11. SE INFILTRA UNA GRANUJA

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En toda la noche no he pegado ojo. Cada vez que intentaba dormir la imagen de Evans con esa mirada sanguinaria me daban escalofríos de pies a cabeza. Esa expresión se ha quedado grabada en mi retina, y esta noche en mis pesadillas. Puede que mi cuerpo estuviera cansado, pero mi cerebro me pedía que me mantuviera despierta.

Giré la cabeza y miré el despertador. Sus huellas digitales marcaban las siete y media y el sol se inflirta por los agujeros de las persianas...Que pereza tener que levantarme.

Hasta que me diera la gana de ponerme en pie, me acomodé y me puse a pensar en todo.

Evans escondía muchos secretos, eso era evidente. Nunca me habló de su pasado, antes de que se instalaran aquí. Si tenía que pensar desde un punto empezaría por su familia.

Dely me contó que el anterior Alfa era su madre. Recuerdo cuando me preguntó por la mía, que si la odiaba y todo eso. Mi madre no era la mejor del mundo, pero fue la que me crió y me cuidó con cariño, con eso me basta.

En cambio, él tenía otra opinión. Aquella respuesta que me dió me hace sospechar de que no tuvieron una buena relación. Sus tristes ojos iban acompañados de algo oscuro. Para ser un año mayor que yo, ha tenido que pasar muchas cosas para que se convirtiera en un cascarón...

¡¿Por qué tengo que estar pensando en ese chico?! Mi inconsciente me ordenaba pensar en él cada minuto ¿es culpa de esa conexión?, ¿era esto lo de ser un Mate? Nunca en la vida había sentido algo tan fuerte por un chico, aunque mi primer y único novio fue Xavi.

Volver a pensar en él me he acordado del recordatorio que me dije a mi misma; los chicos son unos infieles y unos cabrones. No puedo confiar en ellos sino me hundiría, pero Evans...¿Por qué no podía tener organizada mi cabeza como es debido?

Ojalá tuviera aquí mi móvil. Simón, después de gritos y réplicas, me distraería contándome alguna actualización en el foro o hablarme con todo detalle de una serie o un juego, pero no sabía si mi padre le había contado de mi actual paradero. Puede que no sepa que estoy retenida aquí y me siga esperando en su habitación, aunque ya que ha pasado un día dudo que su paciencia siga ahí.

Pediría a Evans que me concediera llamar, al menos los presos se les concedía hacer una llamada. Pero con esos cambios bipolares volvería a despertar a la bestia. No tenía remedio si no quería doblegarme ante ese imbécil.

Ante esa iniciativa me puse en pie y fui al baño a ducharme. Si tenía la posibilidad de moverme por este territorio no actuaría como una princesita llorona en su castillo, no era así para nada, tenia mi orgullo y nadie me lo pisotearía.

Después de una larga ducha me fui al armario, donde la noche anterior había colocado la ropa sin más remedio. Saqué unos vaqueros oscuros de talle alto y de campana, como el de los años 60, y una camiseta corta por el ombligo de color rojo con el número 1930 impresa en blanco. Busqué unas zapatillas de deporte hasta encontrarlas en la enorme montaña de cajas de zapatos. Dely se había pasado un poco con la cantidad del vestuario.

Ya arreglada de arriba a abajo me puse frente a la puerta. Me preparé para lo que fuera a pasar. Me sentía como un caballero que se iba a enfrentar al dragón para salvar a su dama libertad, en mi caso.

Al abrir la puerta había una niña con la mano en alto para dar unos golpes. Parecía un hada, pequeñita y una preciosa cara de angelito de no haber roto un plato en su vida. Su pelo era rubio y largo y sus ojos azules la hacían brillar junto con su pálida piel.

Era la cosa más mona que había visto. La niña me miraba tímidamente, teniendo miedo de hablar.

-¿Quién eres? -le pregunté cariñosamente. Su dulce rostro había causado un efecto que me hacia ser agradable con ella.

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora