Quedaban solo unas pocas horas para el amanecer, había podido dormir unas pocas horas, pero cada vez que cerraba mis ojos podía recordar la sonrisa de Kalil.
Los recuerdos de él me destrozaban, no podía creer que estuviera muerto, cada vez que tenía un sueño o alguna imagen de él, mi cabeza volvía al momento en esa cabaña, donde esos lobos lo mordían, mi corazón estaba roto y ni siquiera tenía los recuerdos completos. ¿Que iba a pasar cuando lo recordará?¿Como iba a poder solo con recuerdos? Necesitaba verlo, comprobar que el estuviera muerto.
Antes que pudiera cerrar mis ojos, lo sentí. Una fuerza muy poderosa se acercaba.
Me levanté rápido de mi cama, todos imitaron mi acción, todos menos Zaril que seguía dormido.
— ¿Qué pasa? — Preguntó Sam alarmado.
— Están cerca, no sé cuántos sean pero son muy poderosos. — Dije mientras nos preparábamos.
— Zaril arriba hay que irnos. —Nahama despertó a Zaril, quien se levantó asustado.
— Tendremos que enfrentarlos. — Dije mientras juntaba mis armas.
— ¿Estas loca? — Dijo Aradia mientras me perseguía por la habitación.— No sé si estas enterada, pero nosotros somos simples humanos, no podemos contra esas cosas.
— ¿Y qué planeas hacer? ¿Esperar a que te maten? — Me pare en seco, quedé frente a ella, estaba a nada de perder mí paciencia.— No podemos escondernos, tampoco salir. Ellos nos encontraron, saben que estamos aquí. Si nos quedamos somos presa fácil.
— Dijiste que no había nadie cerca. — Contestó molesta.
— Y no lo había, al menos no de noche. No se como funcionan los poderes de estos animales, pero nos encontraron, y a menos que quieras morir, te sugiero que busques armas.
Ella me enfrentó, su mirada era más fría de lo normal, estaba enojada creía que todo lo que pasaba era por mi culpa, no podía culparla quizá tenía razón, pero no iba a dejar que nadie me tratara así, mucho menos después de que los saque de ese lugar.
— Aradia. — Intervino Sam. — Esto es importante, por favor. No podemos morir ahora, no después de todo lo que nos costó salir.
— Bien. — Dijo Aradia mientras se alejaba.
Todos estábamos preparados, el único nervioso era Zaril, no paraba de dar vueltas y repetir que íbamos a morir.
Todos somos muy buenos para defendernos, pero jamás peleamos con cosas de otro mundo, al menos no lo recordaba. Nuestra desventaja era notable, pero no podía permitirme morir, tenía una promesa que cumplir.
— ¿Puedes usar tus poderes? — Preguntó Sam.— De ese modo podrías salir y decirnos qué clase de criatura son o saber cuántos son.
Yo solo asentí, había practicado mucho sobre como manejar mis poderes, este era el momento para probar si había mejorado.
Era momento para utilizar el poder que me permitía salir de mí cuerpo y ver todo lo que me rodeaba.
Me concentré lo suficiente, cuando estuve fuera de nuestro lugar, fui en dirección donde sentía las energías tan poderosas.Cuando entre en el bosque las vi, eran tres Slange, lo supe gracias a mi poder que me permitía ver a qué clase de peligro me enfrentaba. Aunque sin el poder las hubiera reconocido igual, su cabello era negro y largo, vestían unos trajes de cuero y sus ojos eran de un verde intenso, pero no humanos, sino como los de un reptil. Su sonrisa era escalofriante, podía ver la superioridad de su postura, caminaban en dirección a nosotros, como si nos hubieran notado.
— Son cinco. Puedo sentir el calor de sus cuerpos, sus latidos están muy acelerados.— Habló una de ellas, su sonrisa era macabra.
— Quizás saben que estamos cerca. — Dijo la más baja, mientras miraba sus garras.
— Eso es imposible.
La primera era más seria, tenía una cicatriz en su ojo derecho. La segunda era la más alta, no dejaba de reír, como si la situación le diera satisfacción. La tercera era la más baja, parecía muy despreocupada y desinteresada de la situación.
— No tanto, no te olvides que ellas nos descubrieron, casi morimos por eso Rein. — Dijo la más baja.
La de la cicatriz, Rein, se paró y se giró en dirección a la más baja.
— Ellas están muertas, y no quiero que las menciones. ¿Está claro Tyra?
Ella solo asintió y no dijo nada más.
— Kaysa. — Dijo Rein, en dirección a la más alta. — Adelántate, se que te gusta jugar con la comida. Pero no los mates a todos.
— Como digas hermanita. — Dijo Kaysa con una sonrisa enorme.
Ella se alejó, y corrió en nuestra dirección.
— Ya vienen.— Volví a mí cuerpo de manera abrupta. — Son tres, son Slanges, pero son muy poderosas.
— Genial. — Dijo Zaril. — Vamos a morir.
— No vamos a morir. — Lo interrumpí. — Viene una sola, y dentro de poco va a amanecer, se vuelven más débiles con el sol.
— ¿Cuál es el plan? — Dijo Aradia. — Sabes más sobre esto, dinos qué hacer.
— Hay que salir, la vamos a esperar al frente de esta casa. Zaril, te quiero arriba, serás nuestro franco tirador. Nahama te quedaras en la parte de abajo de la casa, eres rápida y sabes de medicina si alguno está herido quiero que lo cuides. Aradia se quedara fuera contigo, también cuidara nuestros puntos ciegos, te quedaras cerca de la entrada detrás de nosotros, eres buena con espadas y dagas, quiero que las uses.
— ¿Y yo? — Preguntó Sam.
— Te quedarás al lado mío, nos van a subestimar cuando me ataquen, quiero que aproveches su punto débil y lastimes. Escuchen, cualquier oportunidad que tengan, quiero que la hieran.
Todos asintieron, y nos preparamos para salir.

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Resistencia #2
Science Fiction"A veces las respuestas que buscamos, no son las que necesitamos". Después de ver en lo que el mundo se había convertido y los nuevos seres que amenazaban con destruir todo, Aurora comenzaba a pensar que estaba más segura en Shahar. Cada vez que Aur...