Capítulo 37 ~ Flechas de Cupido

339 28 3
                                    

Mansión Malfoy ~ presente

Calor, mi cuerpo era puro fuego. Ardiente.

Las yemas de sus dedos recorrían mi pierna izquierda. Suave, con delicadeza, en una caricia eterna que iba despertando cada célula de mi piel con la que entraba en contacto hasta llegar a la zona íntima.

"Mmh"

Sus besos eran apasionados. Provocaban una descarga eléctrica en mí que recorría mi espina dorsal. Su cálido aroma me embriagaba y me hacía desear tenerle más cerca, más pegado a mi cuerpo. Piel con piel no era suficiente.

Mis uñas paseaban por su espalda, haciendo leves surcos, marcándole como mío.

"Mío"

Acerqué mi cadera más a la suya y él dejó escapar un gemido de placer ante el roce mientras intentaba seguir besando ese hueco escondido en mi cuello que conseguía que me temblasen las piernas.

Cuando finalmente unió nuestros cuerpos en uno... "¿Me estás escuchando?"

-¿Eh?-pregunté intentando despejar mi mente.

Había acomodado el peso de mi cabeza sobre las manos en algún momento del desayuno y había perdido la mirada en las maravillosas vistas del jardín, o más bien en las maravillosas vistas que me proporcionaba mi imaginación.

"Te he preguntado que si me estabas escuchando" decía aquella voz tan familiar en mi mente.

-No, no, no. Me prometiste que nunca lo harías-le acusé

-Y no lo he hecho, sólo quería lograr tu atención-dijo levantando las manos de forma inocente- Aunque si te pones así quizás me merezca la pena echar una ojeada a tus pensamientos, querida-bromeó

Le tiré el panecillo más cercano a mi mano derecha, provocando que su risa aumentase por momentos.

-¿En qué pensabas? Vamos, dímelo-suplicó- O... en quién-añadió mientras me dedicaba una amplia sonrisa con bastante picardía

-No sé de qué me hablas.

-Vamos, querida-bufó- Estabas babeando.

-Eso no es cierto.

-Pero podría serlo si te hubiese dejado sólo unos segundos más.

Mientras hablaba, Draco se había acercado a mí, aunque no sin antes cerciorarse de que su integridad física no corría peligro. Me abrazó por detrás y besó mi sien antes de apoyar su frente contra la mía.

-¿Ya te vas?-le pregunté en un intento de puchero.

-Sí, pero...¿quieres...quieres que me quede?-quiso saber mientras tomaba mi mentón para sostener mi mirada

-No, tú aún tienes una oportunidad. Ve a por él-le animé

Su mirada se perdió en la mía y le dediqué una sincera sonrisa. Me alegraba por él, que por fin consiguiese ese leve atisbo de felicidad que estaba llamando a la puerta de su corazón con toda la delicadeza que puede tener el amor.

No podía evitar tener a mi yo interior dando saltitos de felicidad.

Harry le había escrito hace dos noches para invitarle a una serie de eventos que había organizado el ministerio mágico de España en un intento de reforzar la llama que había vuelto a nacer de las cenizas de su relación y, en cuanto localizó la pluma y tinta, contestó un sí rotundo.

-Bueno, tanto como oportunidad... Tú también podrías intentar...

Le interrumpí.

-No, nada de eso-dije al tiempo que me levantaba para acomodar su elegante corbata-Ahora ve, disfruta y sobretodo sé tú mismo-añadí mientras él hacía una mueca-Bueno, sé más amable que tú mismo.

Cuando George rompió mi corazón ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora