𝐑𝐄𝐌𝐄𝐌𝐁𝐄𝐑 |njh| ©

61. | Juzgame

Capítulo 61.

FASE UNO

Meredith

Un tragame tierra y escupeme en otra galaxia seria poco para lo que deseo realmente en este momento.

Ellos están ahí, mirándonos, mientras me bajo del regazo de mi terapeuta. El calor se me sube a las mejillas y consigo, la vergüenza y culpa me dominan.

—¿Interrumpo? —mi hermano luce cabreado, por alguna extraña razón.

Comparte un par de palabras con el irlandés y este abandona la sala de mala gana. Jack se apresura a hablar con Alec mientras yo me mantengo en mi puesto. Jack le pide una disculpa por la situación tan comprometedora en la que nos encontró... y yo sinceramente no entiendo, ¿Qué demonios hace Niall aquí?

Finalmente, Jack termina marchándose a petición de mi hermano. Me lanza una última mirada de disculpa y su rastro se desvanece al cruzar la puerta.

—¿Qué demonios te sucede? —lo encaro—, ¿Qué maneras son esas de entrar a mi habitación y tratar así a la gente?

—No me jodas, Meredith —frunzo el ceño—, y si no hubiera entrado, ¿Qué?
¿Te lo estarías tirando?

—No tienes ni idea de lo que estás hablando.

—Claro que si. Se supone que es tu psiquiatra, no me parece muy ético y profesional de su parte querer jugar a la mamá y al papá con su paciente.

—No entiendo porqué te molestas. ¿No eras tú el primero que quiso verme avanzando? Conociendo gente nueva y relacionandome con ellas.

—Si, pero no de esta forma.

—¿Qué te importa? Es mi vida Alec, puedo hacer con ella lo que me plazca.

—¿Qué no se supone que tenías una relación con Niall? —clava el primer puñal.

—No me digas que ahora son los mejores amigos y por eso te molestas. —no entiendo en realidad porque estoy tan molesta, Jack dijo que serían los efectos secundarios de mi tratamiento psiquiátrico. Los cambios de humor repentinos.

—No, solo estoy evitando que tu sola te propicies el daño. Metiendote con Jackson, lo único que estás logrando es que sea ese clavo que saca otro clavo... y las personas no pueden ser tratadas de esa forma. —me dice—. No puedes jugar con los dos, y lo digo porque te conozco. —asevera—. No has olvidado al hombre que está abajo y esperas remediarlo buscando otros brazos que te hagan sentir lo mismo que con él.
No me preocupo por ellos, me preocupas tú. Porque aquí, el sirve a dos corazones, termina mal parado con alguno de ellos y es quien presuntamente, reciente todo el daño que la misma persona está causando. —tengo la mirada puesta en el piso—. Regina y yo hemos pasado por esto, y sin embargo hacemos lo mejor que podemos. Estoy aquí porque eres mi hermana, mi familia, mi sangre Mer.
Yo también he sacrificado mucho.
He dejado a mi esposa, a mis hijos en casa. Hago que valga la pena, me esfuerzo, y es justo lo unico que te pido.
Se supone que velo por la seguridad de una mujer de veintiséis años y actúas como una preadolecente en busca de aventuras. Las cosas no son así, Meredith.

—¿Me lo estás reprochando? —me siento repentinamente herida por sus palabras. No importa en qué contexto lo haya dicho—, si es lo que realmente piensas, está bien. No te preocupes que puedes marcharte cuando quieras hermano y lamento que hayas sentido todo este tiempo que soy una responsabilidad más para ti.

—Mer, no fué lo que...

—No, está bien. —es duro reconocerlo, pero es cierto. Es así como lo ve, actúa más como mi padre que como mi hermano—. Está bien no reprimir lo que sentimos, creemos y pensamos. —intenta acercarse pero yo retrocedo—. Fué solo un arranque, lo de Jack.
Algo que no volverá a suceder. Un momento de vulnerabilidad si es lo que querías saber. —derramo un par de lágrimas sin querer pero las limpio rápidamente—. Espero tu apoyo durante el juicio, así como tu, solo quiero que esta mierda se termine. —me cruzo de brazos y lo miro—. Después de ello te liberas de mi, puedes irte, no quiero retenerte. Regina y los niños te necesitan más. —le sonrío como puedo y me acerco plantando un beso sobre su mejilla—. Gracias. —me alejo dirigiéndome al clóset donde decido terminar de arreglarme mientras lloro cual estupida sensible incapaz de reprimir sus emociones.