CAPITULO 14

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Se nos va el tiempo hablando de temas triviales, como gustos y preferencias y nuestro amor por The Neighbourhood.

Estaba muy ansiosa por entrar a la piscina, por lo cual me levanto sacudo mi traje, con delicadeza me quito la diadema de ángel, las alas y la peluca. Max me ve con las cejas fruncidas pero lo único que hago es guiñarle un ojo. Cuento hasta diez en mi mente y ¡splash! Me tiro a la piscina salpicando agua.

Nado hasta poder tocar el fondo de la piscina para luego salir a la superficie, cuando estoy en la superficie tomo profundas respiraciones intentando recuperar el aire. Volteo mi cabeza y veo a Max mirándome con las cejas enarcadas y una expresión con mezcla de sorpresa y diversión.

Nado hasta donde está el, ya que se encuentra en la misma posición desde el inicio, solo con los pies en la piscina.

—¿Quieres refrescarte?—pregunto mirando su prominente erección que todavía se notaba, aunque no se le remarcaba como antes. Ante el pensamiento me relamo los labios.

Max niega con la cabeza soltando una risa sexi al ver donde tenía mi mirada clavada.

—Si insistes—responde mientras se levanta y con delicadeza se quita la corona y las alas, para luego saltar a la piscina salpicando agua.

Agradezco mentalmente que mi maquillaje es resistente al agua.

Max sale a la superficie y nadando se acerca a donde estoy para luego encorralarme contra una esquina de la piscina.

—Si hubiera sabido que al fin y al cabo iba a terminar empapado, hubiera dejado que me hicieras correr y se hubiera podido disimular la mancha—dice con la voz ronca y sus labios a escasos centímetros de los míos—En fin, la vida es injusta—termina de decir para luego alejarse e ir a la otra esquina de la piscina de la cual hay personas jugando a la pelota.

Abro la boca indignada por que se alejó dejándome con las palabras en la boca y un poco excitada. Hago un mohín con los labios para luego ver a mis lados y efectivamente no hay nadie de este lado de la piscina, bufo y voy nadando hacia donde están todos.

****

Habíamos estado jugando a la pelota por un buen tiempo, y la otra mitad del tiempo tomando margaritas.

Ya eran alrededor de las 3:30 de la mañana, había personas que seguían tomando y hasta habían como 5 personas en la piscina pero ya la mayoría se habían ido.

En ese momento estaba en el sofá con Anna la cual tenía la cabeza apoyada en mi hombro ya estaba dormida y yo estaba cabeceando, tenia mis ojos a puntos de cerrarse; Max y John estaban hablando en el sofá del frente de algo de la universidad y su voz ronca me daba más sueño.

—Alessha—sentí que alguien susurraba mi nombre mientras me tocaba con delicadeza el hombro. Lentamente empecé a abrir los ojos, volteo la cabeza y me doy cuenta que Anna no estaba—Ella ya subió a su habitación dijo que te quedarás a dormir aquí.

Volteo la cabeza para ver de quien proviene la voz porque sinceramente estoy más dormida que despierta, volteo y miro que es Max que me ve con el ceño levemente fruncido.

—Ven, vamos para que te acuestes, parece que en cualquier momento te vas a desmayar—suelto una pequeña sonrisa para luego extender mis brazos hacia él—La princesa quiere que la lleven cargada—dice con sarcasmo y los único que hago es bostezar.

—Oh, vamos me estoy muriendo de sueño y no quiero caminar—hago un puchero intentando convencerlo, lo escucho bufar y luego siento sus brazos alrededor de mi cuerpo y sonrió con triunfo.

Acomodo mi cabeza en el hueco de su cuello, siento su mano acomodarme el cabello «la peluca quedo en la piscina o eso creo» y luego siento un beso húmedo en mi cuello que me hace estremecer y soltar un suspiro.

Empezaba a sentir como subíamos escaleras pero no estaba muy consiente, lo siguiente que siento es una suave cama tan suave como si fuera una nube de la cual nunca querría levantarme.

Siento que unas manos dejan suaves caricias en mi mejilla para luego dejar un beso en esta.

Alzo los brazos y los envuelvo en el cuello de Max atrayéndolo hacia la cama, no quería que se fuera.

—Quédate—digo en un murmuro mientras bostezo.

Max se queda un momento mirando mi rostro para después con delicadeza quitar mis brazos de su cuello para acomodarse en la cama. Sonrió con triunfo y lo último que siento son unos brazos rodeándome y luego quedo profundamente dormida.

****

Tengo calor, mucho calor. Me remuevo incomoda hasta que siento una suave respiración en mi cuello e inmediatamente me quedo pasmada.

Intento recordar lo que sucedido, lo último que recuerdo es estar en la fiesta, luego estar bailando sensualmente con Max luego hubo un beso y... Mierda siento el calor subir a mi rostro, todo los sucesos se reproducen en mi mente rápidamente.

Mi cabeza empieza a dar vueltas y me recuerdo no volver a beber tanto, todo se vuelve borroso, siento el bilis subir por mi garganta, rápidamente salgo de la cama enredándome con las sabanas provocando que estampe mi cara contra el suelo.

—Joder—maldigo mientras me sobo la nariz, solo espero no habérmela roto.

Vuelvo a sentir arcadas por lo cual voy como rápidamente hacia el baño.

Siento unas manos posarse en mi cabello apartándolo de mi cara, cuando termino de vomitar tiro de la cadena, me levanto y voy hacia el lavamanos, lavo mi rostro y luego limpio mi boca.

Volteo y veo a Max apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados haciendo resaltar sus músculos, bajo mi vista hacia su mano, su mano en la que resaltan las venas que lo hacen ver sumamente atractivo, los recuerdos de la noche anterior vienen a mi mente haciéndome apretar las piernas.

Alessha concéntrate me reprendo mentalmente, aprieto los ojos alejando todos esos pensamientos impuros, cuando abro los ojos Max me ve con una expresión rara, debe creer que estoy loca, aunque bueno tal vez un poco, suelto una carcajada ante mi pensamiento para luego salir del baño.

Me detengo al lado de el para luego ponerme en puntillas y darle un beso en la comisura de su boca.

—Buenos días–murmuro para luego morder su labio inferior, sintiendo su mandíbula contraerse.

Voy a la habitación y abro el closet y saco un suéter y una gabardina, me pongo el suéter que llega hasta mis muslos y la gabardina se la paso a Max para que se la ponga.

—Tengo hambre—digo acariciando mi tripa.

—Somos dos—responde mientras se pone la gabardina y luego justos salimos de la habitación.

Bajamos las escaleras para luego ir al salón, y cuando llegamos... OH MIERDA.


Gracias por leer.

El Arte Del Amor/ TERMINADA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora