CAPITULO 30

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—Es maravillo—dice Anna en un murmuro mientras ve mis dibujos en acuarela, me he inspirado y en toda la clase he estado, siendo mi propia musa, con colores piel y suaves he pintado mis ojos dándole el mayor realismo posible a la pupila, mis labios y también un gesto que suelo hacer cuando pinto que es tomar mi mandíbula, en un lienzo grande pintando primero con color piel el fondo para luego empezar a hacer pequeños bocetos y luego pintarlos.

Justo suena la campana, tomo mi lienzo con cuidado mientras guardo mis acuarelas en mi mochila.

—Qué piensas hacer hoy—pregunta Anna.

—Pensaba ir al Museo Fitzwilliam.

—Suena bien, yo voy a ir con John por unos bollos y luego ir a un café-bar un amigo suyo tocara esta noche.

—Cool.

Nos despedimos, voy a los lockers para poder dejar mi mochila y mi lienzo para poder ir al museo, desde que he llegado al museo he ido por lo menos 10 veces es uno de mis pasatiempos favoritos aparte de que es una de mis fuentes de inspiración.

Mientras voy en camino al museo de paso voy por unos de los famosísimos bollos de Chelsea de Fitzbillies que son extremadamente populares y deliciosos, cuando llego al museo agradezco que no esté tan lleno, ya que es uno de los sitios turísticos más visitados, entro y me pierdo un rato entre las esculturas de bronce de Miguel Ángel las pinturas de Da Vincci.

Paso horas recorriendo el museo y anotando cualquier cosa que se me viniera en la mente en mi pequeña agenda la cual siempre cargo conmigo.

Tiempo después llego a mi casa totalmente inspirada, tiro mi mochila al sofá y voy rápidamente a la cocina por agua y un paquete de frituras y voy a mi jardín secreto el cuarto de pintura me siento inspirada y mis manos pican por pintar algo pero no podría definir exactamente que deseo pintar es como si mi mente me bloqueara la imagen del cuadro hasta que este lo tenga hecho.

Tomo mis acuarelas, carboncillos y otros elementos que necesito para pintar.

Pongo un poco de música y luego voy al caballete y ubico un lienzo mediano, empiezo a mezclar las pinturas mientras me dejo llevar por el momento.

Empiezo a hacer trazos sin sentido no tenía claro que pintar pero me sentía muy inspirada, hago mis trazos con colores intensos mezclados con colores suaves, trazos que poco a poco empiezan a tomar sentido.

Mojo el pincel con agua para luego volver a tomar un poco más de pintura y hundir el pincel en el lienzo y continuar con mis trazos.

No podría describir el sentimiento de clama y amor que siento al pintar, siento que entro a otro mundo que solo es el pincel y yo. Amo ver el paso de un lienzo blanco y aburrido a una gran obra que me deja horas hipnotizada.

El pincel es mi confidente el cual le confieso mis sentimientos, desde tristeza, desamor a felicidad y pasión; es el confidente que me ayuda a plasmar mis emociones, vivirlas a flor de piel y luego poder liberarlas.

Sigo concentrada en mí obra de color claro como la miel.

Suspiro con alegría cuando le termino de dar el último toque, cuando me alejo para poder mirar la pintura completa, no es por presumir pero me quedo hermosa, unos hermosos ojos de color claro con algunos toques verdes, con tantos detalles que se hacía lo más real posible.

No sabía por qué pero esos ojos se me hacían conocidos, empiezo a divagar en mi mente a ver si podía recordar al dueño de tan hermosos ojos. Mi mente se ilumina y mi sonrisa poco a poco empieza a perder fuerza cuando recuerdo el dueño de los ojos que acabo de pintar, una persona que no ha podido salir de mi mente hasta el punto de pintar una parte tan distintiva de él.

El Arte Del Amor/ TERMINADA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora