34. SAYONARA.

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Desperté cuando la luz del sol me dio plenamente en los cara. Molesta, me despejé con esfuerzo y miré desconcertada a mi alrededor.

Estaba totalmente sola en el cuarto. Mi cerebro tardaba en reaccionar. Sentí un frescor recorrer mi cuerpo y al verme -literalmente desnuda escondida en unas sábanas- mis recuerdos de anoche me golpearon de lleno. Me puse roja y pegué un bote, provocando que un dolor en la entrepierna me hiciera encogerme y avergonzarme.

Definitivamente, si ya he tenido a Evans dentro de mí, un tampax no supondrá ningún problema.

...

¿Dónde estaba Evans?

Toqué mi otro lado de la cama, recordando que me trajo aquí y que dormimos juntos, sin importar los ruidos de los coches del nuevo comienzo de la vida cotidiana de la ciudad. Estaba frío, helado, seguramente había pasado más de dos horas desde que se levantó.

¿Y qué hora era?

Pudiendo hacerse soportables los pinchazos, salí de la cama y rebusqué en el armario. Había ropa de mujer y por suerte encontré unos vaqueros de mi talla, ¿de quién era este piso? Cogí una sudadera algo ajustada y fui al baño a por mi ropa interior y mis zapatillas.

Ya vestida y aseada, salí del baño. Voy al salón y ni rastro de Evans, ¿dónde coño estaría? No hay ni una nota en la nevera, nada.

Me pongo nerviosa.

Lo primero que pienso es llamar por el móvil. Algo estúpido, ya que Evans no tiene ninguno, y mucho menos yo si me secuestraron.

Literalmente, me pongo histérica por cada minuto que le busco. Me froto la cara por la frustración. Intento pensar, racionalizar. Busco alguna nota que Evans me haya puesto y nada. Lo único en lo que puedo pensar es que haya ido al encuentro de su padre en busca de su hermana.

Hijo de... me deja aquí sola.

Unos ruidos me alertan y me pego a la pared por acto reflejo, viendo por la esquina la persona que entra por la terraza -los sobrenaturales no usan mucho las puertas últimamente-.

Le reconozco enseguida, aunque iba con una caperuza para que no le diera el sol, y la sangre me empieza a hervir. Mente fría S, actúa con profesionalidad.

No se ha dado cuenta de mi presencia. En vez de usar sus oídos, su olfato le guía hacía el baño, probablemente atraído por la sangre de las gasas. Cogí una paleta, que afortunadamente era de plata, y sigilosamente le seguí, haciendo el menor ruido posible.

Entró en el baño y se agachó para coger las ropas ensangrentadas. Notó que alguien estaba detrás y reaccioné rápido. Le pegué el utensilio de cocina en la cara y el vampiro gimió de dolor al sentir su piel arder, pero no se compareció. Se movió rápido y se abalanzó sobre mí.

Recibí un fuerte golpe en la espalda con la puerta y grité de dolor. Me seguí defendiendo. Tenía mucha fuerza, lo mejor sería ir al salón y tener más espacio para moverme que en el estrecho pasillo.

Con una fuerte patada en su pecho, gateé y me levanté. Salí del baño con el vampiro pisando mis talones. Me derribó al llegar al salón y volvimos a pegarnos puñetazos por doquier.

Me sangraba la boca, la nariz -que estaría rota- y algunas heridas nuevas en mi piel. Tendría que pedirle a Evans más de ese medicamento.

Sin embargo, no era la única que las pasaba canutas. Mi contrincante estaba en peor estado que yo. No tenía un buen fondo para las peleas cuerpo a cuerpo. Fue un gran acierto ir al salón. Podía moverme con más libertad. La decoración había dejado mucho que desear.

El vampiro apareció en un punto ciego y me tiró al suelo. Ignoré el dolor producido en mi espalda, pero no pude evitar escupir sangre. Se puso encima mía y me miró triunfante.

No le iba a dar ese lujo.

-Vaya Giovanni, no ha estado mal...pero me esperaba algo más.

-Pequeña puta...

-¡Dónde están mis modales! ¿Algo para beber? Aunque claro, no es de buena educación entrar por la ventana.

-¿Tan sarcástica eres? -puso sus manos en mi cuello y empezó a estrangularme. Me removí para quitármelo de encima- Dejarás de serlo cuando te mate y beba tu sangre,...a lo mejor me pegas algo de tu mal humor.

No podía derribarlo. Sentía mis ojos salir de mis cuencas y el entumecimiento de mis piernas. Tenía que hacer algo ahora.

Recordé las enseñanzas de mi padre. Una de ellas era clavarle el arma en la pierna, pero no tenía una a mano. De repente, una imagen apareció en mi mente.

Dios, espero que funcione o sigo la luz.

Dejé de luchar y de sujetar sus manos. Pasé mis brazos dentro de los suyos y rápidamente cogí su rostro y metí los pulgares en la cuenca de sus ojos, apretando fuertemente.

Chilló. Su agarre se volvió más flojo hasta soltarme he impedir que siguiera apretando, pero yo continuaba.

Como un milagro, la luz del sol daba en la parte contraria de la sala. Tracé un plan en cuestión de segundos.

Aún agarrándole, me puse en pie y lo arrastré hacía la luz. El vampiro me insultaba y me daba patadas, que yo conseguía evitar un treinta por ciento de ellas. Pero me mantuve arriba y, con un subidón de adrenalina, le tiré, sin olvidarme desatar el hilo de su lazo y coger la caperuza que expuso a su dueño.

Sin que Giovanni pudiera evitar su cercana muerte, cayó donde la luz del sol daba. Sus gritos eran tremendamente desgarradores. El sol le iba quemando lentamente.

Era atroz ver aquella escena. Tapé mis oídos para que se hiciera más ameno. Era tan desagradable presenciar la muerte de un vampiro expuesto al sol.

Giovanni me lanzó una mirada llena de puro odio. Hice el esfuerzo de actuar genial y decir una frase épica de película.

-Sayonara, baby. *(Hasta la vista en la versión original)

Tenía que admitirlo, no era muy original.

Después de unos largos minutos, Giovanni se descompuso en cenizas, quedando solo sus ropas. Con un suspiro de alivio, caí de rodillas y me tumbé en el suelo, con la respiración acelerada. Con un último esfuerzo, apreté los dedos en el tabique de mi nariz y, contando hasta tres y mordiendo la sudadera, me la coloqué, llorando por el fuerte dolor hasta que se fue disipando. Cuando ya todo mi cuerpo se tranquilizó, sólo pude pensar con la vista hacía arriba.

Uno menos en mi lista negra. Por fin tuvo su merecido.

Si en un futuro iba a ser cazadora, discutiré por un sueldo acorde por el hecho de quedar hecha mierda.

#Por fin de vuelta, ya era hora ¿no? Mañana me pondré con la siguiente parte 💃📝

Cazadora vs AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora