Epílogo

525 39 3
                                    

Dos años después


 

El sol relucía en todo lo alto de las afueras de Ottery St. Catchpole. Estaba siendo un final de verano de temperatura bastante agradable que permitía que algunas de las plantas que florecieron en primavera aún conservaran todo su esplendor.

Pero yo no podía verlo desde donde estaba. Desde mi ventana sólo alcanzaba a ver una gran carpa blanca que reflejaba los rayos del sol... Y eso sólo podía hacerme sentir más claustrofóbica.

Sentía el vestido demasiado pegado al cuerpo, asfixiándome, y el escaso tamaño de la habitación tampoco ayudaba pues, si bien me movía lo más mínimo, chocaba con algún mueble o la cama.

Apoyé mis manos contra un viejo escritorio que estaba apañando como tocador y me miré en el improvisado espejo para tratar de ayudarme a mi misma a calmar mi respiración.

Pero no funcionaba.

Tocaron la puerta con ímpetu a mi tercer intento de retocar el maquillaje que se había corrido por mis lágrimas y, a falta de una respuesta, entró a comprobar qué me pasaba.

--T/n, estás... hermosa --dijo muy convencido, pero aún sólo me había visto de espaldas. Me giré lentamente, acercando uno de los pañuelos embarrados de máscara de pestañas que tenía entre mis manos hacia mis ojos--. Pero, ¿qué? ¿Qué te ha pasado?

--No puedo hacer ésto.

--¡Claro que puedes!

--¿Y si vuelve a marcharse, Draco? ¿Y si vuelve a dejarme sola? No voy a poder superarlo otra vez.

--¿Eso es lo que te ocurre? ¡Por amor a Merlín, T/n! ¡Está esperándote abajo! ¡Está que no cabe en sí de felicidad! ¡No va a abandonarte!

--¿Cómo estás tan seguro?

--¡Amor, vamos! He sido cómplice de vuestra historia de amor toda la vida. Ya no es aquél chico desolado por las pérdidas de la guerra. Nosotros ya no somos aquéllos jóvenes demasiado orgullosos para luchar por lo que queríamos. Hemos cambiado. ¡Gracias a Merlín! --gritó para luego suspirar y terminar de acercarse a mí para secar mis lágrimas--. Te diré lo mismo que me dijiste el día que me pediste el divorcio. Si no funciona, me seguirás teniendo a mí pase lo que pase. Soy tu familia, ¿sí?

Asentí algo más convencida y esbocé la mejor sonrisa que pude articular, aunque tenía el rostro tan embarrado e hinchazo que seguramente sólo salió una mueca.

--Pero, créeme T/n. Ésta vez no va a marcharse. Si no quiere ser perseguido hasta los confines de la tierra dándome un motivo para entrar en Azkaban, se quedará a tu lado el resto de la vida.

Me reí. No pude evitarlo. Imaginarme a Draco en esa situación me hizo gracia, porque distaba mucho de cómo él era como persona.

--¿Qué tal si bajamos un segundo y me dejas mostrarte algo? ¿Sí?

Asentí convencida y tiró de mí en una aparición hasta la cocina.

Desde allí podíamos ver todo el jardín de la Madriguera y cómo lo habían adornado y preparado para la celebración.

Cerca del altar, George trataba de ocultar que estaba sudando de los nervios mientras palmeaba el hombro de uno de sus hermanos y su madre, resplandeciente con su sonrisa, recolocaba su corbata.

Estaba feliz, muy feliz. Aunque sin duda muy agobiado porque yo estaba tardando más de lo que se suponía.

A un lado de la carpa, Scorpius se divertía para matar el rato de espera junto con Fred, James y Albus pasándose una quaffle mientras Roxanne y Lily reían contándose algún secreto algo más apartadas.

Cuando George rompió mi corazón ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora