24. BATIR DE LOS CORAZONES

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Ya siendo tan tarde, me despedí de Simón y su madre. Por suerte, el gilipollas de su hermano y su banda de parvulario no estuvieron aquí en todo el día, por lo que no hubo encontronazos desagradables.

Pensé en todo lo que Simón y yo habíamos hablado acerca de Evans. No sería nada fácil sonsacar toda la información al hombre lobo, pero jugando bien mis cartas conseguiría algunas pistas para hacerme una hipótesis.

"Caperucita se iba a pelear con el lobo" irónico ¿no? Frente a él me siento como un cordero a punto de ser degollado.

Un cordero muy gamberro, cabeza dura y el que se buscaba las broncas, tenía que admitir.

El sol se escondía por las montañas y los primeros atisbos de helada se filtraban por mi piel hasta mis huesos. Los únicos atisbos de nieve eran en el bosque detrás del pueblo, seguramente de hace poco. Habría sido factible traerme un plumas que esta fina cazadora.

Miré a mi alrededor. Todo estaba tranquilo con algunos sonidos de conversaciones lejanas cerca del pabellón.

Supuestamente estarían ya repartiendo la comida para todos.

No tenía prisa en volver a casa y muchísimo menos en buscar a Evans. Si le veía habría una enorme frase en mi frente que citaría Dejada a medias y me darían ganas de darle un puñetazo, sustituto de un borrador.

Atravesé algunas calles ya cerca del pabellón jugando con el aire que salía de mi nariz y mi boca. No había ningún obstáculo en mi camino hacia la comida gratis.

Eso era lo que pensaba.

Sin previo aviso, una mano atrapó mi brazo superior y me tiró dentro de un callejón, adentrándome en las sombras. Dí un grito de sorpresa por el repentino ataque, pero me recuperé rápidamente y me giré a quien sería mi oponente. Le incrustaría todo mi puño en su mejilla.

Si no fuera porque la cara frente a mí era la de Xavier.

Con él usaría los dos puños y las rodillas.

-¡Suéltame, imbécil! -le grité dispuesta a pegarle.

-¡Cálmate, sólo quiero hablar!

-¡Ya hablaste suficiente la última vez que nos vimos. Ahora es el momento que te de una zurra! -con algo de dificultad esquiva mi golpe, que en vez de su cara de niño guapo le doy en el hombro. Se tambalea y aprieta en su calambrado brazo para calmarlo.

Me sentía rara. No sabría explicarlo. Pensé que tendría resentimientos y que le odiaría para siempre, pero nada de eso pasaba.

Me sentía...indiferente.

Le tengo en mis narices y no tengo ninguno de mis instintos asesinos.

Vaya puta mierda.

-¡Lo digo en serio, sólo deja que hable!

Me calmé un poco y me cruce de brazos. Tengo que ser razonable y no comportarme como una bestia.

-Ya te he dicho. Entre nosotros no hay nada de que hablar. Ya dejaste claro que cada uno por su lado y punto -paso por su lado dispuesta a irme- Si me disculp-.

-Quiero rectificar mi error.

Mis piernas se detienen involuntariamente y todo mi cuerpo se vuelve de piedra.

Aún Xavier controlaba algo.

Por primera vez me atrevo a mirarle.

-¿Error? ¿Dices error el que saliera contigo?

-Me refiero el de que hayamos cortado. Quiero que volvamos a ser novios.

Me quedé muy quieta, mirándole con los ojos entrecerrados. No dije nada hasta después de un minuto.

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora