33. DENTRO DE MÍ

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Como en casi todas de mis historias, se me conoce por escribir escenas subidas de tono o directamente de sexo, intentando hacerlo lo más original posible. Si eres sensible al leerlo, pondré la estrella comunicando cuando empieza y cuando se terminó, pero ¿podréis resistiros? No me hago responsable de vuestros traumas y promuevo el sexo responsable y seguro, y que seáis mayores de edad XD.

Bamby-na, convirtiendo a fans pervertidos/as desde el año pasado.

Desperté sabiendo que sólo había dormido un par de horas, y era cierto. Aún estaba oscuro, pero el amanecer amenazaba con hacer su aparición dentro de poco.

Me incorporé un poco evitando marearme. En vez del sofá que recordaba estaba en una cama. Seguramente Evans me había cargado.

Salí de entre las sábanas y me puse en pie. No me sentía dolorida como antes, pero sentía pequeñas punzadas que eran fáciles de ignorar.

Salí de la habitación y fui al salón. No vi a Evans por ninguna parte, ni tumbado en el sofá...¿no se habrá atrevido a ir sólo?

Nerviosa inspeccioné la zona, y me tranquilicé de sopetón al verlo en la terraza apoyado en la pared y profundamente dormido.

Su aspecto no había cambiado mucho salvo por el poco pelo que le quedaba en su columna y la forma de la boca era ya normal, asomándose unos colmillos por sus labios. Su ceño estaba fruncido, por lo que no tendría un buen sueño.

Me acuclillé frente a él y pasé mi pulgar por ese ceño. Rápidamente el rastro del lobo se relajó y lentamente abrió los ojos.

-Deberías de dormir un poco más -aconsejó.

-Debería, pero no quiero.

Me coloqué a su lado y apoyé mi cabeza en su hombro, viendo como el cielo se iba aclarando. Nos consumimos en un cómodo pero tenso silencio. Había mucho de que hablar pero también para estar callados.

-Evans...¿que pasará después de todo esto? -dije sin voluntad- Si todo sale...bien...nada volverá a ser como antes.

-¿Hablas de nuestra relación?

No respondí directamente a su pregunta.

-¿Quieres que cambie, Serafina?

Negué con la cabeza sin mirarle.

-Quiero cambiar yo.

Sin dejarle que respondiera, me giré y me coloqué entre sus piernas, teniendo nuestros rostros al mismo nivel y muy cerca. Evans me miró con los ojos abiertos. Estos no habían cambiado mucho. Sus iris eran el característico ámbar que conocía y su contorno negro. El rostro de un demonio que podía leer sus emociones a través de esos perfectos y diabólicos ojos.

Inmediatamente Evans giró la cabeza a un lado. Me sentí impresionada y rechazada, por lo que dudé en preguntar.

-¿Qué...qué ocurre?

-No quiero que me veas de esta forma. Te estoy asustando.

-¿Asustada? Evans, no...

-Ahora soy algo inestable, Serafina. Podía hacerte daño y ahora no soy...el Evans que conoces.

Me estaba enfadando que me diera excusas baratas. Cuando daba órdenes era firme, pero al explicar lo que quería decir era nulo.

Aunque comprendí lo que me quiso decir con que "el Evans que conoces". Conozco al Evans humano y al Evans lobo, pero no el híbrido con sangre demoníaca. Ahora era un demonio y tenía miedo.

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora