que sentía.

-Astrid...

-Estoy explorando un mundo con pasos decididos, como si lo hubiera recorrido ya mil veces, pero en realidad ni siquiera sé dónde estoy parada. Y es frustrante, Theodore, es muy frustrante.

Donde termina la oscuridad [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora