F O R M I D O

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❦ Formido = Terror ❦~*~ADVETERNCIAS DE CAPÍTULO:Malestar, alta carga de información, incertidumbre, pérdida y duda de uno mismo, violencia, lagunas mentales, ligeras tendencias suicidas, ataques psicóticos.~*~

El día siguiente llegó.

Asgard no dejó de ser tan hermoso como el día anterior. Ni se volvió más hermoso con el nuevo día. La noche fue igual para él como lo han sido durante ya dos semanas y tantito más. Pesadillas de medianoche, dolores intermitentes y miedo por volver a cerrar los ojos. Su pesadilla, sin embargo, había sido distinta en aquella ocasión. No fue el pasillo del jardín de rosas de Frigga. No fue la caja musical resonando en un temible eco. No fue la luna en llamas. No fueron los mellizos siendo tan misteriosos y anhelantes como suele ser para Steven. No. No fue nada de eso.

Su pesadilla fue ahora una imagen que momentáneamente ya había alucinado en los últimos días. Se trataba de ese viejo parque de diversiones con una temática oscura y lúgubre. Era gigantesco y frío. Sumamente desolado y abandonado. No parecía que nada funcionara; pero se equivocó cuando caminó por la grava y el pavimento. Paulatinamente las luces se fueron encendiendo con el correr del congelado viento y los pasos que daba. Por alguna razón, la tensión y la sensación de nebulosas en sus dedos le ayudaban a distraerse de su clara repulsión al hielo. Una por una, las luces se encendieron en colores cálidos y amarillos, y dieron algo de sombría vida al extraño parque. Parpadeaban intransigentemente. Lo que más le llamaba la atención era la sensación de estar dentro de un domo congelado y no tener los escalofríos del frío calando en lo más profundo de su cuerpo. Y una montaña rusa rodeaba todos los rincones. Sus rieles, en increíbles curvas y mortales vueltas, atravesaba de arriba hacia abajo, de un lado a otro aquel parque. Rodeándolo de una elegante y muy rebuscada forma.

Había unos zepelines flotando en el cielo estrellado de la noche. Las estrellas brillaban con suma fuerza y eran terriblemente blancas. Unas gigantescas anclas detenían a los zepelines y eran decoradas las gruesas y pesadas cadenas por banderines de colores azules y roídos por el tiempo. No vio a la luna por ningún lado. Los demás juegos mecánicos no llamaban tanto la atención como aquella montaña rusa. Había ruedas de la fortuna, juegos al azar, barcos piratas y carros mecánicos roídos por el abandono y pintados por ligeras capas de nieve. Entonces, al fondo, muy al fondo lejano, una luz se encendió. Y le enseñó lo que escondía aquella oscuridad: una enorme bola de cristal. Limpia, pura y brillante. Llena de una especie de masa roja que flotaba intermitentemente en el agua y brillantina que contenía. El sonido del fierro al ser manipulado rechinó en la cacofonía de su psique y cerró los ojos, completamente molesto por el agudo ruido. El óxido fue raspado y el extraño domo se comenzó a mover en un círculo perfecto.

Las luces parpadearon con mayor entusiasmo y el suelo tembló con fuerza. Grandes fisuras se fueron pintando a lo largo del plano y él salió corriendo de las aberturas de la tierra. Un sonido lejano llamó su atención. Era la caja musical, poco a poco, subiendo el volumen por su constante cercanía. La sonata fue trastornándose en ruidos codificados y robóticos que le consternaron. Entre ellos, pudo reconocer los llamados de unas voces. Agudizó su oído, intentando discernir qué era lo que le llamaba. Pero la respuesta que obtuvo fue mucho más aterradora. Un potente y poderoso grito de una mujer rompió sus tímpanos y concentración. El suelo volvió a temblar y los cables de electricidad explotaron simultáneamente. Las chispas y el correr eléctrico brillaba en destellos blancos, azules y dorados en rápidos flashes que no se detuvo a apreciar.

El domo congelado que encerraba el parque de diversiones fue derritiéndose con rapidez. El agua chorreaba y grandes pedazos de hielo fueron cayendo sobre la montaña rusa. Los rieles se rompieron y fueron saliendo de un lado a otro. Las estrellas también se fundieron como el domo. Una lluvia brillante blanca fue tornándose en aquella masa negra que ha llegado a atormentarlo. Caía a grandes cantidades y los charcos, humeantes y de aspecto penumbroso, mancharon el enorme parque temático. Primeramente consumiendo la bola de cristal. Y cuando la consumió, se prendió en fuego y el grito volvió a resonar. Steven no dudó e intentó salir del naciente incendio.

❦ Sand Dream ❦ THUNDERSHIELDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora