26. ¡HABLA CERDO!

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Los guardias nos condujeron por el subsuelo del edificio, donde estaban las celdas para los acusados por delitos graves.

Me fui informando gracias a Mike, uno de los guardias y amigo de la familia. Lo que no me dijo Evans me lo decía él.

Según lo que había pasado con Xavier y ante las pruebas inconcluyentes y las discusiones por un juicio para él, se había decidido por el momento de que se quedara en una de las celdas de las mazmorras y tenerlo vigilado.

Me contó de las contradicciones de su familia y demás cazadores, amenazando a Evans de las falsas acusaciones impuestas a su hijo, pero se quedaron acojonados ante la furia del hombre lobo y su manada.

Así era este hombre lobo. Le miré con disimulo y un ceja alzada.

Sin embargo, nada cuadraba. Con Xavier encerrado y siendo admirado por gran parte del pueblo -más por su apellido- ocasionaría divisiones en el pueblo; los partidarios por los hombres lobo y los que estuvieran en contra.

Un pueblo dividido fácil de asediar.

Sacudí la cabeza. No me adelantaría a los hechos aunque se muy bien que están pasando. Me mantendría fría y seria.

Para relajar mis nervios, acaricié el mango de una de mis armas.

Al seguir bajando la temperatura iba cambiando. El abrigo se volvió en una fina chaqueta y tuve que abrazarme a mí misma.

Era una friolera de narices.

Algo pesado en mis hombros me dio un sobresalto. Una chaqueta vaquera tapaba la otra. Miré a Evans sólo con una camiseta negra de tirantes y mirando a otro lado.

Giré mi cabeza hacia los peldaños. Sus brazos habían cogido color y sus brazos tenían más músculo.

Quise relajarme, seguir siendo fría con él, pero el olor de su chaqueta era una cosa difícil de descartar.

Mis mejillas ardían.

¿Por qué ahora sentía tanto calor?

-Ya falta poco -dijo Mike al mirarme. Pensé que mi cara reflejaba cansancio, así que asentí con la cabeza.

De lo que estaba más sorprendida era del silencio de Evans. No había dicho ni una palabra desde que entramos. Era increíble que, conociéndole, su labios estuvieran sellados.

Sin embargo, sus ojos se clavaban en mi espalda como un taladrado. La piel de mi nuca la tenía de punta sólo con pensar en sus ojos azules.

¡Dios, era la primera vez que quería llegar pronto a hablar con Xavier!

Y creo que mis súplicas se hicieron realidad.

-Ya estamos -anunció Mike. Bajé los últimos escalones de las escaleras de caracol y me puse a su lado- Yo os espero aquí, cualquier cosa me llamáis.

Sonreí y asentí. Era costumbre que los guardias estuvieran pegados a las visitas, pero Mike sabía que un hombre a mi lado y fiel a mí daba más seguridad que estando él.

-Gracias por todo Mike.

-De nada, pero te recordaré este favor.

Caí en la cuenta. Mike no había dicho nada a mi padre de que estuviera aquí. Se pondría histérico y vendría aquí de inmediato para encerrarme en mi cuarto.

Cosa que estoy segura que a Evans se le pasó por la cabeza, pero en vez de mi habitación individual, en la que compartíamos.

Y lo más estimulante, encerrada con él.

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora