16. ¡QUE RULE LA FIESTA!

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Sin corregir.

#Un video de lo más random.

A la mañana siguiente me desperté malhumorada y con unas ojeras adornando mis ojos. Había pasado una mala noche y en el ratito que me dormí Evans había desaparecido de la habitación.

Cogí las muletas y bajé las escaleras. Ni siquiera había visto la hora, pero ver que el sol no estaba en lo alto me avisa de que aún es temprano. Fui a la cocina y ya veía preparado el desayuno con una nota al lado del plato

Serafina, cometelo todo y tomate la pastilla que hay al lado.

¡Como si fuera hacerle caso en todo! Arrugué el papel pero me dí cuenta que había algo escrito detrás de la nota. Lo planché con la palma y lo leí.

Sabré si me has hecho caso. Evans.

Joder con el chaval. Incluso por escrito percibo sus amenazas. Este es omnisciente, digo yo.

Sería mejor hacerle caso, para tal, no había intención de matarme. Me metí la pastilla en la boca y me la tragué gracias al vaso de agua, para ponerme a desayunar con normalidad.

Poco después escucho las pisadas del piso de arriba y como una alborotada Diane bajaba las escaleras de dos en dos.

-¡Buenos días! -dijo animadamente, pero yo no le respondí de la misma forma.

-Buenas...

-¡¿Por qué estás enfadada?! -dijo con sus brillantes ojos llenos de curiosidad. Medité en lo que iba a decir, pero era mejor callar algunas cosas.

-Culpa de tu hermano -digo con rabia pensando en lo de anoche.

Diane me mira sin entender. Mira el reloj de pared y vuelve a ser la niña hiperactiva de hace unos segundos.

-¡Llego tarde! -me da un rápido beso en la mejilla y se despide con una sonrisa, llevándose todo el ruido con ella. Sonrió y tomo mi desayuno.

La casa estaba muy tranquila y eso me relajaba. Diane ya estaría en la escuela desde hace varias horas, por lo que no había nadie en casa para que me distrajera.

Pero eso no dudaría mucho. Conociendo un poco a Evans vendría alguien enseguida. Argh, de sólo pensar en lo que hizo anoche me cabreaba. Apagué la televisión y me dispusé a subir las escaleras.

Y como supuse alguien llamó a la puerta y entró sin más. Creí que volvería a ser David pero me sorprende ver a Deli, la chica de la sonrisa del gato de Alicia en el País de las Maravillas.

-¿Qué tal todo por aquí? -dice acercándose.

-Harta ya de ser como una leprosa.

-Que humor, dejame averiguar,...¿Evans?

-Tocada y hundida -digo con una cansada sonrisa.

-No preguntaré los detalles -Deli mira mi pierna escayolada- ¿No te has tomado la pastilla?

-A regañadientes...¿Cómo sabes lo de la pastilla? ¿Qué es?

-Ahora lo averiguaras. Apoya el pie en el suelo.

La miro incrédula. Ya me dolía tenerla flexionada en el aire como para estirarla y pisar el suelo.

-Estás de coña.

-Confía en mí, no te pasará nada.

Levanto la ceja, ¿confiar en una chica sonriente que acabo de conocer hace una semana? ¡Si me costaba fiarme de mi propia madre! pero, ¿qué perdería por intentarlo? Solté un resoplido y la hice caso.

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora