Q U O D F A S C I N A T I O N I S

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❦ Quod Fascinationis = Fascinación❦

ADVERTENCIAS DE CAPÍTULO:

Violencia típica de la historia, descripciones explícitas de tortura y desmembramiento infantil, descripciones de sangre, descripciones explícitas de electrocución, ataques psicóticos y discordancias de realidad, un Steven triste, tensión y peleas de pareja, pérdida de un mismo y mala autopercepción y baja autoestima.

Sin más, ¡a leer!:

~*~

La cama, su corazón y el aire estaban fríos.

Su respiración seguía acelerada, cortada y su pecho subía y bajaba con una opresión particularmente dolorosa. La discordancia y las malas sensaciones llenaron de hiel su garganta y el ácido se manifestó en un fugaz reflujo atorado en su esófago. Sus labios temblaban y salían largos suspiros mientras seguía sintiendo la humedad debajo de sus ojos. Miró con algo de vergüenza su mano izquierda. Estaba brillando tenuemente. Los anillos de oro y plata refulgían con el dorado de la magia de Frigga y los destellos aguamarina de la obsidiana de la magia de Sigyn, en una combinación alentadora y reconfortante. Tenue y dulcemente. Brillaban en silencio, ajenos a los males que acongojaban la cabeza de su portador. Steven se sintió particularmente enfermo. La visión fue demasiado real, demasiado cruel, demasiado horrorosa. No podía creer cómo con simpleza su cabeza jugó en su contra. Aquellas imágenes, tan castas, tan visibles, tan palpables... Steven se sentía impotente y sucio.

No pudo ayudar a ninguno de los niños. Los niños nunca fueron Wanda y Pietro. Nunca estuvo realmente destinado a los mellizos en un inicio. Allá fuera seguían esas dos almas, buscando y pidiendo por él. Solos y con el universo en su contra hasta volverlos simples sombras indescifrables. El pecho le terminaba doliendo y sentía que respirar se volvía en el más grande de los suplicios. No pudo hacer nada. Sólo se quedó ahí, hincado, dejando que la voz de la niña resuene en medio de la letanía. Su dulce cacofonía ensordecía todos los sentidos del Capitán mientras la bilis y el dolor lo sucumbían hasta el más puro de los pecados. Simplemente como un espectador, viendo el show en misericordia y sufrimiento silencioso. Despidiéndose de una belleza de la cual desconoce y sabe que debe discutir cuanto antes con Thor. Ya no lo soportaba más.

Esos niños han estado en su cabeza por demasiado tiempo como para seguir ignorando ese hecho. Estaban atorados en su psique, resonando en carcajadas, gritos de piedad y sollozos silenciosos en medio de la penuria de la destrucción. Necesitaba alcanzarlos. Necesitaba sacarlos de sus pesadillas y comprender por qué siempre aparecen cuando es la bruja madre la que está por atacar Asgard. Todos los hilos se volvían difusos para el entendimiento de Steven. No tiene control de energías místicas, no sabe a lo que se enfrenta y eso lo ponía en una desventaja tan grande y maldita. Respiró hondo, como Thor le ha enseñado a través de este tiempo. Uno hacia adentro, dos lo contiene y tres lo expulsa. Lentamente. Siente un malestar dentro de sí. Era el agotamiento. Nada le dolía. Ni la cabeza, ni el cuerpo, ni nada físicamente.

Sin embargo, los mareos seguían presentes mientras trataba de recuperar la compostura. Su vista estaba perdida en una nebulosa llena de puntos negros que distraían al Capitán de su propósito. Sólo podía concentrarse en respirar y tratar de mantener la cabeza vacía. Pero el canto de la niña resuena en reverberaciones azules a través de sus paredes mentales. Corrompiendo su sanidad y su País de las Maravillas. Destruyendo y marchitando el poco color que le quedaba en medio de una sonata que adoraba tanto como la detestaba. Un verso menesteroso de sufrimiento, alimentándose de cada uno de sus sentidos exteriores e interiores. Cantando hasta el final, llevando a Steven al máximo límite de sus capacidades en medio de las malditas noches. La niña no deja de cantar dentro de su cabeza. Tenue y torpemente.

❦ Sand Dream ❦ THUNDERSHIELDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora