¡¿Cuánto tiempo me va a tener que hacer esperar ese calvo de mierda en su despacho?! Llevo aquí más de diez minutos dando vueltas en su silla giratoria o jugando por el ordenador y no viene. Un poco más y le pongo fotos de chicas en paños menores en su ordenador con la oportunidad que le detengan.
Pero mi oportunidad no llegó. Oigo como habla detrás de la puerta y saltando por encima de la mesa me siento en una de las sillas de acero de enfrente y hago que veo los cuadros. La puerta se abre y por fin aparece el director.
-Debería de cambiar esos cuadros director, están pasados de moda -digo con aburrimiento.
-Son fotos de mi familia desde hace más de cincuenta años.
-Pues eso, pasados de moda.
Le oigo cómo se pone furioso detrás de mí y me hace sacar una gran sonrisa. Con un fuerte resoplido va a su escritorio y se sienta en su silla, echándome relámpagos por los ojos.
-No hemos venido a hablar de la decoración de mi despacho, sino de sus notas jovencita.
Mi sonrisa no desaparece. Siempre hablamos sobre mis notas o mi comportamiento en las clases. Habría que decir que soy una de las peores estudiantes que han tenido en este colegio, pero no era de las que se metían en peleas o hacía bromas de niñatas de secundaria, más bien no hacía nada. Exacto, nada. Me dormía en clase o dejaba las hojas de exámenes en blanco, y no era por hacerme la rebelde y que me reconocieran todo el mundo ante mi extraordinaria despreocupación de mis estudios, más bien era por pereza. Pero hoy la conversación sería diferente, y lo mejor es que sería la última vez que vería al calvorota de mi director.
-Después de haber repetido dos veces primero y segundo, me complace decirte que por fin tienes el título de bachillerato.
-¡Muchas gracias, estoy tan emocionada! -digo con falsa pasión en mis palabras como veo que hacen en Miss Universo, aunque no me vendría mal una corona en mi cabeza. El director tose a posta y sigue hablando.
-Sin embargo, tu media ha sido de un cinco justo, por lo que no podría recomendarte a una universidad decente.
-Entre los dos sabemos que la universidad no es para mí. Estoy harta de tanto estudiar.
-Ya... se refleja en tus notas el esfuerzo -dice sarcásticamente -¿Y qué deseas hacer exactamente?
-Supongo que tendré que seguir con el linaje familiar a jornada completa.
Podría ser mala con los libros y los exámenes, pero cuando se trata de luchar con seres sobrenaturales o medidas de supervivencia no hay quien me supere en este colegio. Desde pequeña he sido entrenada para ello. Incluso el cabroncete de mi padre me dejó sola durante cinco días en una colonia de vampiros cuando tenía once años. Mi padre lo consideraba como mi " Comunión" -que cachondo el tío-. Cuando volvió para recogerme en el punto de quedada, su risa no fue nunca tan amplia al verme envuelta completamente de hojas de arbusto y excrementos para ocultar mi olor, en plan niña salvaje alejada de la sociedad metropolitana. Pero gracias a esos encontraron los de la Asamblea de Cazadores dotes en mí para ser una cazadora de primera.
El director carraspeó volviéndome a la realidad. Cogí uno de mis mechones rosados y lo enredé entre mis dedos.
-Supongo que será lo mejor para ti... -se levanta del asiento y me ofrece la mano -Ha sido un placer tenerte aquí durante mucho tiempo, y espero que todo te vaya bien.
Me levanto y agarro la mano. El director aprieta con fuerza y yo se lo devuelvo.
-Thomas, dejemos las formalidades y las palabras vacías. Estas deseando que salga por esa puerta y que no vuelva a pisar este sitio de nuevo. Pero me alegro de que dejemos de ser enemigos para ser simplemente conocidos. Además...no he puesto ni cámaras ni micrófonos en esta sala para que descubran tu verdadera naturaleza.
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Cazadora vs Alfa
WerewolfNovela para +16. No, si ya me lo pintaban bien para ser verdad. Como regalo de mis decimonoveno cumpleaños y de que -por fin- saliera del bachiller con un aprobado raspado, me ofrecen ir a espiar las "intenciones" de una de las manadas más peligrosa...