Capítulo 8

90 37 9
                                        


Los chicos me llevaron a una habitación, era chica pero tenía las comodidades necesarias, y lo más importante, tenía un baño propio. Después de muchos meses pude tomar una ducha larga de agua caliente. La mayoría de mis duchas duraban unos minutos y siempre eran de agua helada.

Al salir tenía ropa limpia, con todo lo necesario.

Ya estaba lista, pero no quería salir, tenía miedo que gente que me conocía se acercara. No quería volver a ser una paranoica, pero alguien que sabía del plan me traicionó, no podía darle la ventaja de saber que no recordaba.

Escuché ruidos en la puerta, abrí rápidamente con la esperanza de que sea Abel o Nilo, mi desilusión fue notable al ver a Sam.

— Supongo que no era a mí a quien esperabas. — Dijo por mi expresión.

— Perdón. — Dije haciéndome a un lado para que pasara.— Esperaba a Nilo o Abel, todavía tengo muchas cosas de las que hablar.

— Me imagino, ahora que estás con los tuyos todo es más fácil. — Dijo analizando mi habitación.

— No hagas eso. — Dije seria

— ¿Hacer qué? — Dijo mirándome fijo.

— Estás haciendo lo mismo que en Shahar. — Respondí molesta. —Dudas de mi, como si en cualquier momento los dejara abandonados por alguien más.

— ¿No es eso lo que ibas a hacer? Ibas a dejarnos para ir detrás de grupo.

— Ellos me necesitan, ustedes no.

— ¿Por eso nos abandonas? — Preguntó dolido. — ¿Acaso no te importamos?

— No es lo que dije. Ustedes están a salvo, ellos no.

— ¿Cómo estás tan segura de eso? ¿Y si ellos te abandonaron?

— Los conozco, la única razón por la que no están conmigo, es porque están en peligro. — Dije enojada.

— Eso es lo que crees. — Sam se rió pero no le divertía la situación. — Espero que ellos no te decepcionen y vengas llorando con nosotros.

— No sabes una mierda Sam.— Dije perdiendo la paciencia.— No sabes nada de mí ni de mi gente, tampoco sabes todo lo que pasamos. No te permito que hables mierda de la gente que quiero.

— Lo único que sé es que nosotros no te importamos. — Dijo enojado.

— ¿Es broma? Hice de todo para protegerlos ¡Los saque de ese asqueroso lugar!

—Lo hiciste porque nos necesitabas, jamás te importamos.

— ¡¿Qué más quieres Sam?! — Pregunté perdiendo mí paciencia.

— ¡Quiero que sientas lo que yo siento!—   Gritó enojado.

Ambos estábamos enfrentados, con la discusión nos habíamos acercado, nuestra respiración estaba acelerada debido a los gritos. Sus ojos eran de un verde más claro, nunca me había tomado el tiempo de admirar a Sam, era muy lindo. Jamás consideré que él estuviera interesado en mi, ni me detuve a pensar en como yo lo veía.

— Es hora de la comida. — Dijo Nilo entrando a la habitación. — Perdón, ¿Interrumpo algo?

Me separé de Sam lo más lejos posible, estaba confundida, no podía ni mirar sus ojos.

— No, ya me iba. — Dijo Sam enojado.

Se fue y me dejó con Nilo.

— Okeeey. — Habló Nilo. — Eso fue muy incómodo.

— No fue nada. Vamos a comer. — Dije tratando de desviar el tema.

— ¿Nada? No me creas idiota. — Dijo entre risas. — Vi como se estaban mirando. ¿Qué iba a pasar si no entraba?

— Nada.

— Esta bien, voy a fingir que te creo. — Dijo rodando sus ojos. — Pero entre nosotros, ese chico no me agrada.

No le di importancia a sus comentarios, después de todo era Sam, nada iba a pasar con él. Nilo no interrumpió nada, porque aunque él no hubiera entrado no iba a pasar nada ¿O sí? de inmediato borre ese pensamiento.

Después de la comida, Abel y Nilo, me informaron que irían a una expedición por el lugar.

— La expedición era a la mañana. — Dijo Nilo. — Pero te encontramos y nos volvimos.

— ¿Qué es lo que buscan? — Pregunté.

— Personas, armas, comida. Lo que encontramos y sea de ayuda para nosotros.— Respondió Abel.—  También vigilamos el perímetro, matamos cualquier criatura que se acerque a nuestro lugar.

— ¿Puedo ir? — Pregunté.

— No. — Cortó Abel.

— SI. —Dijo Nilo.

Ambos lo dijeron al mismo tiempo, dándose una mala mirada.

— No podemos llevarla, no está preparada. — Insistió Abel.

— Ella sabe lo que hace, no es una niña.— Le respondió Nilo. — Puede ser de ayuda, sabe cuidarse sola. Además va a estar con el grupo.

— Voy a estar cerca de ustedes en todo momento, no diré nada. — Dije mientras me unía a Nilo.

— Por favor. — Rogamos los dos, Abel rodó los ojos.

— Esta bien, pero no quiero que te separes de Nilo. Él va a vigilarte todo el viaje.—  dijo serio.

Nilo y yo estábamos muy felices, Abel parecía arrepentido de la decisión.

Sabía que salir no era nada fácil, había cosas muy peligrosas, pero necesitaba saber a lo que me enfrentaba. Además estaba segura con ellos, eran gente entrenada.

Estaba muy ansiosa, mis nervios no me dejaban pensar con claridad, tenía muchas cosas en la cabeza. Lo único seguro en este momento, es que estaba un paso más cerca de volver a ser la antigua Aurora, de poder ver a todos los que quiero juntos, de recordarlos.

Resistencia #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora