8. ¿ALGO ME SALDRÁ BIEN?

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Me despedí de Dely cuando me dejó en la enorme casa de la colina. Con su ayuda había subido todas las bolsas a la habitación y, con una aterradora sonrisa, cerró la puerta con su llave maestra.

Ahora estaba encerrada entre tantas paredes que más bien parecían un laberinto. Inspeccioné cada cuarto en busca de gente, pero no había nadie. Miré hasta el más mínimo rincón.

-¡Perfecto! -dije en voz alta y con el puño cerrado en señal de victoria. Mi plan podía llevarse sin problemas sin que nadie me estorbase. Para considerarme una buena Cazadora la verdad es que era algo infantil y estúpida.

Fui hacía la puerta de cristal del salón que daba a un hermoso jardín y voy a abrirla pero, como lo supuse antes, estaba cerrada. Observé con determinismo la cerradura, por si podía trucar la cerradura. Para mi decepción, era una de estas que tardaría mucho tiempo en intentar abrirla. Maldije por lo bajo.

Si la discrepción no iba a ser posible entonces solo me quedaba la segunda opción. Las paredes del salón que daban al exterior eran de cristal, por lo que si lanzaba un objeto con un peso considerado se romperían y aprovechando eso correría hacia el bosque.

Cogí una de las sillas de la cocina y me puse en posición para tirarla con fuerza. A la cuenta de tres, lancé la silla por el aire con todo lo que tenía e impactó con la ventana. Sin embargo y para mi sorpresa, no saltan cristales por todos lados sino que se hace pedazos la silla.

-¿Qué demonios...? -susurré caminando hacia el enorme cristal y tocando su superficie. No podía creer lo que había pasado.

El tacto era diferente al de cualquier ventana. A simple vista no se podría apreciar, pero a nivel microscópico se veían unas pequeñas púas que transmitían una pequeña corriente de electricidad.

No comprendía mucho como era posible eso ¿cosas de ingeniería?, ¿magia?, ¿experimentos de alienígenas? La situación se volvía más surrealista. Gracias a Dios que lancé la silla, porque sí hubiera sido yo...Tragué saliva al imaginármelo.

Mi huida estaba cayendo por los suelos y el tiempo se me agotaba. Debía de pensar deprisa antes de que alguien viniera.

Fui por cada habitación viendo algún fallo en la arquitectura, pero todos los cristales de las ventanas eran del mismo tipo que las del salón y eran imposibles de abrirlas. Ojala tuviera mis armas a mano y no unos cuchillos de hierro que no servían para nada.

Volví a la planta baja, derrotada y hundida en el suelo. No quería pensar en la idea de que me quedaría aquí, pero las circunstancias no estaban a mi favor. A lo mejor vivir aquí no sería tan malo. Me daban ropa gratis y el cuarto de baño era espectacular. Tendría la vida de una niña rica...o mejor...pensándolo bien, sería como una muñeca en su casa de plástico...y Evans sería el que me controlaría con sus hilos...y contando con la atracción que siento...

Me levanté rápidamente ¡Tengo que seguir intentándolo!¡No me rendiré hasta el último minuto!

De repente me acordé que me faltaba una planta por inspeccionar ¡El sótano! Bajé las escaleras y giré el picaporte. La puerta se abrió lentamente y yo me adentré en la oscuridad.

Busqué el interruptor y lo presioné, iluminando la sala. Había un montón de cajas amontonadas y otros objetos en estanterías. Andé un poco, analizando todo.

Y como si los ángeles me hubieran escuchado encontré una salida. En lo alto de las estanterías había una pequeña ventana. Subí por ellas a modo de escaleras y toqué el cristal. Su tacto era igual al de una ventana normal.

Sonreí para adentro. Rebusqué entre las cajas algo para romperlo. Encontré una tubería sin usar y protegiendo mi cara rompí el cristal, haciendo saltar por los aires los pequeños cristales.

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora