Cuando George rompió mi corazón ||TERMINADA||

Capítulo 15 ~ La venganza es un plato que se sirve frío

Colegio Hogwarts de magia y hechicería ~ presente

Como si hubiese recibido un balde de agua fría, Draco se tenso y apretó mi mano fuertemente. Habíamos hablado tantas veces de las personas que amábamos que sus nombres carecían de poder suficiente para lograr una reacción por nuestra parte, pero verlo, eso era totalmente diferente. Como si el tiempo no hubiese pasado por él,  Harry Potter, con su pelo alborotado y sus gafas redondas de metal, extendía la mano a Draco para saludarle. Mi marido, petrificado como si hubiese pasado un basilisco por delante suya, necesitó un leve empujoncito por mi parte para bajar de las nubes y estrecharle la mano al padre del otro alumno implicado como si no fuese más que eso; alguien que habíamos conocido en el colegio y que carecía de importancia, pero todos los adultos allí presentes, a excepción de la directora y no sabía si la señora Potter, conocíamos al dedillo la historia romántica clandestina que habían llevado Draco y Harry los últimos años en Hogwarts antes de aquél fatídico día de la muerte de Albus Percival Wulfric Bryan Dumbledore.

Saludé a Ginevra Potter mientras ambos caballeros parecían ser abducidos hacía otro mundo. La pelirroja llevaba el pelo más corto que en el colegio, aportándole más volumen, pero también añadiéndole un aspecto que me recordaba a su madre. Tenía algunas arrugas de expresión formadas por, lo que seguramente eran, años y años de risa y buenos momentos. Su túnica era de un tejido y color maravilloso, muy distinto a los tonos pardos que habían adquirido sus túnicas heredadas, y mil veces lavadas, que solía llevar en nuestros años de aprendizaje.

-Señores, ruego tomen asiento-sugirió Minerva dando un movimiento de varita para convertir simples objetos en cómodas sillas haciendo gala de su talento natural en transformación- El tema a tratar es delicado y me gustaría comenzar lo antes posible.

La curiosidad mató al gato, eso dicen siempre, pero a Scorpius podías matarlo mil veces y seguiría pecando de indiscreto. Al parecer, un joven llamado James Sirius, el hijo mayor de Harry, había creído a bien gastarle una pequeña broma a su hermano menor, muy digna de alguien por cuyas venas corría sangre Weasley. En palabras de  nuestra profesora de transformaciones, ahora directora, nuestros hijos habían traspasado la linde del bosque prohibido, campando por él a sus anchas, ante la búsqueda de una manada de centauros que, bajo la palabra de James, les dejarían montar en su lomo para un paseo. Los centauros, sintiéndose profundamente ofendidos, consideraron faltar a su norma ancestral de no hacer daño a un niño, hasta que uno de ellos, nuestro adorado profesor de adivinación Firenze, reconociendo los rasgos Potter en Albus intercedió y los acompañó de vuelta a la escuela. Alegó no tener problema en cumplir los deseos de los dos jóvenes mientras aseguraran no volver a adentrarse en el bosque en busca de su manada.

-Estoy totalmente disgustada, Scorpius, y recibirás un castigo apropiado a la falta cometida por nuestra parte, además del que la directora considere a bien aplicar aquí en la escuela-argumenté- Deberías saber que los centauros, aun siendo criaturas que tras la guerra consideraron que ayudar a los magos no era algo deshonroso, es una grave falta de respeto igualarlos a un caballo.

-Estoy convencido de que tengo parte de la culpa-reconoció Harry, avergonzado mientras bajaba la cabeza- Le conté a James aquella vez en primero, cuando nos castigaron a ir al bosque con Hagrid y Firenze me trajo de vuelta a Hogwarts montado en su lomo. Sin duda debió inspirarle la broma.

-Entonces, ¿mi hijo a estado a punto de morir atravesado por una flecha de centauro por aquella vez que decidiste hacerte el héroe quedándote con ese...ese... quién-tú-sabes?-explotó Draco.

-Recuerdo perfectamente como tú huiste con Fang cual cobarde-arremetió Harry

-Perdona por no querer actuar como un estúpido Gryffindor cuando mi vida corría peligro-contestó el rubio.