18. MARCADA EN ALMA

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La sangre no paraba de recorrer por mi pecho, manchando mi ropa de su color rojo y mezclándose con el agua de la ducha.

Me mantenía ahí, apretando mi mano en la mordedura y mirando a ese hombre expeluznada. Si lo que me dijo Dely que así era la forma de reclama a un compañero, Evans me había jodido pero bien.

Pero, ¿hay algún efecto en los humanos? Lo único que sentía era el dolor que sus dientes lobunos me han provocado. No había otra sensación salvo el odio que siento en este preciso momento.

-¿Por qué...me has hecho esto? -le digo buscando el motivo, pero mi voz no salió tan segura como yo deseaba.

La cara de Evans cambió a una de impacto. Pude apreciar la poca sangre que queda en sus afiliados dientes, relamiéndolos con su lengua. Si no fuera un hombre lobo sería la imagen de un vampiro hambriento.

-Serafina...yo... -tuvo la desfatached de intentar abrazarme. De un manotazo alejé sus brazos.

-¡No te acerques! -me separé lo máximo posible de él, sin perder el contacto visual. Debería de pensar rápido para salir de aquí.

-No era mi intención...me cabreaste y...yo solo... -volvió a querer abrazarme y como una histérica le grité.

-¡No me toques!¡Aléjate de mí monstruo! -no pude controlar las lágrimas de impotencia que salían de mis ojos. Quería hacerle el mismo daño que me ha hecho.

Y al parecer lo conseguí, pero no de la forma que pensaba. Los ojos de Evans se retornaron oscuros, enfrascados fuera de todo esto, en otro tiempo. Mis palabras habían sido puñaladas que le mantuvieron lo más inmóvil posible.

Y también se convirtió en otra para mí. El corazón me apretaba con fuerza.

No pude aguantar estando más ahí. Me levanté como pude y apresuradamente le aparté de la mampara y salí de la ducha, sin importarme que empapara el suelo del baño.

Fuí al armario y saqué una bolsa de deporte y metí a mogollón la ropa en ella. Poco después Evans volvía al cuarto.

-¿Qué haces? -preguntó algo herido sin entender lo que hacía.

-Vuelvo a mi casa -ya tenia las últimas cosas en la bolsa y la cerré.

-Romperás el pacto...

-Me da igual. Lo único que quiero es no volver a verte -me sorprendía la frialdad de mi voz y la indiferencia de mis palabras. Cogí la bolsa y fuí a la puerta aun con la ropa empapada puesta en mí.

Como era de suponer, Evans no dejaría que me despidiera tan fácilmente. Cogió mi antebrazo con fuerza.

-¡No lo permitiré! -Sus dedos se marcaban en mi piel. Miré su mano temblorosa y le volví a mirar fijamente.

-¿Para qué me sigas haciendo daño? ¡Me secuestran, me encierras en tus dominios, amenazas a mi gente con matarla y ahora esto! -digo apartando la mano y enseñando la herida entre mi cuello y el hombro.

-Puedo curártelo... -tira de mí pero me mantengo en mi sitio.

-¿Y ya está? ¿Curarlo hará que olvide todo lo que me has hecho? -desvié la mirada, no quería ni verle- ¿Qué soy para tí Evans? ¿Una muñeca que debe estar dentro de una bola de cristal?

-¡Eres mi Mate! -me agarra por los dos brazos y me obliga a mirarle. El agua de nuestra ropa se esparcía por el suelo de madera y dentro de nuestros cuerpos se inflirtaba en nuestra sangre, congelándola. Nuestras respiraciones se volvían más pesadas- ¡Sólo quiero protegerte!

-¿Protegerme? ¡De quién me debo de proteger es de tí! -cada estupidez que salía de su boca me cabreaba más y más. Noto que su agarre se afloja y me zafo de él- Hasta siempre Evans...y si quieres guerra, estaré dispuesta a luchar.

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora