—Max—digo en un susurro inaudible.
Es Max y acaba de comprar mi pintura en 5 mil dólares cinco mil malditos dólares, siento el rubor cubrir mis mejillas, ¿Cómo conoce este lugar? Preguntó internamente, Max es la última persona que pensaba que vería hoy.
Siento que me sacuden intentando que reaccione y lo único que captan mis ojos son a Max dirigiéndose hacia mí.
—Está demasiado bueno—murmura Aurora mientras intenta que el rubor y el brillo de sus ojos desaparezca
—Buenas tardes—nos saluda con su voz ronca mirando a ambas—Nunca dude de ti—dice mirándome—Eres una excelente artista.
—¿Se conocen?
—Si—respondo en voz baja sin poder procesar—De la universidad... nos conocemos de la universidad.
—Vaya, si que eres suertuda teniendo a tremendo bombón para alegrar tu vista todos los días—Max sonríe arrogantemente y me dan ganas de jalarlo y marcas territorio aunque no hay nada que marcar ya que no somos nada, suspiro.
—!¡Aurora!¡ —el señor de las subastas la llama.
—Bueno, me solicitan pero no dudes en llamarme guapo—le coquetea sin vergüenza, me cruzo de brazos mientras levanto una ceja en dirección de Max.
—Nos vemos—se despide Aurora de un beso en mi mejilla.
Cuando nos deja solos mantengo el contacto visual con él intentando no sentirme intimidada ante su presencia.
Luego de algunos minutos sin decir ni una sola palabra Max inclina su cabeza en señal de despedida da media vuelta y desaparece entre la multitud.
Hago un mohín con los labios decepcionada ya me estaba comenzando a excitar, voy hacia donde se encuentran todos los artistas los cuales están recibiendo los cheques de los presupuestos que fueron subastadas sus obras, todos me felicitan por mi venta y mi obra y me ofrecen quedarme invitándome a un bar cerca pero declino la información.
Mientras voy hacia mi auto viendo el cheque en mi mano siento unas manos envolverse en mi cintura estoy a punto de gritar cuando siento cálidos besos esparcirse por mi cuello y el característico perfume de Max volteo mi rostro y veo que ciertamente es el, el cual no pierde tiempo con tomar posesión de mi boca adueñándose de ella, siento mi espalda chocar contra un auto, sus manos viajan a mi trasero apretándolo con deseo su mano se desvía al sur hasta llegar a mis bragas y lo detengo.
—Max, nos pueden ver—El me quita del auto para abrirlo y logro distinguir que es su Range Rover.
Tira de mi cuando ya entro al auto obligándome a sentar en su regazo y agradezco que las ventanas sean polarizadas.
—Te deseo—es lo único que dice antes de bajarlos tirantes de mi vestido y la copa de mi sostén provocando que mi pechos se eleven, no pierde tiempo en empezar a succionarlos y mordisquearlos, estamos un tiempo así antes de que con mucho esfuerzo me pase al asiento del copiloto acomode mi vestido, ponga el cinturón de seguridad para luego encender el auto y dirigirnos a lo que imago es su edificio.
Estamos 40 minutos en carretera lo cual es toda una tortura aunque la excitación se ha bajado un poco la tensión no ha desaparecido.
—¿A dónde vamos? —vuelvo a preguntar por quinta vez.
—Ya lo sabrás—responde, no tengo ni idea para donde vamos pero lo único que se es que no es para su edificio.
Unos minutos más de trayecto cuando escucho las olas del mar romper contra la costa, miro a Max emocionada y veo como sonríe levemente, miro hacia el frente y distingo una pequeña casa que poco a poco se ve mejor, es pequeña pero hermosa con un porche y jardín lleno de flores y una fuente es lo poco que logro distinguir con la oscuridad de la noche.
Bajamos del auto y no espero por el si no que voy corriendo hacia la casa, Max llega tras mío y abre la puerta de la dicha casa, enciende las luces y lo primero que distingo es una sala de estar con muebles gris con rosa pisos de madera y una gran chimenea no sé qué más hay ya que cuando veo un gran balcón con vista al mar corro hacia allí.
—Es increíble—murmuro sin poder creer lo que veía, mi sueño siempre a sido vivir junto el mar.
Max saca mi vestido y me voltea para poder volver a besarme.
—¿Te gusta?
—Me encanta—quito su camisa botón por botón sin despegar nuestros labios mientras el saca sus zapatos y yo los míos nos tomamos de la mano antes de mirarnos e ir corriendo por las escaleras junto al balcón hacia el mar.
Corremos hasta llegar, Max me toma cargada en su hombro.
—¡Max! !¡bájame!¡ Espera no—las carcajadas que brotan de mi garganta no me dejan continuar protestando y suelto un profundo grito de lo profundo de mi garganta cuando nos lanza ambos al agua helada.
—!MALDICIÓN! te odio—digo aun sin poder contener las carcajadas he intentado quitar el cabello de mi rostro.
—Ambos sabemos que no—me toca en sus brazos y me carga, envuelvo mis piernas en sus caderas mientras me meso en ellas.
—Nos va a dar hipotermia—digo en medio de besos mientras salimos del agua helada.
—No creo—respondo antes de dejarme sobre una manta que había en la arena, empieza a desabrochar mi sostén.
—Nos van a ver—protesto.
—Es una propiedad privada, no hay nadie más aparte de nosotros.
Max empieza a desabrochar mi sostén dejando mis pechos al aire libre, tomo respiraciones profundas y pesadas intentando controlar los latidos alocados de mi corazón.
Max quita su jean quedando en bóxer blancos ajustados, seguimos comiéndonos a besos incrementando nuestro deseo, siento su mano fría pasearse por el contorno de mis pechos para luego bajar por mi abdomen delineando mi ombligo para llegar a su destino, pasea delicadamente sus dedos por mis labios mayores creando deliciosos escalofríos por todo mi cuerpo, muerdo mi antebrazo intentando callar mis estruendosos jadeos, siento su cálido aliento llegar allí para luego darle lugar a su lengua la cual lame mi coño por encima de las bragas para luego quitarlas y dejarme como vine a este mundo.
Sopla mi monte venus antes de poner su lengua su piercing en mi clítoris llevándome al cielo, no mueve su lengua solo la deja allí creando una presión exquisita.
—Max—digo lloriqueando, alivia mi tensión moviendo su lengua en círculos sobre mi clítoris antes de bajar por mi abertura dando lametazos llenos de deseo.
Con sus dedos extiendo mis labios y los besa delicadamente antes de adentrar su lengua moviéndola ágilmente, el frio de su piercing junto el cálido de su lengua y boca me hacen ver las estrellas, toco desesperadamente la arena intentando agarrar algo, termino tomando el cabello de Max jalándolo fuertemente mientras arqueo mi espalda y aprieto mis muslos, Max aprieta mis muslos instándome a separarlo para darle mejor aseso con su otra mano la sube por mi abdomen hasta llegar a mi cuello y apretarlo sin lastimarme, vuelve a bajar su mano para empezar a estimular mi clítoris y acompañar su lengua en esta espiral de placer.
Luego de algunos minutos más llego a mi ansiada liberación.
—Si, ahhhh—tomo a Max juntando nuestros rostros mientras nos vemos directo a los ojos todo esto cuando mi eyaculación cubre su mano.
Deja que pueda recuperarme antes de quitar su bóxer y dejarme ver su erecto pene, pero con algo nuevo, una argolla en su glande rosado y brillante.
—Max—murmuro volviendo a sentir como me vengo de nuevo.
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El Arte Del Amor/ TERMINADA [+21]
Teen FictionAlessha Prada, estudiante de pintura. Max Fox, estudiante de fotografía. Ambos estudian en la prestigiosa universidad Cambridge, pero sus vidas tomaran un rumbo inesperado cuando tienen que realizar un proyecto juntos que definirá sus futuros. Desde...