Capítulo 07 ~ La honorable casa de los Black

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Presente ~ Mansión Malfoy

"¿Tenemos otro hijo?", había preguntado sin rodeos a mi marido mientras tomábamos el desayuno en el comedor. Draco se había atragantado con el té como respuesta y había dejado caer la taza haciéndola añicos.

Cuando por fin hubo recuperado la compostura y dejado de toser, avisó a un joven elfo para que recogiera todo y se levantó a mirar por la ventana pensativo, apoyando una mano en el cristal y otra en su cadera. Yo lo observaba con detenimiento esperando una respuesta que se estaba haciendo de rogar.

Afuera, las margaritas se mecían por el incipiente viento mientras el cielo comenzaba a encapotarse. Sin duda hoy sería un día lluvioso.

Y así, mientras yo admiraba las vistas que nos ofrecía el gran ventanal, Draco relajó la postura y volvió a sentarse tomando la nueva taza que le habían traído los elfos.

--¿Estás segura de volver a querer pasar por eso? --preguntó calmado y mirándome a los ojos.

--No lo sé pero, desde que hablamos ayer con nuestro querido hijo, algo en mí se removió --pausé unos segundos--. Le dijimos que en ese momento, cuando accedimos a casarnos, sólo nos teníamos el uno al otro y... Por Merlín, no quiero que si algún día nos pase algo, Salazar bendito no lo quiera, él se quede sólo --Draco asintió levemente.

--¿Sabes que querer buscar otro hijo implica...? --comenzó a preguntar antes de callarse.

--Implica volver a pasar por el momento más incómodo de toda tu vida, lo sé.

--No me malinterpretes, querida. Te quiero. Eres y serás la única mujer de mi vida, en todos los aspectos, y si quieres intentarlo por Scorpius yo lo haré --afirmó el rubio tomando su taza de la mesa.

--¿Crees que aún podamos...podamos ser ... fértiles?--pregunté avergonzada.

--Podemos consultar a algún medimago experto en San Mungo, si así lo deseas--me animó.

--No querido. No querría dar lugar a habladurías.

--Sí, estoy deacuer...

Pero Draco no continuó la frase, porque nuestro pequeño heredero abrió la puerta del comedor mientras con la otra mano aún se frotaba el ojito por el sueño.

--Scorp amor. Ven, siéntate. Avisaré para que te traigan el desayuno--anuncié dando una palmada para convocar a los elfos--. ¿Cómo has descansado?

--Supongo que bien --dijo encogiéndose de hombros.

El mismo elfo que acudió un rato atrás, se apareció con un sonoro crack en mitad de la sala. Por Merlín bendito que había que enseñarle modales a ese elfo. Traía consigo una bandeja con el desayuno de Scorpius preparado y la correspondencia de mi marido.

--Hoy me ausentaré toda la mañana. Hay unos negocios que requieren mi presencia--anunció tras leer una misiva--. Espero estar de vuelta para el almuerzo.

--Recuerda, cariño, que hoy vienen de visita nuestros queridos amigos.

--Sí cierto, no te preocupes. Volveré a tiempo. Sí me disculpaís --añadió levantándose y dándonos un beso en la mejilla a cada uno para luego salir de la habitación.

--Mamá --me llamó mi pequeño--. ¿Qué vas a hacer cuando papá se vaya a trabajar y yo esté en Hogwarts? Estarás sola.

--Oh amor, no te preocupes por ello. De seguro que estaré muy ocupada preparándote paquetes de dulces y cartas llenas de amor.

--Pero eso no va a ocuparte más que un rato, y seguirás sola --se angustió.

--Bueno, que te parece si yo intento hablar con tu padre para que traslade su oficina al viejo despacho de la primera planta de tu abuelo Lucius. ¿Es buena idea? --Scorpius asintió enérgicamente en respuesta--. Entonces solucionado. ¿Qué te parece si ahora subimos a tu habitación y comenzamos a preparar el baúl?

Cuando George rompió mi corazón ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora