Capítulo 10

77 34 9
                                    


Volví a mi cuerpo asustada, mi respiración estaba acelerada y mi corazón latía muy rápido. Nilo se encontraba delante de mí preocupado.

— ¿Qué viste? — Preguntó serio.

— Los seres oscuros están aquí. — Respondí.

— ¿Abel? ¿Dónde está Abel? — Preguntó desesperado.

— Ellos lo tienen.

Sus manos se pasearon por toda su cara, Nick estaba en shock, y Nilo estaba destrozado.

— Nick quiero que la lleves a la resistencia. — Ordenó Nilo. — Cuídala con tu vida.

— ¿Qué? No.—  Interrumpí. — Ellos son muy poderosos Nilo, no tendrías oportunidad.

— No puedo dejarlo, él jamás lo haría. No me pidas que lo abandone porque no lo haré, aunque muera en el intento iré por él.

— Jamás te pediría que lo abandones. — Dije seria. — Vamos a ir juntos.

— No voy a dejar que mueras es peligroso, te necesitan con vida.

— No estoy pidiendo tu permiso. Me importa una mierda lo peligroso, lo único que sé es que toda esa gente de ahí necesita ayuda, incluyendo Abel, eso es lo que importa ahora.

Nilo asintió y se preparó, Nick insistió en acompañarnos.

— ¿Cuál es el plan? — Preguntó Nick.

— Voy a ser la carnada. — Respondí.

— No. — Dijo Nilo. — Tiene que haber otra forma...

— Quizás hay mil formas, pero ahora no tenemos tiempo solo nos queda esto. Mientras más tardemos, más van a sufrir.

— Está bien. — Respondió resignado.

— Yo voy a llamar su atención, mientras ustedes dos ayudan a sacar a la gente de ese lugar, en total son cinco. Lleven a todos al auto y aléjense lo más posible.

— ¿Y dejarte sola? — Preguntó Nick.

— Solo hay uno, se que son criaturas muy poderosos, pero puedo defenderme al menos hasta que otro de los autos este cerca.

Ellos asintieron.

La cabaña estaba vacía, los chicos fueron a buscar a los demás. Mientras que yo, distraía a el ser oscuro. Sabía que estaba cerca, podía sentirlo.

Me acerqué a la parte más profunda del bosque donde podía sentir su presencia, estaba aterrada. Su poder era mayor al que sentí con las tres hermanas slange.

Estaba arrodillado cubierto de sangre, un cuerpo se encontraba inerte en sus garras, no podía ver la cara de quien era, tampoco lo que el ser oscuro le estaba haciendo. Cuando intente acercarme, el ser oscuro giro su cara en mi dirección, me analizaba como un animal a su presa.

Se paró y se acercaba a paso lento hacia mi, era asqueroso, su aspecto era aterrador, el estar cubierto de sangre le daba un aspecto más siniestro.

— Pequeña Aurora. — Dijo con una sonrisa macabra. — ¿O debería llamarte Rätsel?

— Supongo que los rumores de mi siempre llegan rápido. — Dije tratando de ocultar mi miedo.

— Siempre tan humilde. — Dijo riendo.— Aunque me gustaría decirte que venir sola hasta aquí, es muy poco inteligente de tu parte. Me decepcionas.

— Bueno es tu oportunidad para terminar conmigo. ¿No es lo que todos quieren?

El se acerco a mi con una velocidad que no pude ver, me tomó del cuello y me arrojó contra un árbol, aun con su mano en mi cuello, ahogándome.

— No juegues conmigo asquerosa humana.— Gruño enojado. — Sé lo que haces.

— ¿Qué hago? — Dije luchando por salir de su agarre.

— Intentas distraerme para que tus amigos saquen a los prisioneros de mi cabaña.

Me tense, él lo sabía, no había nada que hacer nos iba a matar.

Tome sus manos e intente quemarlas, como lo hice con Rein, pero mi fuego no hizo nada en él, solo lo hizo reír.

— ¿Crees que eso puede hacerme algo? — Preguntó enojado. — Mira mi cara, el fuego es lo único que sentimos en nuestro mundo.

No podía hablar, me estaba quedando sin oxigeno, mis manos se debilitaban.

Cuando creí que me iba a desmayar, él me soltó y caí arrodillada en el piso, desesperada en busca de oxígeno.

— Estoy de acuerdo en que no eres Aurora.— Dijo con asco. — Ella me hubiera dado más pelea.

— ¿Qué es lo que quieres? — Pregunté cansada. — No estás aquí solo para recordarme lo fuerte que era.

— Supongo que sigues siendo muy lista.—  Dijo mostrando sus horribles dientes.— Sabía que estabas cerca, no me interesan tus asquerosos amigos ni tampoco matarte.

— ¿Por qué estás aquí? — Pregunté confundida.

— Quería luchar contigo. Aunque no lo creas, cuando me dijeron que estabas muerta no me alegré, no iba a poder luchar más con la única persona que pudo darme un golpe. Cuando me enteré que estaba aquí, vine a recordar los viejos tiempos, pero ahora que te veo entiendo que no eres Aurora, porque no recuerdas quien es Aurora.

— No se de que estas hablando. — Trataba de disimular, no era bueno que alguien sepa que yo no recordaba, mucho menos los malos.

— Cuando nos vimos por primera vez, me venciste. Nadie nunca me había igualado, mucho menos un asqueroso humano, desde ese momento te declare como alguien digno de ser mi rival. Luchamos más de una vez y nuestras charlas durante la pelea se hicieron cotidianas, se como hablas como actúas. Lo que hiciste hoy no se acerca a lo que Aurora haría. No intentes engañarme.

— ¿Y qué pasa si no soy Aurora?

— Eres Aurora, solo tienes que recordar. — Dijo mientras me daba la espalda. — Hoy te perdonó la vida, puedes irte con tus amigos no me interesa, pero la próxima vez que te vea espero que seas la verdadera Aurora. No me gustaría matarte en tu forma más débil. Di la orden que ninguno de los míos te lastime, tienes dos semanas.

— ¿Y si no logro recordar cuando te vea?— Pregunté.

— Entonces vas a morir sin saber quién eras.

Y diciendo eso se fue.

Estaba confundida, no podía entender nada de lo que había pasado, pero ahora más que nunca quería recordar.

Me levanté corriendo hacia el lugar donde se encontraba la persona inconsciente. Era un chico y estaba boca abajo. Me arrodille a su altura para poder girarlo y despertarlo, me costaba ya que seguía adolorida.

Cuando por fin pude girarlo vi su cara, tapé mi boca tratando de ahogar mis gritos. El chico estaba irreconocible, sus órganos estaban fuera de su cuerpo, y su rostro ni siquiera tenía piel.

Corrí lo mas lejos del cuerpo, y vomité todo lo que tenía en el estómago.

Resistencia #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora