Capítulo 43 ~ Tom

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Flashback ~ 19 años antes

No se oía nada. El Gran Comedor se cubrió por un silencio sepulcral cuando la voz de mi padre acalló. Como si su murmullo serpenteante nunca hubiese estado presente. Pero habíamos vuelto a oírle dentro de nosotros, y ésta vez la noticia había sido como una jarra de agua fría. Como si hubiesen parado el mundo, como si ya no importase luchar.

Harry Potter estaba muerto.

Y con él también lo estaba el corazón de mi rubio. Había caído al suelo, derrumbado cuando las piernas le fallaron y comenzó a faltarle el aire. Demasiado paralizado para ser capaz de emitir un sonido, demasiado roto para llorar, demasiado vacío para vivir.

Pálido, apagado. Con el corazón en mil pedazos.

--Amor, amor. Mírame-- mi mirada estaba perdida entre mis lágrimas. Palmeaba sus mejillas en busca de que su mirada conectara con la mía-- Draco, amor, mírame. Tenemos que irnos, tenemos que salir de aquí.

Sus ojos grises estaban carentes de brillo, de vida, como si le fuese imposible vivir sin Harry, como si ya se hubiese dado por vencido.

Intenté levantarle. Sacarle de allí.

Salvarle.

Salvarme.

Pero en cuanto oímos los desgarradores gritos de aquellos que empezaban a vislumbrar la verdad en las palabras de mi padre al verlo con sus propios ojos, el rubio se hizo un ovillo y comenzó a hipar.

--Draco, por favor. Tenemos que salir de aquí--supliqué en un susurro.

--¡Me uniré a vosotros el día que se congele el infierno!--gritó algún joven que se negaba a aceptar la derrota-- ¡Ejército de Dumbledore!

Algunos vítores se hicieron oír y, como pude, arrastré a Draco hasta la multitud con idea de escapar sin ser vistos, pero se había aglomerado tanta gente en la entrada que era una misión suicida e imposible si mi padre nos descubría en plena huída.

--Muy bien. Si así lo quieres, Longbottom, volveremos al plan original. La responsabilidad es tuya--aclaró mientras sobre su mano se posaba el raído sombrero seleccionador-- Ya no volverá a haber otra ceremonia de selección en el colegio Hogwarts, y tampoco casas. El emblema, el escudo y los colores de mi noble antepasado, Salazar Slytherin, servirán para todos, ¿no es así, Neville Longbottom?

Coronó a el Gryffindor con el sombrero mientras mi padre seguía con su verborrea insípida para demostrar qué ocurría con aquellos que osaban a llevarle la contraria, pero pronto todo se tradujo en agitación y gritos cuando prendió fuego al sombrero y, con ello, al pobre chico.

Y entonces, como algo imposible, como una última oportunidad, el suelo comenzó a temblar y centauros, thestrals, hipogrifos, todo tipo de criaturas comenzaron su ataque contra los mortífagos que aún se empeñaban en luchar, obligándonos, a todos, a refugiarnos en el castillo.

A lo lejos, vi como George, mi amado pelirrojo que me había roto el corazón, y su amigo, Jordan, derribaban a Yaxley mientras, Lucius y Narcissa, sin intervenir ni alzar sus varitas, nos buscaban entre la multitud a gritos, pero estábamos paralizados contra la pared intentando protegernos.

Como cobardes.

La Señora Weasley pasó por nuestro lado, en un acto de valentía característica de una Gryffindor, y se batió en duelo Bellatrix para defender a su hija, golpeando a la mortífaga justo en el corazón con su hechizo.

Mi padre gritó, soltó un profundo alarido. Acababa de perder a su mejor verdugo.

Iracundo, incrédulo, lanzó un hechizo contra los tres grandes magos que le ponían resistencia sólo para lanzarse en duelo contra la indefensa señora Weasley.

--Protego--lanzó alguien en un grito

Mi padre, asombrado, miró alrededor para buscar a quién había osado interponerse y entonces, como si hubiera salido el sol en un mundo de tinieblas que rodeaba a Draco, como si su corazón frío como el hielo y roto en mil pedazos hubiese prendido en llamas que intentaban fundir y unificar las grietas, soltó un grito ahogado y mi corazón se encogió.

Harry salió de debajo de una capa invisible.

Vivo.

--Potter--susurró el rubio

--No quiero que nadie intente ayudarme--gritó el cuatro-ojos haciéndose el héroe

--Potter no lo dice en serio. Ése no es su estilo, ¿verdad que no?--se mofó mi padre

Se miraban fijamente, caminando en círculos como si tantearan todo el espacio que podía abarcar su duelo.

Una vuelta.

Dos vueltas.

Puede que hasta tres.

Un rayo entró en escena, y no era la absurda cicatriz de Potter, no.

Procedente de un duelo que aún se batía en alguna parte del comedor, un hechizo rebotó hasta la varita de Harry, desarmándolo.

--¡Potter!--gritó el rubio en un alarido corriendo hacia él lanzándole su varita y quedando desarmado-- ¡Estás vivo!

--¡Draco Malfoy! Lamentarás tu traición. ¡Avada Kedav....!

--¡Protego!--me interpuse atemorizada, con los ojos desorbitados del miedo y un nudo en la garganta

--¡Tú! No, no es posible. Tú eres mi...

--Mayor decepción.

--Avada kedavra--lanzó mi padre

--Expelliarmus--lanzó Harry

La varita que poseía mi padre salio volando y Harry la atrapó al vuelo como si de la snitch se tratase, al tiempo que Voldemort, el temido señor oscuro, caía hacia atrás con todo su peso, muerto por el rebote de su propia maldición

Humano.

Cuando George rompió mi corazón ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora