A M O R V I T A E M E A E I

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❦ Amor Vitae Meae I = Amor de mi vida I ❦

ADVERTENCIAS DE CAPÍTULO:

Alta carga de información. Pérdida de uno mismo, malos pensamientos, duelo mental de alto grado. Ataque psicótico inducido. Culpabilidad. Violencia y resentimiento en grados tóxicos. Pensamientos con tendencias suicidas. Violencia y sangre típica de la historia. Peleas, desinformación, maldición a terceros. Comparación con tendencias autodestructivas. El momento ha llegado.

Sin más, ¡a leer!:

~*~

Conocía aquella sensación.

Sentirse en el fondo del agua, profundo, muy profundo. Una sensación fuera de todo reconocimiento para aquel ignorante. Sin embargo, para él, era algo tan cercano como enfermizo. Ahora siempre la reconocería. El fondo de un agua oscura y pesada. Sus extremidades entumecidas e inservibles. La belleza recae en la incertidumbre mientras su mente y cuerpo intentan sincronizarse. Tratando de disipar todo malestar que viene de por medio. Como una lejanía ciertamente poco favorable en medio de un sueño que estaba destinado a la pesadilla.

Era la sensación que adquiría cada vez que entraba a una bruja. La crianza en su máximo fulgor que era la energía oscura surcando todos los hemisferios hasta corromper la sanidad de débiles almas que buscaban un consuelo. Los sonidos se amortiguan como un océano, su cuerpo flota pero, por ahora, no le hace falta el aire. No puede ver el inicio ni el final de su cuerpo. Sus dedos atraviesan la sensación líquida y pesada que confabula como aquel estado. Lejano y sombrío. Steven reconoce todos los malos sentimientos a través de ello. Eran los sentimientos que sucumben a las víctimas de aquellas armas. Lejanas, malditas y tan asfixiantes como sólo éstas pueden ser.

Steven se preguntaba si los enanos que forjaron las semillas de brujas alguna vez imaginaron el verdadero daño que provocan. No sólo como el arma masiva que eran, sino por las penurias a las que somete sus portadoras. Todo lo más horrendo se escondía en el negro infinito por el que el blondo comenzó a nadar. Movió sus pies y comenzó a patalear, tratando de imaginar por qué los enanos habían hecho tales crueldades. Comprendía que así inician las guerras, con un resentimiento y complejo de inferioridad. Steven fue testigo de uno de los ejemplos más crueles de todos durante la Segunda Guerra Mundial. Jamás olvidaría las palabras del doctor Erskine cuando le recordó que la primera invasión de los alemanes fue a ellos mismos.

Cuando las ideas y los sentidos de grandeza alimentan al orgullo roto por los altercados anteriores, no quedaba de otra que perseguir la grandeza. La grandeza que radica en la destrucción de fieles e inocentes almas. Apagar las velas y sucumbir a la violencia. Steven lo había visto de cerca. La guerra era cruel y ciertamente fuera de la imaginación débil. Vio más allá de sangre, vio consecuencias, vio deshumanización, vio poder. Su vida se redujo a servir a la nación y a seguir indicaciones hasta hundir el Valkyrie en el agua congelada y pensar que por fin todo terminó. Steven suponía que algo así fue lo que sucedió con los enanos durante las guerras del Yggdrasil.

Algo que había ocurrido hacía miles de años, mucho más de los que puede imaginar. Muchos más que los tres mil que ha vivido Thor. Mucho más longeva que Hela. Mucho más antigua que Odín. Ha sido una amenaza palpable y latente que se llevó de generación en generación sin saber verdaderamente los daños que todo aquello causaba. Una guerra que desató mucha más miseria y se resumía a las sensaciones que ahora recorrían su cuerpo. La pesadez del agua, la oscuridad infinita, la presión en su pecho. Todo el abandono que viene con un adviento de lamento hasta sucumbir a los más insaciables deseos. La libertad se recubre de oscuridad. La masa negra ahoga sus penas hasta que nada por lo más profundo. Steven siguió hacia adelante.

❦ Sand Dream ❦ THUNDERSHIELDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora