Capítulo 21 ~ Tradiciones Malfoy

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Mansión Malfoy ~ Presente

Draco le estaba poniendo empeño. ¡Por Merlín que sí! Se había tomado lo de buscar otro hijo al pie de la letra y como si de una ley se tratase, cada noche cumplía. Aún no podía creerme que de verdad le entusiasmara la idea, pero sabía que por Scorpius y por mí haría cualquier cosa. Ya llevábamos varias noches intentándolo, y alguna que otra tarde. Parecíamos dos jovenzuelos sin control, y todo había sido gracias a cómo me vió disfrutar de la compañía de la más pequeña de los Potter hace más de una semana. Si el empeño resultaba satisfactorio le debería un buen regalo a esa niña. ¿Qué podría regalarle? ¿Algún juego? ¿Su primera escoba? No, debía tener ya de eso siendo sus padres tan aficionados al quidditch. ¿Un libro? Sí, sin duda esa era una buena opción. Recordé que en la biblioteca Malfoy teníamos múltiples libros infantiles de Beedle el Bardo y podía jurar que alguno estaba repetido gracias a uno de esos arrebatos de Draco por comprar todo lo que Scorpius pidiese.

Cuando atravesé el umbral de la gran puerta de madera de la biblioteca, el lugar desprendía un fuerte olor a cerrado. Definitivamente debía amonestar a los elfos por eso. Estaba todo tan desordenado que encontrar el libro sería más complicado que buscar al sapo de Longbottom cuando lo perdía.

-A ver, elaboración de pociones avanzadas, no...Umh, hechizos para calmar a un dragón, ¿porqué tenemos ese libro? A ver, a ver. ¿Las tradiciones de la familia Malfoy? ¿Qué es esto?

Tardé menos de veinte minutos de lectura en comprender porqué ese gran tomo estaba olvidado en un polvoriento rincón. Estaba completamente anticuado, con normas absurdas destinado a aprender a ser una buena señora Malfoy. El antepasado de Draco que escribió esto era un retrógrada de cuidado. A más leía más me enfurecía cada anotación. Caminar detrás del marido, no dar muestras de afecto en público, estar siempre impecable para cuando el señor Malfoy llegue de atender los negocios familiares... ¡Ni que fuese un rey! Preservar el apellido Malfoy con un heredero... Al menos esa parte logramos cumplirla.

-Espera, ¿Qué es esto? ¿Fiestas de Navidad de los Malfoy? No recuerdo que Lucius y Narcissa diesen alguna...¡Kinddy!

-¿Qué desea ama?- preguntó apareciendo al momento de ser llamada

-¿Cuántos años llevas sirviendo a la familia Malfoy?-quise saber

-Prácticamente desde que nací ama, al igual que mi madre, y su madre y...

-¿Y recuerdas el año que naciste Kinddy?

-No señora, no lo recuerdo-admitió

-¿Serviste en algún momento al padre del amo Lucius?

-Sí, ama.

-¿Recuerdas si el amo Abraxas acostumbraba a dar fiestas de Navidad?

-Las fiestas de Navidad de los Malfoy se daban en la Mansión la víspera del veinticuatro de diciembre de cada año hasta... Hasta...

-¿Hasta? ¿Hasta cuando Kinddy? Habla-ordené

-Hasta que el padre de la ama hizo...hizo...

-¿Hasta la primera guerra mágica a causa de mi padre?-pregunté, por eso quizás no recordaba haber asistido a ninguna

La elfina asintió y le di permiso para marcharse. ¿Una fiesta de Navidad? No me parecía mala idea. Sería una buena forma de empezar a reincorporar el apellido Malfoy entre los más importantes del mundo mágico. Seguí leyendo al respecto y no me sorprendió en absoluto las normas a aplicar en pos de celebrar dicho festejo. Sólo podían ser invitados aquellos magos cuyo linaje era sangre pura o aquellas personas influyentes en el mundo mágico. ¡Por las barbas de Merlín! ¡Y un cuerno de unicornio! Ni hablar, no volvería a cometer uno de los fallos más grandes de esta familia; creerse superiores a nadie. Jamás enseñaría a mi hijo tal cosa.

"Quiero restaurar la tradición de la Fiesta de Navidad de los Malfoy", le dije a mi marido durante el almuerzo de ese día. Tal y como pensé, el jamás había oído hablar al respecto.

-Es una tradición anterior a la primera guerra mágica, por eso ni tú ni yo podemos recordarlas. ¡Jamás conocimos una!-le expliqué- Creo que es un acontecimiento que puede ayudarnos a acercar nuestra familia de nuevo al mundo mágico. ¡Sería ideal para Scorpius rodearse de gente nueva!

-Sí, sí, querida. Tienes razón, puede abrir a nuevos horizontes los negocios Malfoy y establecer lazos que puedan ayudarnos a tener contactos con buenas familias.

-Sé que aún queda bastante, pero no estaría de más comenzar a ser amable con algunas de esas familias-comenté dando un rodeo

-¿Qué familias?-preguntó

-Eh, ¿los Potter? No, no. ¡No te enfades! Son una familia influyente, es el maldito salvador del  mundo mágico-me adelanté antes de que desatara su furia

-No, ni hablar. ¡Salazar bendito! No pienso  volver a estar en la misma sala que esté él, respirando el mismo aire que ese cretino queriendo todo el tiempo...

-¿Besarle?

-¡Extrangularle!

-No seas exagerado amor, con tanto drama te saldrán arrugas-reí

-Cualquier familia, la que quieras, por favor querida, los Potter no-suplicó

-Tarde amor, ya les he invitado a cenar.

"No pienso sentarme en la misma mesa que él, ¡Mi mesa!" había gritado el rubio antes de lograr convencerle de que debíamos hacerlo por nuestro hijo. Ni yo misma me estaba creyendo lo bien que se me estaba dando unir las palabras que salían de mi boca sin pensarlas previamente. "Tú hijo es el mejor amigo del suyo, una gran familia, un buen apellido, es nuestro deber como Señores Malfoy hacer lo necesario para unir lazos". Pero por muy convincente que pudiese sonar, no quitaba el hecho de que el huroncito se había molestado por mi atrevimiento. ¡Invitar a Harry Potter a nuestra casa! "Tal y como tú hiciste con Weasley, querido" le ofrecí como respuesta. 

No se presentó a tomar el té conmigo. Estaba en pleno debate mental sobre si debía o no ser amable parado frente al armario para elegir la túnica adecuada para el encuentro. Fue una tarde de lo más divertida riendo de su actitud ante la situación, pero terminó huyendo de mí desapareciendo durante un buen rato. Llegué a pensar que me abandonaría durante la cena, pero como buen Malfoy esperó a mi lado junto a la chimenea a la hora acordada con los invitados. Las llamas verdes se encendieron al momento.

-He olvidado comentarte un pequeño detalle de última hora-dijo con una sonrisa en su rostro y me tomó por la cintura- He invitado a George Weasley.

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Cuando George rompió mi corazón ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora