19. DOS PROBLEMAS MEDIA SOLUCIÓN

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Después de lo ocurrido pasaron dos meses desde que me infiltré en territorio licántropo. Me había acostumbrado a la medio vida hogareña y de sus costumbres, incluidas la que implica ser una Luna y una mate para ellos. Tenía los mismos límites impuestos desde el principio, pero aun así podía moverme por donde quisiera dentro de ellos y relacionarme con sus habitantes. Ayudaba en lo que podía; me ocupaba de las reformas de las casas, abastecer la comida con otros hombres lobo y en cuidar a Diane o colaborar con Deli en lo que estuviera haciendo.

En cuanto a Evans...la cosa seguía como siempre. Aunque me mordiera no iba a cambiar de conducta respecto a él. Seguía siendo tan mandón como siempre e igual de testarudo que yo. No paraba de darme órdenes o de ponerse en modo posesivo conmigo y eso me cabreaba, por lo que escapaba de la casa y me iba con Deli y sus amigos hasta que me encontrara. Pero, aun así, no sufría los continuos acosos ni nada por el estilo que me hacía anteriormente. Dormíamos en la misma cama, pero él, ante mis negativas, no me tocaba respetando mi decisión.

También quise investigar sobre su pasado, pero el imbécil de Evans no soltaba prenda. Sin embargo, aunque la mayor parte del tiempo nos enfadábamos, había conseguido algo de su confianza y mi propia autonomía. No era llevada por ninguna correa y me había dejado enviarle cartas a mis padres para que supieran mi estado. "Con lo fácil que sería tener un móvil y no escribir a la antigua usanza" pensaba al rellenar las cartas.

Por lo demás no podía quejarme. Sin embargo, hoy intentaría hacer algo que llevaba esperando decir durante mucho tiempo. Nada menos que poder ver a mis padres y tener mis propias cosas conmigo.

Respiré hondo y con la mayor dignidad posible golpeé la puerta de su despacho, esperando la respuesta.

-Adelante Serafina.

¡Ya volvía a llamarme por ese nombre animado! Le había repetido muchas veces que no lo hiciera y el erre que erre ¿Y cómo sabía que era yo? Claro, su olfato...maldito lobo fetichista.

Abrí la puerta de la forma más natural posible. Evans revisaba los documentos esparcidos por su escritorio. Al avanzar un poco más deja de mirarlos para verme.

-¿Pasa algo?

-Quisiera poder hablar contigo...si es posible -había tenido que usar la educación para que no me sacara a patadas. Evans levanta una ceja enigmático.

-Siéntate -dice señalando la silla de enfrente. Este hombre se comportaba igual que un témpano de hielo, tan frío e inexpresivo, pero al menos tenía la intención de escucharme.

-Vale... -me acomodo en el asiento y le miro fijamente a los ojos- Había pensado que, después de un largo tiempo estando aquí y no haber causado problemas, pudiera tener la oportunidad de visitar a mis padres.

Ya volvía a poner esa cara de estar enfadado y con su rotundo NO pintado en la cara.

-No es el mejor momento para llevarte a verles, y con las cartas que das y recibes ya es suficiente.

-¡Eso es muy trivial! Sólo verles por unas horas...

-¿No eras del tipo de persona que dice que sus padres son muy plastas y que no querías saber nada de ellos durante un tiempo?

Reconozco que ahí me ha calado. Sería la primera en meter a mis padres en un bote y mandarlos en la otra esquina del mundo para quedarme sola en casa. Pero era yo la secuestrada...no ellos.

-No nos vayamos del tema Evans. Ha pasado dos meses y no sé nada de lo que ocurre en mi territorio.

-No es el mejor momento Serafina, y lo digo en serio -dice Evans mirando sus papeles- Me han informado de varios incidentes y los ataques de renegados siguen aumentando. Me niego a dejar que vayas y que te pase algo. Aquí estarás segura bajo mi cuidado.

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora