15. ¿QUÉ APUESTAS?

14.8K 1.1K 96
                                    

@VirginiaGonzalez069

No sé en que momento me quedé dormida, pero por un instante sentí que algo o alguien me cargaba. El calor que provenía de ese cuerpo me dejó en lo más profundo de mi inconsciencia.

---*---

Se avisa de que habrá algo de contenido adulto sin pasar el límite.

En un momento dado de la noche, fui despertando mis sentidos y con ellos mi mal genio. Movía mis piernas para estirarlas y que sonaran algunos huesos, quitando la que estaba escayolada, pero algo las aprisionaba.

Abrí los ojos instantáneamente, alarmada. No percibía nada de peligro y aquel característico aroma a bosque ya me avisaba de quién se trataba, el que estuviera detrás de mí. Inspeccioné mi alrededor para ubicarme.

El sofá y la televisión del salón habían desaparecido transformándose en la oscuridad del dormitorio, tumbada ahora en la cama y con un pijama. Miré el reloj de la mesilla y sus resplandecientes números verdes dictaban las 3:45 a.m, de ahí que no se escuchara ningún ruido salvo el del viento golpeando los cristales de las ventanas.

Me miré todo el cuerpo, sospechando lo que iba a ser lo que tuviera encima. Mis piernas estaban entrelazadas con unas piernas más robustas y largas. De mi cintura colgaba un musculoso brazo que me apretaba hacia donde estaba.

Y en mi nuca, un caliente aliento que me ponía los pelos de punta.

Calmadamente giré mi cuerpo para quedar frente a él, sin la intención de despertarle. Costó un poco ya que su abrazo me apretaba mucho, pero al terminar de hacerlo pensé que fue una mala idea.

Mi corazón palpitaba alocadamente, temerosa de que con el sonido de cada golpe le despertara. La luna creciente reflejaba toda su masculina figura, resplandeciendo. Parecía una pintura tan hermosa y real.

Las pestañas de Evans eran muy largas. Era de las primeras veces que le veía sin el ceño fruncido, de lo más calmado y relajado posible.

Su piel clara brillaba como si le hubieran pintado de purpurina, y así me dí cuenta de que no llevaba una camiseta, enseñando un torso y un abdomen bien entrenados y marcados.

Me quedé absorta viéndole. Su aliento acariciaba mi cara y eso me hacía temblar. Ver sus nítidos labios entreabiertos me hipnotizaba. Soñaba con tocarlos, saber como eran su suavidad.

Realmente, Evans el durmiente era lo más hermoso que había visto.

Ya nerviosa de mí misma y de mis indecorosos deseos, intenté apartarme de él con lentitud. Volvería a dormir en el sofá para que mi juicio siga puro e intacto.

Fuí a por su brazo a retirarlo, pero me apretó con más fuerza llegando a rozar su cintura. Esto me estaba asustando y encendiendo a la vez. Se removió un poco y nuestros rostros estaban ahora a milímetros. Sentía que se me escapaba el alma y que mi cara estaba tan roja ante tal cercanía. Volví a moverme para apartarme...

-¿Ya no te apetece verme más? -preguntó su voz ronca sin abrir los ojos.

Del susto dí un sobresalto, aunque los brazos de Evans se mantuvieron en su sitio.

-¿Desde cuándo estas despierto? -le pregunto con voz temblorosa.

-Desde que me has empezado a ver detenidamente -sus ojos estaban entrecerrados escapándose de ellos un brillo azul- mi sexto sentido siempre me avisa.

La vergüenza hizo que me enfadara. Desvíe la mirada a otro lado, otro lado que no fuera conscientemente su pecho.

-¿Por qué estoy aquí? -"¿por qué siempre se me ocurre la pregunta más evidente?"

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora