Capítulo 31 ~ Unos vienen otros van

359 31 1
                                    

Mansión Malfoy ~ presente

"Esta conversación no acaba aquí, ¿me oyes?" me había gritado George mientras yo me alejaba por el pasillo cuando sus hijos comenzaron a reclamarle dentro del apartamento, pero de eso había pasado ya más de una semana y no había vuelto a verle. Ni siquiera cuando acompañamos a Scorpius de vuelta a la estación ayer en la mañana por el final de las vacaciones, dónde si localicé con la mirada a sus hijos entre tantos Weasley. Pero en el andén 9 y 3/4, lugar en el que la matriarca de esa gran familia tuvo la idea de invitarme a tomar el té hoy en la tarde, no hubo ni rastro de mi pelirrojo favorito.

Me había puesto un vestido ceñido en la cintura con falda de vuelo debido a que todas las prendas de mi guardaropa comenzaban a apretarme en el abdomen y eran algo incómodas para estar sentada tomando el té, aunque algo inapropiadamente corto para ser una mujer embarazada. Borré de mi mente ese pensamiento que me decía que me cambiase de nuevo el conjunto y agarré un puñado de polvos flu. Entré en la chimenea con cuidado y aclaré mi garganta antes de abrir el puño y decir "La Madriguera".

Cuando las llamas verdes comenzaron a disiparse y puse el primer pie dentro de aquella casa al tiempo que me sacudía las cenizas, la Señora Weasley se abalanzó sobre mí en un abrazo. Olía a pan recién horneado y eso me encantaba, me hacía recordar buenos momentos de la infancia cuando Narcissa nos permitía a Draco y a mí jugar en la cocina con los elfos. Apreté el abrazo un segundo antes de soltarla.

-Oh, querida. ¡Qué alegría que ya hayas llegado! Vamos, pasa.

Atravesamos aquella estrecha sala de estar mientras que unas agujas de punto tejían solas en un sofá uniplaza junto a la chimenea creándome un fuerte sentimiento de melancolía. A pesar de no ser exactamente la misma casa que había visitado en alguna de mis misiones personales y suicidas de cuando aún mi padre vivía, habían conseguido recuperar la misma esencia, humilde y acogedora, que me envolvió como en un cálido abrazo que me hacía sentir como en casa.

-Ginny está preparando el té en la cocina-me indicó- ¿Y tu marido?

-Ruego disculpe su ausencia, Señora Weasley-inicié mi explicación

-Oh, llámame Molly, nos conocemos desde hace mucho-añadió palmeando suavemente mi mejilla para luego continuar andando hacia lo que supuse era la cocina

-Está bien, Molly-sonreí antes de proseguir mi explicación- Draco ha tenido que atender unos negocios fuera del país, pero le habría encantado venir a... Su casa-dije tras una pausa en la que dudé que mi marido hubiese querido volver a pisar La Madriguera de haber podido.

-¿Y te deja sola en esa gran Mansión en tu estado?-se alarmó

-Oh, no se preocupe. Aún es el primer trimestre. Hola, Ginny-saludé en cuanto pise la cocina

-Pero no está bien, podría pasarte cualquier cosa-seguía quejándose Molly mientras revisaba la tetera apartando a su hija de los fogones

-Hola T/n, gran fiesta de navidad y enhorabuena por el embarazo ¿El qué no está bien?-preguntó la pelirroja menor

-Tú madre cree que Draco ha actuado mal dejándome sola unos días en mi estado por un viaje de negocios-le expliqué

-¿Unos días? Creí que no sería más de uno, peor me lo pones. ¿Porqué no te quedas aquí? Hay sitio de sobra, Ginny te haría compañía y estarías vigilada de que no te pase nada-se ofreció mientras yo dirigía una mirada discreta a Ginny interrogatoria sobre porqué se estaba quedando en casa de su madre

-Oh, no Molly, no es necesario-añadí recuperando la fijación de mi mirada en ella de nuevo tras no recibir más respuesta de su hija que un "luego"- Estoy bien vigilada en la Mansión, tengo a mi elfina de confianza y...

Cuando George rompió mi corazón ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora