39. HORA DE LA CACERÍA

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Jamás me había sentido tan asustada y preparada al mismo tiempo.

Todo estaba planificado. Un grupo de seis cazadores entraríamos por la sala de calderas, con el objetivo de que el ruido escondería nuestras pisadas. El problema es que sería estrecho, pero no habría sorpresas. Otros grupos por las zonas laterales, y los lobos tanto por los patios de la prisión como por la parte subterránea.

No fue nada fácil acordar todo. Incluso con los planos y la información de la zona, había algunos puntos que no estaban bastantes claros. Simon supo manejarlo bien, mientras que yo tuve algunos problemas.

Nunca se me dieron bien las estrategias. Prefería el papel de soldado que al de teniente. Tuve que agradecer la intervención de mi padre cuando me quedaba en blanco, pero por suerte todo salió bien gracias a la experiencia de los veteranos.

La hora estaba clara, en el atardecer. Hubiera sido lógico atacar por el día cuando los vampiros son más débiles, pero Dely nos explicó que los hombres lobo tiene más fuerza por la noche, y más ésta noche de luna llena. Decidimos que el atardecer nos daría tiempo a entrar sin ser vistos por los reflejos del sol y atacar nada más comenzar el anochecer.

Aprovechamos en preparar las armas, en descansar y en charlar. En estos momentos me encontraba apartada de todos, apoyada en el tronco de un árbol. En parte había perdonado a Xavier, pero aún sentía la rabia por mis venas. Sabía que podía dejarlo pasar, pero ese imbécil casi me mata, no era una discusión ni nada parecido.

Pero en realidad, lo estaba poniendo como excusa, la verdad es que estoy bastante acojonada.

-¿Por qué no descansas? -giré la cabeza y mis hombros se relajaron.

-Hola papá -bajé la cabeza hacia mis piernas- No estoy cansada.

-Con esa cara no convences a nadie - se colocó a mi lado y se deslizó del tronco hasta sentarse. Le imité- No lo ha mostrado, pero tu madre casi pega el grito al cielo.

-Lo daría sabiendo que no puede maquillarme -reí sin muchas ganas- Papá...gracias por venir.

Me miró extrañado.

-Claro que estoy aquí, eres mi hija.

-Lo sé... sólo...

-Serafina, siempre estaré donde me necesites. Incluso en las misiones estaba ahí vigilándote, pero sabía que lo lograrías.

-Pero ésta vez no lo tengo seguro -comencé a temblar y mi voz se distorsionó- Papá...tengo miedo...de que os pase algo y...y...

-Shhhh... -los brazos de mi padre me rodearon y me apretaron con fuerza- No tienes que pensar en lo peor, nosotros estaremos bien...y volverás a ver a Evans.

-Entonces, ¿dejas...?

-Solo quiero lo mejor para tí. Sí te hace feliz...entonces ve -cogió mi rostro y retiró las lágrimas de mis mejillas con los pulgares- Hija, sé que no he sido el mejor padre que querías, que he sido muy estricto contigo... Pero tenía miedo de que...que pudieran engañarte. Tenía que elegir entre dejarte en una burbuja de fantasía o enseñarte la vida real. Elegí la segunda por tu bien...yo...

-Lo sé papá.

-No Serafina, no lo sabes bien. Tengo que confesar que tenía miedo de que te pudiera pasar algo. Ser un cazador no es fácil, y siempre deseé ser un hombre normal, y las dos veces que me sentí así fue cuando me casé y cuando nacistes y te tuve en mis brazos. Pero a la vez que esa felicidad me invadió, el miedo a perderos fue peor. Yo... Sólo quiero que las dos mujeres de mi vida estén a salvo.

No pude evitar llorar más.

-Papa, estás siendo muy cursi...

-No estropees el momento, encima que me estoy sincerando delante de mi hija.

No pude evitar sonreír y el me siguió. La tensión en el ambiente se fue relajando hasta que nos quedamos un momento en silencio.

-Papa, amo a Evans -solte.

-Lo sé, sé cómo le miraste nada más cuando volviste, igual que miro yo a tu madre.

-Puaj, que asco, deja de restregarme cuánto quieres a mamá. Ahora soy yo la prota del drama.

-Eso nunca -me dió un pequeño golpe en la cabeza. Se levantó, mirando el horizonte- De ahora en adelante van a pasarte cosas Serafina. Constantemente tendrás miedo de perderlo todo y a la vez una gran felicidad de tenerlo, pero os tendréis que proteger mutuamente -gira su cabeza para mirarme- Apruebo tu relación con Evans, pero si te vuelve a meter en estos líos, nos aseguraremos de rebanarle los sesos y traerte de vuelta a casa.

Como un reflejo, me levanté y abracé con fuerza a mi padre, llorando con una mezcla de emociones. Me estaba hablando en un futuro en que estaría con Evans, sin pensar que ésta noche pudiera perderlo. Sólo unas cuantas frases han conseguido serenarme.

Evans tendría que estar a mi lado sí o sí.

Más tranquila y con la mente despejada, me separé lentamente. Mi padre me sonrió mientras acariciaba mi cabeza, con esa sonrisa que siempre vi de pequeña en su cara. Nuestras lágrimas se fueron secando lentamente.

-Bueno, "jefa" ¿Lista para la marcha?

Giramos nuestros rostros para ver a Simon y a mi madre apoyados en el árbol, y un poco más lejos a los lejos Dely con algunos hombres lobo y Xavier con sus amigos. Nos miramos unos segundos, pero fueron suficientes para dejar todo rencor atrás.

En parte me sentía avergonzada de que vieran éste lado mío, pero soy humana, no una roca sin emociones. Con toda la seguridad renovada y el atardecer en mi espalda, di mi mandato de autoridad.

-¡Empieza la cacería!

Y todos victoreamos.

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora