XXXVIII

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—¡Seungcheol!

Oyó una voz lejana.

—¡Seungcheol! ¡Vamos! ¡Reacciona!

Un fuerte dolor se extendió por su nuca, espalda y brazo izquierdo. Seungcheol abrió los ojos. Mingyu estaba arrollidado junto a él.

—¡Al fin despertaste! —exclamó  Mingyu —¿Estás bien?

—Creo que mi hombro se dislocó de nuevo —dijo Seungcheol, quejumbroso —¿Dónde estamos? —preguntó al descubrir que no reconocía el lugar —¿Qué rayos...?

Tras Mingyu había lo que parecía un enorme ejército de ángeles, preparándose para atacar. Mingyu observó tras su hombro. Su rostro se ensombreció.

—Es el Ejército de Gabriel —dijo —. Están preparando una ofensiva. Van a atacar la catedral.

—¡¿Qué?! ¡No! ¡No pueden.... Ah!

Seungcheol intentó incorporarse, más el dolor el hombro lo detuvo.

—¡Espera! —lo reprochó Mingyu —Primero deja que revise tu hombro —dijo —, luego puedes hacer lo que quieras.

—¡Pero...!

La mirada de médico con años de experiencia de Mingyu le indicó que, por su propio bien, era mejor obedecer. Mingyu se arrodilló junto a él y examinó cuidadosamente el hombro, brazo y mano de Seungcheol.

—Tienes suerte —dijo —. Fue un buen golpe, pero sigue en su lugar.

—Gracias —dijo Seungcheol —¿Tú estás bien? —preguntó —Desapareciste...

—Una cosa parecida a una enorme araña me secuestró —explicó Mingyu mientras ayudaba a Seungcheol a pararse —. Si no fuera por Wonwoo, habría sido su cena. Después de eso, regresamos por ti y te encontramos inconsciente ¿Qué sucedió?

Seungcheol frunció el ceño.

—Lo vi —dijo, mortalmente serio —. Vi a Jeonghan...

—¡¿Qué?! —exclamó Mingyu —¡¿Cuándo?!

Seungcheol relató la historia sobre su encuentro con el Ángel de la Muerte.

—¡¿Desapareció?!

—Sí —respondió Seungcheol —, como si fuera humo.

Su rostro adquirió una expresión aún más seria.

—Parecía una persona completamente diferente —dijo —. Creo que algo verdaderamente maligno se apoderó de su cuerpo —explicó, apesadumbrado.

Mingyu arrugó el ceño también. Las palabras del hombre que encontraron en la catedral resonaron en su cerebro.

Lilith ha recuperado a su vástago...

Por la expresión de desolación en el rostro de Seungcheol, Mingyu supo que pensaba lo mismo.

—Jeonghan no ha desaparecido —dijo Seungcheol, de pronto.

—¿A qué te refieres? —preguntó Mingyu.

—Cuando me atacó, pensé que iba a morir, pero luego se detuvo. Mingyu —dijo, cogiendo al chico por la ropa —, era él ¡Estoy completamente seguro de que era Jeonghan!

Mingyu frunció los labios.

—Wonwoo no huele su presencia desde que regresamos del Infierno —dijo —. Y eso significa que...

—¡Lo sé! —exclamó Seungcheol, enfadado —Lo sé... —agregó, bajando la voz —. Pero aún así... estoy seguro de que él sigue ahí, en alguna parte.  No ha desaparecido. De otra forma, habría acabado conmigo.

Mingyu lo observó un segundo.

—Te creo —dijo finalmente —¿Puedes caminar? —preguntó.

Seungcheol asintió.

—Bien, debemos informar a los demás —agregó —. Tal vez haya una forma de recuperarlo.

Mingyu guió a Seungcheol hasta una enorme casona en ruinas. Allí estaba el resto de los chicos. Todos tenían profundas heridas en sus cuerpos y parecían agotados. El chico tigre y el Kelpie se mantenían en sus formas demoníacas, pero ya no lucían majestuosos. Incluso Woozi parecía estar al límite. Tenía la piel de las manos chamuscada, y la sudadera empapada de la sangre proveniente de una herida en su espalda. Ni siquiera reaccionó al ver a Seungcheol.

—Wonwoo —dijo Mingyu, acercándose al gran lobo que descansaba en el asfalto destruido—, Seungcheol vio a Jeonghan...

Wonwoo se incorporó de inmediato. Seungcheol relató la historia de nuevo. Cuando finalizó, Wonwoo se sentó en sus patas traseras y recuperó su forma humana. Seungcheol pudo ver muchas heridas en su piel, y un gran corte que marcaba su rostro.  Mingyu se quitó la chaqueta y cubrió su cuerpo desnudo.

—¿Estás bien? —preguntó Wonwoo.

Seungcheol asintió.

—Me alegro.

De pronto, Wonwoo se balanceó hacia un costado, y hubiera caído al suelo de no ser porque Mingyu lo aferró por la cintura justo a tiempo. Su cuerpo humano era mucho más frágil que su forma demoniaca, por lo que el daño sufrido durante la batalla le afectaba mucho más. Sin embargo, era la única manera en la que podría comunicar su plan.

—Quizás aún hay esperanzas de recuperar a Hannie —dijo, con voz entrecortada.

Era evidente que estaba agotado. Tanto Minghao como Woozi comenzaron a hacer preguntas al oírlo, más Wonwoo los interrumpió.

—¡No hay tiempo para explicarlo! —exclamó —¡Debemos movernos de inmediato! Gabriel planea destruir la catedral y todo lo que hay en ella, incluyendo a Jeonghan ¡En especial a Jeonghan! —agregó, jadeando.

—¿Por qué Gabriel quiere matar a tu amigo? —interrumpió el Kelpie.

—Es el único que puede mantener abierto el portal que une el Infierno con el mundo humano —explicó Minghao —. Sin él, el portal se cerrará.

Tenía sentido. En ese momento, un pensamiento desagradable pasó por la cabeza de Seungcheol: mientras Jeonghan viviera, el portal se mantendría abierto, y los demonios seguirían invadiendo la Tierra Humana. Eso significaba que si querían salvar a los humanos...

—Ni siquiera lo pienses —murmuró Woozi, como si supiera lo que pasaba por la mente de Seungcheol —¿Qué haremos? —preguntó.

—Entrar en la catedral, y buscar a Jeonghan. Si lo que dijo Seungcheol es cierto, puede que logremos traerlo de regreso.

En ese instante un extraño sonido llenó el aire, el mismo sonido similar a una trompeta que oyeron la primera vez que apareció el Ángel Gabriel frente a ellos. Seungcheol se cubrió los oídos con las manos. El ejército de Ángeles se elevó por los aires, y la figura de Gabriel se materializó junto a ellos.

—¡Iniciarán el ataque! —exclamó Minghao.

—¡Retrasen la destrucción de la catedral todo lo que puedan! —dijo Wonwoo, quitándose la chaqueta que lo cubría y regresando a su forma original.

Mingyu montó en su lomo, y Seungcheol lo siguió. Wonwoo partió de inmediato, tan veloz que Seungcheol casi cae. Mientras avanzaban, Seungcheol notó lo alejados que estaban de la catedral. Por lo menos unos kilómetros lo separaban del último lugar en donde había visto a Jeonghan. Acorde al plan de Wonwoo, debían llegar hasta el edificio, sortear de alguna forma al enorme monstruo que lo custodiaba, entrar en él, y encontrar a Jeonghan. ¿Cómo lo harían? No estaba claro ¿Lo lograrían? Probablemente no ¿Morirían en el intento? Eso era seguro. Pero no importaba. Nada le importaba a Seungcheol en ese minuto más que rescatar al ser que tanto amaba.

Unos segundos después, los Ángeles iniciaron el vuelo, también en dirección a la catedral. Parecía y sonaba igual que un enorme enjambre de abejas saliendo del panal, con Gabriel encabezando el ataque. Woozi, Minghao y los demás les siguieron, dirigiéndose así hacia la última gran batalla entre los Ángeles del Cielo y los Demonios del Infierno.

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DEVIL SIDE [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora