CAPITULO 29

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Luego de nuestras declaraciones amorosas decidimos dormir, a la mañana siguiente me despierto cerca de las 9 de la mañana sintiendo la respiración tranquila de Max en mi cuello y sus brazos acogiéndome por la cintura, con delicadeza salgo de la cama intentando no despertarlo, voy al baño y me aseo poniéndome la misma ropa del día anterior, cuando salgo del baño veo que Max sigue en la misma posición en la que lo deje, no se ha movido ni un centímetro, bajo a la cocina y busco en el refrigerador algo comestible y me llevo la sorpresa de que su refrigerador, alacena en general toda su cocina esta perfecta que dudo que todo sea gracias a él, todo tipo de granos se encuentran en envases de vidrio con sus respectivos nombres, parece casa de revista.

Salgo de mi ensoñamiento cuando escucho el típico sonido de levador junto a unas pisadas, indicando que alguien aparte de Max y yo está en el Penthouse, me quedo paralizada cuando escucho las pisadas dirigirse a la cocina, respiro y volteo viendo a una señora mayor cerca de los cincuenta años la cual por lo visto no se ha percatado de mi presencia al estar buscando algo en su bolso. Cuando levanta su vista salta atrás con sorpresa mientras suelta un grito ahogado y se lleva una mano al corazón.

—¿Se encuentra bien?—pregunto preocupada mientras me acerco pero ella lo único que hace es retroceder.

—¿Eres una ladrona?—pregunta en susurro como si lo que dice fuera un secreto.

—No no—negó con mis manos—Soy amiga de Max.

—¿Solo una amiga?—me quedo en blanco sin saber que responderle y ante mi silencio ella sonríe.

—Soy Maria—se presenta.

—Alessha.

—Es un hermoso nombre.

—Muchas gracias.

—¿El joven Max se encuentra aquí?

—Si está en su habitación—Maria asiente con su cabeza.

—¿Vas a ayudarme a preparar el desayuno?—pregunta mientras saca ingredientes de la nevera.

—Si—respondo con rapidez—le ayudo a preparar el desayuno que son unas tostadas francesas, ella pregunta sobre mi como; que carrera estudio, donde vivo etcétera.

Mientras servimos el desayuno en la mesa Maria me toma por sorpresa al decir.

—Andrea te amararia—intento preguntarle quien es Andrea pero ella me ignora diciendo que vaya a buscar a Max.

Subo a su habitación y veo que esta como una roca, no se ha movido ni un poco.

—Max—lo llamo mientras lo sacudo un poco, al ver que no tengo resultados quito inesperadamente el edredón es algo que odio que me hagan, tampoco obtengo resultados por lo cual opto por subirme a la cama sentarme sobre su abdomen y susurrar su nombre mientras paso mis uñas por su pecho; logro captar una pequeña sonrisa la cual intenta ocultar.

—Ya despierta perezoso—me intento levantar de su abdomen pero sus manos atrapan mi cintura obligándome a quedarme en el mismo lugar.


—Buenos días—dice con voz ronca.

—Vamos a desayunar—me levanto de la cama intentando arreglarla un poco mientras él se adentra al baño, salimos de la habitación tomados de la mano.

Bajamos hasta el comedor mientras le hablo sobre mi encuentro con Maria pero cuando entramos a la cocina vemos que la susodicha ya no se encuentra.

—Tal vez se fue para darnos privacidad.

—Tal vez.

Decidimos desayunar con un silencio cómodo de por medio.

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El Arte Del Amor/ TERMINADA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora