Capítulo 47

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— ¿Estás listas? — Preguntó Lena.

— Si, termina de una vez. — Respondí.

Este era mí último recuerdo, estaba muy ansiosa. Sobre todo porque una vez aparecen los recuerdos de una persona, los demás se acomodan en mí cabeza, como si siempre hubieran estado ahí, como si jamás se hubieran perdido. Me alegraba mucho por fin ser completamente yo.

El sentirme perdida en mí propia cabeza me destrozó, el perderme es algo que aún sigo manejando, pero el perderte sin recordar a dónde volver es algo que no puedo explicarlo. Hay veces en la vida en la que una persona se pierde pero tiene un lugar donde volver. ¿Qué pasa si no sabes cuál es ese lugar?

Lena comenzó el procedimiento y yo me dormí.

— ¡Auuu! Cuidado. — Me quejé.

Celdris me llevaba al campamento.

Al principio creí que los druidas eran amables y de un humor encantador, me equivoqué. El único momento dulce fue cuando la barrera se cerró. Celdris era muy odioso, aunque me agradaba, no era nada amable.

— Estás caminando muy lento. — Respondió fastidioso.

— ¿Será por mí pierna lastimada?

Tenía mí brazo rodeando su cuello, mientras él me sostenía de la cintura. Caminábamos despacio debido a mí herida.

— Me cansé.

Estuve a punto de quejarme, cuando pasó un brazo por mí espalda y la otra por debajo de mis rodillas, cargándome.

— No tienes que hacer esto, puedo caminar. — Dije mientras me acomodaba.

No es como si me fuera quejar, la verdad es que no quería caminar.

— Así llegaremos más rápido. — Respondió sin mirarme.

Él tenía razón a mí paso sería más lento, quería llegar lo antes posible saber si Luzbel y Dhalia estaban bien, quería ver a Kalil.

— ¿Qué es ese milagro? — Preguntó Celdris.

— ¿Qué milagro? — Pregunté confundida.

— Hablaste todo el camino y de repente te quedas en silencio. ¿Te pongo incómoda?

Lo último que dijo me hizo soltar una carcajada. Era alguien muy sociable y me gustaba mucho hablar, pero la preocupación me hacía mantener la mente alejada.

El no me incomodaba, por lo general no me ponía nerviosa por las personas. Salvo que sea un chico que me guste.
Las primeras veces que interactúe con Kalil sentí que tenía 15 otra vez. Era una adolescente enamorada y con muchas hormonas.
Aunque todavía seguía sintiendo esa química, tenía mucha más confianza y me sentía relajada. Podía ser yo siempre que estuviera con él.

— No estoy incomoda, estoy preocupada. — Respondí a la duda de Celdris.

El solo asintió, no habló en todo el camino.
Hasta que llegamos al campamento.

Luzbel estaba sentada observando a todos lados, Dhalia de pie junto a ella, imitaba su acción. Kalil y Malik estaban a su lado, los cuatro parecían muy preocupados.

La verdad es que tardamos más de lo normal, pero fue por mí herida.
Celdris ayudó con la sanación, pero una herida provocada por un ser oscuro tan poderoso, no desaparece como si nada.

Luzbel fue la primera en verme, se acercó a mí corriendo, y todos imitaron su acción, aunque fue la primera en llegar.

— ¿Estás bien?¿Por qué tardaste tanto?¿Puedes caminar? — Preguntó muy rápido.

Resistencia #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora